Región: REG-02
Editorial
Ahora, el turno del Congreso

Cien días después de iniciado el conflicto más extenso en la historia rural, la situación parece estar tomando un rumbo decisivo.

La decisión final ahora la tendrán los legisladores nacionales, quienes deberán avalar, rechazar o modificar de alguna manera la polémica Resolución 125 que implantó las retenciones móviles, verdadera mecha que encendió el escándalo.

Seguramente la historia se encargará de estudiar los hechos ocurridos en el país desde mediados de marzo a la fecha. Hoy, con la realidad vertiginosa cambiando minuto a minuto, no llegamos a percibir movimientos profundos que subyacen en la protesta agraria.

Sin embargo, es conveniente realizar un análisis de algunas cosas que el conflicto deja a primera vista. Si bien el gobierno no cedió ni retrocedió, quedó en evidencia ante la opinión pública en referencia a los defectos más objetables de su forma de ejercer y de entender el poder.

Se pueden criticar los errores de las entidades del campo y la metodología de los cortes, que pusieron al país al borde de la parálisis. Lo que no se puede dejar de advertir es que el matrimonio presidencial prefirió en todo momento hundirse con el país a cuestas antes que admitir lo grosero de su error. Es que el mismo fue otro paso más en un camino plagado de vicios que atentan contra las instituciones y la democracia, claro que éste fue la gota que colmó el vaso.

En todo momento los funcionarios oficiales evidenciaron un total desconocimiento de la problemática rural, demostrando el claro fin recaudatorio del incremento a las retenciones. Las entidades del campo presentaron propuestas alternativas hasta el hartazgo con proyectos a mediano plazo para la agricultura, la ganadería, la lechería y las producciones regionales.

Hoy, muchos productores santafesinos, quienes habían apostado a la soja para mantener algo de rentabilidad en tambos deficitarios, ven con impotencia que ya los números no les dan.

Otra de las lecciones que instala el conflicto es la necesidad de una sociedad más cívica, que como nunca equiparó el poder con el Estado nacional a través del control ciudadano de los actos de gobierno. Pocas veces en la historia reciente una colecta de firmas forzó a un jefe de estado a ajustarse a la Constitución y a mantenerse dentro de los parámetros que la Carta Magna indica.

Los Kirchner siguen más preocupados por revertir el efecto de la masiva convocatoria en Rosario en su contra, que por sentarse con quienes claman por una solución para ponerse a trabajar ya mismo. En medio de un contexto mundial más favorable que nunca, la tozudez, la política y la impericia reflejan a un país increíblemente estancado. A partir del lunes, será responsabilidad de los legisladores dar vuelta esta historia. Es de esperar que lo hagan con la responsabilidad del cargo con que fueron investidos por sus votantes, ya que, aunque ellos no lo perciban, nuevas formas de relación social están naciendo en la Argentina.