Opinión: OPIN-06 Cartas a la dirección

Un minuto de silencio y también de reflexión

Señores directores: Frente a la desaparición física del padre Gasparotto, la sociedad santafesina pierde un referente importante y también un pastor, quien como muchos otros sacerdotes (por mencionar algunos como monseñor Rodríguez, en Yapeyú; el padre Catena, en Villa del Parque; el padre Lucho en Santa Rosa; Truco en Guadalupe; Dusso en Barranquitas; Günter, y seguramente me estoy olvidando de alguno), todos ellos han sabido dar respuesta a las necesidades básicas del rebaño encomendado, comenzando por la creación de comedores, vistiendo al desnudo, construyendo barrios desde la nada, escuelitas que hoy son verdaderos complejos educativos, que educan al soberano, viviendas, acercando servicios necesarios para su gente como transporte, y lo más importante para ellos, que Dios sea conocido y adorado por su feligreses.

Con esta reflexión, quiero despedir a quien personalmente me inspiró a trabajar por los demás, sin esperar nada a cambio, mostrándonos el camino a seguir. Su vida fue un mensaje claro de que es posible construir una patria sin rencores, siempre al servicio del que más necesita, sin descansos, sin intereses, con mucha fe, con mucha esperanza, con mucho amor.

Siempre se escucha el reclamo: ífaltan ejemplos!, sobre todo de nuestros dirigentes.

Es sin duda alguna la vida del padre Gasparotto un ejemplo a seguir, para los niños, los jóvenes y sobre todo para nosotros los adultos, que tenemos la responsabilidad de formar una sociedad más justa para las futuras generaciones.

Ruego a Dios que, en su infinita bondad, reciba a este siervo suyo para que goce de la plenitud de su presencia.

José Luis Giménez.

DNI: 18.094.686. Ciudad.

íRematador!

Señores directores: Atención, él pensaba, tres mujeres y un solo / hombre, qué poca gente en este remate / vamos, / a la una, remato, íun corazón dibujado en oro! / a las dos, y el hombre gritó a esa mujer del medio, / porque me miró y me hizo un guiño / y así / fue, se fueron los dos del brazo, los dos, / con dos corazones de ícarne y hueso!, / y se hicieron felices, hasta el final de sus vidas.

Publio Benuzzi.

Un pensador poético.