Nosotros: NOS-09
DE RAÍCES Y ABUELOS
Un legado de dedicación y amor a los nuestros
Familia Fink. En esta nota continuamos resumiendo la historia de la familia de Guido Marianoff (rama materna), un alumno de la Escuela Bialik de nuestra ciudad, cuya primera parte compartiéramos en una edición anterior. textos de Mariana Rivera

Guido Marianoff realizó un completo trabajo de investigación sobre los orígenes de su familia. En nuestra edición anterior publicamos la rama del árbol genealógico que refería a su padre, Adolfo, y ahora le toca el turno a su mamá, Sandra Fink.

En relación a su abuelo materno, Raúl Fink, explicó que "nació el 30 de junio de 1936, en Santa Fe, pero en su partida de nacimiento figura el 9 de julio (muy común en esa época). Su apellido es de origen polaco. En hebreo el nombre es Rajmiel. Sus padres se llamaban Selig Fink y Paulina Bier, y los hermanos Isaac y Gerardo (que falleció). A raíz de esta investigación mi abuelo se entera de que tenía otra hermana, pero no sabe ni el nombre".

Durante su infancia -continuó- vivió en una casa antigua muy grande que sus padres alquilaron y que a su vez subalquilaban (así que era compartida), porque económicamente no podían sostenerla. Tenía muchas habitaciones, los pisos eran de cemento, la cocina tenía chapas y listones de madera en el techo; era muy fría y en el fondo tenían el gallinero. Se acuerda que su mamá cocinaba con carbón y que las ensaladas las servían en las palanganas enlozadas, y que el té lo tomaba en vaso de vidrio.

También pudo investigar que "mi abuelo se acuerda como si fuera hoy del Bar Mitzva de su primo Lalo Bier, a quien siente como un hermano y con quien hasta hoy son muy unidos aunque esté viviendo en Israel. No pasaban por alto ninguna fiesta judía. Perteneció al grupo sionista Anoar Atzioni".

En relación a sus estudios, Guido aclaró que "mi abuelo tiene solamente estudios primarios ya que el secundario lo abandonó en 2´ año porque -en lugar de religión, que era lo que los demás alumnos tenían- a él le daban moral, y tuvo un inconveniente con el profesor y abandonó). Por la tarde estudiaba hebreo en el salón sionista que es donde funcionaba la Escuela J.N. Bialik".

Varios trabajos

Como su abuelo materno no iba al colegio -prosiguió relatando- empezó a ayudar a un vecino que tenía un taller mecánico. En el año 1956 entró al servicio militar y estando en el servicio conoció a mi abuela. Al tiempo se pusieron de novios. En 1958 terminó de hacer el servicio militar y como pensaban irse a vivir a Israel se fueron con mi abuela a Buenos Aires, a la Hajshara (preparación para la futura vida en kibuts).

Pero -advirtió- él se volvió antes porque no se hallaba. Se puso a trabajar con su papá en la fábrica de arañas, que son unas lámparas de techo con varios brazos. El 2 de abril de 1960 se casaron y se fueron a vivir con los padres de la abuela Zulma. Ella ya trabajaba en la papelería de su papá y después que se casaron, el abuelo empezó a trabajar también ahí.

Posteriormente, Guido contó que "en enero de 1961 nació la tía Moni (primera hija), y a fines de ese año, se mudaron a una casa modesta que alquilaron, adonde pusieron un kiosko (la abuela dejó de trabajar en la papelería), y seguían con la idea de hacer aliá. Es ahí cuando su suegro, León Scolnik, el papá de Zulma (quién tenía mucha visión con los negocios), los orientó para que emprendieran con un nuevo rubro, el del polietileno. Y en el año 1963, cuando ya habían nacido la tía Belkis (segunda hija) que mi bisabuelo y su hermana (Sara Scolnik) les prestaron la plata para este emprendimiento. Empezaron con la primera máquina manual y el abuelo Raúl seguía trabajando en la papelería. Al año siguiente se mudaron a la casa que mi bisabuelo les prestó, donde empezó a crecer la fábrica y la familia.

Dadivoso y honesto

Por otra parte, Guido explicó que "mi abuelo dejó de trabajar en la papelería y se fue a trabajar a un taller gráfico especializado, cuyo dueño era el hermano de León (Abraham Scolnik) a trabajar como impresor de sus propios trabajos y de los del taller. En 1967 nació mi mamá Sandra y por eso se mudaron a una casa un poco más grande y con mejor ubicación. En el año 1969 se volvieron a mudar a una casa antigua muy grande, que es donde empieza el crecimiento de esta empresa. En el año 1970 nació la tía Pato".

Estuvo en el taller 14 años -continuó.- hasta que en el año 1978 le compró la impresora y la llevó a su casa, donde funcionaba el negocio. Actualmente se nota todo el esfuerzo y sacrificio que han hecho para poder crecer económicamente, sin descuidar la familia.

"Mi abuelo es muy trabajador, aunque le cuesta disfrutar de otras cosas porque vive para el trabajo. Es sumamente honesto, sensible, le cuesta mucho desprenderse de algunas cosas materiales pero aún así es dadivoso. Yo me enojo con él porque tiene tanto miedo que nos pase algo que nos reta cuando jugamos a correr con mis primos. Es muy duro para demostrar lo que siente; cuando vamos a su casa rezonga por los líos que hacemos y cuando mi mamá va sola a visitarlos enseguida pregunta por nosotros. De a poco está cambiando y busca que hagamos más cosas juntos. Le encanta que me quede con él a ver fútbol y a mi me reinteresa charlar con él de su historia. A pesar de todo lo que le digo lo quiero un montón y mis padres constantemente me explican por qué es tan rezongón".

