Por Fernando Pacini (*)
Cuando hablamos aquella vez respecto de la llegada de Mohamed a Colón, había tres o cuatro cosas que eran certezas: le iba a infundir un ánimo renovado al grupo, que le iba a dar un importante carácter táctico y personalidad, lo que no se sabía con exactitud era la rapidez con la que lo iba a conseguir. En buena medida hay más éxitos que fracasos, puesto que en lo inmediato, en el corto plazo, logró sacar a Colón de un estado de angustia en el que estaba. Su llegada ha sido positiva. El equipo tiene una identidad, más allá de los altibajos.
Colón tuvo varias lesiones que conspiraron para que el entrenador no pudiera armar el equipo que desea. Y no es un detalle menor que, en el final de una temporada, justo cuando se está jugando tanto, no pueda disponer de todos los futbolistas. De todos modos, el rendimiento se ha atenuado un poco. Igualmente, lo veo bien para estos partidos finales. Objetivamente, Colón tiene más que Racing. Acá hay más plantel y una mayor calidad técnica en sus jugadores. De los que están en la pelea, me parece que es el que está mejor perfilado. Igualmente, eso no es garantía de nada.
Con respecto a la tabla de arriba, me resulta mucho menos interesante la lucha por el campeonato que la situación de los promedios. No me parece que los equipos que están peleando el título vayan a quedar en la historia o cosas así. Estudiantes, si consigue el campeonato, quizás sea el mejor de todos, pero ni por asomo es el equipo que salió campeón con Simeone. Este River, de ganar el título, refutaría cualquier tipo de lógica, porque atraviesa una crisis institucional de la que no saldrá hasta el año que viene, con problemas internos, fuertes declaraciones, jugadores que se van pero que hoy están, otros que se cruzan con la hinchada, en fin... Sería un desafío a la lógica que River saliera campeón, pasa que también sería una manera de exponer cómo clubes que tienen tantos recursos económicos como River, a pesar de todos los problemas que tengan, pueden conseguir cosas importantes. Lo de San Lorenzo sería un caso muy parecido. Por eso, la pelea de abajo ha sido mucho más atrapante que la de arriba.
Y en otro orden, en una respuesta no entra todo lo que hay para decir sobre el tema de la violencia. Como alguna vez dijo Valdano, hay dos clases de partidos: el que se juega y dura 90 minutos; y el que lo precede y sucede durante toda la semana anterior y posterior. Ese es el menos importante de los cotejos y creo que prefiero el de los 90 minutos. Hay una histeria colectiva de la que hay muchos responsables, entre ellos, los que diagraman y también la prensa. Son los resabios de la posmodernidad de los "90, que también salpicaron al fútbol.
(*) Comentarista de TyC y co-conductor del programa Fútbol de Primera.