Región: REG-02
En el departamento 9 de julio
La sequía desnuda una realidad inquietante
La situación de la ganadería ya es desesperante. Una seca sin precedentes, la falta de estructura que haga llegar agua bebible en cantidad, la carencia de una política nacional para el sector y prácticas clandestinas enquistadas conspiran para una salida a la crisis.

Federico Aguer/Gastón Neffen (Enviados especiales a Tostado)

En Tostado, como en muchos otros lugares de la Argentina, conviven dos realidades contrapuestas. Por un lado va la legalidad; por el otro, una economía clandestina. En la primera se encuadran productores, empresarios, policías, periodistas y gente común. En la otra, también.

"Me siento culpable de haberle inculcado a mis hijos la pasión por el campo y el amor a la tierra", admite un conocido productor ganadero de la zona. "El mayor ya podría estar trabajando tranquilo de saco y corbata en Rafaela, pero prefiere estar cagándose de frío arriba del tractor, el loco", agrega con una mezcla de orgullo e indignación.

Campo adentro, allí donde el progreso no se conoce aún, donde no hay tendido de electricidad ni de teléfono y no existe la señal del celular, la sequía aprieta sin piedad.

La falta de estructura y de planificación para muchas zonas, fue llevando a pequeños puesteros y empleados rurales a mandar a vivir a sus familias al pueblo. Solos, ahora mastican impotentes una realidad que obliga a rendir examen moral a cada día. Mientras su vecino anda en camioneta nueva, el puestero no se resigna a la soledad y el abandono.

Una oportunidad

En una geografía única, enmarcada por infinitas extensiones de espartillos y montes, los Bajos Submeridionales ofrecen un espectáculo que asombra a cada paso. Esta zona que depende más que ninguna otra del agua, ha pasado de la inundación a la sequía de manera intermitente en los últimos años. Para controlar el vital recurso, los gobiernos de turno fueron aplicando planes centralizados en la construcción de canales para la evacuación del agua.

Ahora, luego de casi nueve meses sin presencia de lluvias, los campos se han convertido en grandes polvaredas, en donde la hacienda sobrevive como puede. "No somos productores de una zona marginal, sino distinta", le confiesa a Campolitoral Gustavo Giailevra, Presidente del Comité de Cuenca de Pozo Borrado. "Es que estos campos ofrecen una oportunidad productiva única para la ganadería, pero hasta tanto no se implementen políticas de apoyo a esta actividad, la misma corre serio riesgo de desaparecer en el departamento 9 de julio", agrega con preocupación.

El problema que tiene la región excede la jurisdicción provincial, debido a su cercanía con Santiago del Estero y con el Chaco, con quienes se debería implementar una política a nivel nacional para toda la cuenca.

Mientras tanto, otros se hacen el "caldo gordo" con aquellos campesinos que crían hacienda sin marca, lejos de todo registro oficial. Fuera de todo alcance sanitario, se cría, engorda (ahora no mucho) y comercializa hacienda orejana y robada, práctica muchas veces denunciada y tantas otras retomada. En Tostado, como en otros lugares, todos se conocen con todos y nadie se anima a decir en voz alta quién está del otro lado de la línea.

Sin embargo, la fiereza de un fenómeno natural que golpea como nunca en la historia, obliga tanto a unos como a otros a replantear la vigencia misma de ciertas costumbres. Se trata de prácticas que incluso están socialmente aceptadas, que conspiran contra la sustentabilidad de la actividad productiva de la región y de la provincia.

No hay organismo oficial que pueda estar presente en cada rincón de la producción. La iniciativa debe nacer desde el sector privado, porque si no se toma conciencia del cóctel explosivo que tenemos entre manos, en el mes de agosto Äcuando el invierno haya dejado su huellaÄ estaremos hablando de una catástrofe.

Sin dudas que hacen falta obras que faciliten la llegada del agua (para algunos desde el Paraná, para otros de donde sea).

Gestiones

Gracias a la gestión de la Sociedad Rural local, la Provincia hizo llegar una bomba que permite cargar agua del río Salado en camiones cisterna a los productores que así lo deseen. Estos, la mezclan con el agua salada de sus pozos y así intentan paliar la sed terminal de sus animales. "Es un granito de arena dentro de la gravedad del problema, pero pedimos a las autoridades que implementen una política activa para mantener viva la ganadería en el departamento", reclama Jerónimo Senn, miembro de la comisión directiva de la entidad.

Mientras el país debate cuestiones cruciales para su futuro productivo, en Tostado, como en otros lugares del país, hace falta correr para este lado de la línea a esa economía marginal que conspira contra el crecimiento genuino de la región. Porque si un productor de toda la vida se arrepiente de haberle legado a sus hijos el amor por el campo y el trabajo digno, no caben dudas que estamos haciendo algo Äo todoÄ mal.