La abuela materna

Zulma L. Scolnik es la abuela materna de Guido Marianoff. Nació el 24 de mayo de 1940, en Santa Fe. Su apellido es de origen ruso y que significa escolar. Su nombre en hebreo es Shulamit. Su papá se llamaba León y su mamá se llamaba Clarita. Tiene dos hermanos, que son menores: Silvia y Daniel.

La casa de su infancia -relató Guido- fue la de sus abuelos maternos, ya que mi bisabuela quería vivir con sus padres. Era una casa antigua, con galerías y varias habitaciones, una a continuación de la otra. Cuando murió la abuela de Zulma, se mudaron a una casa donde había un salón y mi bisabuelo, puso una librería.

El jardín de infantes lo hizo en un jardín judío; en la primaria fue a tres colegios diferentes, parte de la secundaria la hizo en Buenos Aires porque se habían ido a vivir allí, pero la finalizó en Santa Fe.

Las festividades judías eran en lo de su abuelo Elías, y las recuerda con alegría, como también el festejo de sus 15 años. Se acuerda de que sus abuelos cantaban muchas canciones en idish.

De joven perteneció a un movimiento sionista llamado "Hanoar Hatzioni", qué todavía existe, adonde conoció a mi abuelo Raúl. Iban todos los fines de semana al ken. Ella no terminó sus estudios terciarios.

Se puso de novia -continuó- con mi abuelo y después de dos años y medio se casaron (hace 47 años), el 2 de abril de 1960 en el salón sionista. Tenían como proyecto irse enseguida a vivir a Israel, cosa que no se concretó porque mi abuelo no quiso dejar a sus padres.

De soltera trabajaba con su papá y lo siguió haciendo también de casada. Al año siguiente abandonó porque nació su primera hija, Mónica, y no tenía quién la cuidara. Pero siempre se acomodó a no dejar nada y seguir criando a sus hijas, que terminaron siendo cuatro (todas mujeres) y a crecer en lo laboral.

Trabajo y familia

Cuando todas eran muy chicas, mis abuelos con mucho sacrificio compraron la primera máquina para soldar bolsas, rubro en el que ya trabajaban. El negocio funcionaba en la casa donde vivían (una casa antigua con muchas habitaciones grandes y de techos altos, que es donde vive actualmente mi tía Moni y su familia). De a poco, fueron comprando máquinas más sofisticadas y -a su vez- como iba todo en ascenso, sumando más gente en la fábrica por la demanda que generaba, hicieron de este trabajo una empresa familiar, que hoy sigue funcionando a base de mucho esfuerzo y a su vez constancia.

Por último, Guido Marianoff aseguró que "mi abuela es una persona con mucha amplitud, muy inteligente y con muchas ganas de sumar respuestas a todas sus inquietudes. Hace cursos, le fascina leer; es muy culta y está apta para competir en cualquier concurso de preguntas y respuestas (la consideramos muy instruida). Me encanta ir a su casa, nos espera siempre con postres o helados. Es buena y alegre, nos tiene mucha paciencia y trata de complacernos constantemente. Me demuestra mucho su amor, me ayuda con las tareas y tanto a mí como a ella nos gusta ver películas por la tele así que es una actividad más que compartimos. La amo y estoy feliz de disfrutarla".

Historia del apellido

Pequeño y activo

Fink (en alemán Finch) significa pinzón y estos nombres de familias judías pueden haber sido adaptados de apodos para una persona que era pequeña y activa. El nombre ha sido también muy popular para las mujeres en Alemania desde la Edad Media y fue a menudo adoptado como un matronímico en honor de un familiar (generalmente, la madre o abuela) llamada Finkel.

Los distinguidos portadores de estos nombres incluyen al australiano magnate de la prensa, abogado y político Teodoro Fink (1855-1942) y la jurista canadiense del siglo XX y autoridad en relaciones laborales, Jacob Finkelman.

Los judíos usaban patrónimos como un medio de identificación personal mucho antes de su -comparativamente- reciente uso en la formación de apellidos hereditarios.

El talmud mismo es una rica fuente para patronímicos, ilustrando el hecho que éstos fueron tan comunes que era necesario distinguir los nombres de uno a otro usando los parentescos de otro que el sincero hijo de tal como, hijo en la ley o hijo político, hermano político, etc..

Muchos patronímicos judíos, los cuales han subsistido en los tiempos modernos, están basados sobre los nombres hebreos y bíblicos. Sin embargo, Sefardí y los judíos orientales tomaron prestado extensivamente de sus vecinos árabes, mientras Ashkenazi los judíos a menudo traducían los nombres hebreos al judeoalemán.

Una de las peculiaridades de la onomásticas europeas judías es la proporción extraordinariamente alta de apellidos maternos, los cuales puedan ser explicados por un importante lugar otorgado a la madre en la ley judía. La proporción más pequeña de apellidos basados o fundados sobre la esposa es también realmente único o extraño para la gente judía.