Escenarios & Sociedad: SOCI-12
"WALL-E"
Una máquina capaz de darle sentido a la vida

María L. Lelli

Un cubo mágico, lucecitas de colores, un viejo casete que conserva imágenes del musical "Hello Dolly!" y la voz de Louis Armstrong en su interior. Elementos de un mundo personal, construido por un artefacto que no es otra cosa que el único habitante del planeta. Sucede que los seres humanos debieron abandonar la Tierra, y sólo ha quedado un pequeño robot, Wall-E, quien continúa con disciplinada responsabilidad su rutinaria tarea de compactar y apilar bloques de basura. Acompañado por una cucaracha, suerte de mascota y compañera, esta máquina circula por una inmensa y corroída metrópoli, poblada de suciedad y desperdicios. Entusiasta y curiosa, ha sido capaz de desarrollar una inteligencia emotiva y una serie de conductas que la dotan de una personalidad sensible.

Personaje encantador, potenciado con gestos de ternura y picardía, Wall-E tendrá a su cargo el rol de convertirse en un sacrificado héroe, que luchará por la vida en la Tierra tanto como por el objeto de su amor. El derrotero de esta fábula, con alusiones directas a la sociedad de consumo, las corporaciones y la contaminación ambiental, constituyen la nueva comedia animada por la factoría Pixar (los mismos creadores de "Los Increíbles", "Cars" y "Ratatouille") en sociedad con la Disney. "Wall-E" (ídem, Estados Unidos, 2008) resulta una ponderable realización en términos estéticos y argumentales.

SOBRE EL FUTURO

El guionista y director, Andrew Staton (autor de "Buscando a Nemo"), apuesta al futuro para hablar del presente. El consagrado humor del cine mudo (Charles Chaplin, por mencionar el paradigma del período) opera como punto de apoyo para narrar, con talento, la primera mitad del filme en la que se sientan las bases del entramado dramático.

Promedia el siglo XXVIII, y lo que ha quedado de la humanidad ha sido trasladado por patrocinio de una súper poderosa empresa a un crucero intergaláctico. Allí, los humanos no pueden caminar por su exceso de peso, se movilizan en unas sillas que flotan, son atendidos por un ejército de autómatas informatizados, y no hacen nada por sus propios medios. Alienados y sedentarios, se muestran como la imagen de un futuro que parece estar gestándose.

Pero el querido Wall-E desconoce toda esta realidad, y sólo se limita a cumplir su tarea de limpieza, acorde a su misión, y disfrutar de aquellas rarezas que colecciona en su hogar de chatarra. Hasta que cierto día, una sofisticada, elegante y veloz robot, Eva, arriba a la Tierra y deslumbra al protagonista. Ella ha sido enviada para hallar muestras de vida, en especial rastros de vegetación, que posibiliten el regreso de toda aquella población ociosa y obesa a estas tierras.

HACIA UN NUEVO MUNDO

Como en toda historia de amor que se precie de tal, la pareja deberá sortear no pocos ni menores obstáculos, y a la conquista de su amada, dando muestras de toda la valentía posible, este verdadero romántico, con su mirada de niño melancólico y audaz, se lanza a un universo desconocido. Cabe considerar, en ese aspecto, la escena en que Wall-E y Eva danzan en el espacio. Por su belleza y su plusvalía emotiva, pero sobre todo por la metáfora que entra a funcionar: un lúdico binomio robotizado que reconoce y admira el sentido de la vida.

A propósito, la estructura discursiva de esta obra, que sabe sostenerse en la relación dialéctica entre los sujetos de carne y hueso y la tecnología, concentra justamente su atención en la necesidad de edificar una nueva historia, de construir un nuevo mundo, de salvar la condición humana.

"Wall-E" Wall-E. Estados Unidos, 2008. Guión y dirección: Andrew Stanton. Música: Thomas Newman. Edición: Stephen Schaffer. Diseño de producción: Ralph Eggleston. Fotografía: Jeremy Lasky y Danielle Feinberg. Producción: Pixar Animation Studios, presentada por Walt Disney Company Argentina. Duración: 110 minutos. Apta para todo público. Se proyecta en Cinemark, solamente en versión en castellano.