Política: POLI-02
Entrevista a Hugo Ambrosi
"Las provincias están obligadas a producir sus propios índices"
 Para Hugo Ambrosi, cuando se pierde un indicador como el Indice de Precios al Consumidor, se pierde la brújula. Foto: Archivo El Litoral

El especialista recordó que todo lo que las provincias no ceden a la Nación en la Constitución, lo conservan para sí. Consideró que Santa Fe está en condiciones de elaborar sus indicadores, por ejemplo, para conocer la inflación. "Es una cuestión de voluntad", opinó.

Ivana Fux

El manoseo de las estadísticas a nivel nacional impactó como golpe fatal en la credibilidad de los indicadores oficiales. Los cambios en los procedimientos de cálculos sembraron indicios de arbitrariedad. La decisión del Indec de ya no publicar el Indice de Precios al Consumidor (IPC) para las provincias generó más sospechas.

Para Hugo Ambrosi, doctor en Estadísticas y ex director del IPEC, cuando un indicador no es creíble, ya no le sirve a nadie; se convierte en un "arma primitiva" que se blande con algún interés. A su criterio, el país olvidó que la estadística es una cuestión de Estado.

Sin embargo, en diálogo con El Litoral, consideró que quizá el caos sea una oportunidad para varios replanteos; para discutir los desfasajes de la actual legislación nacional y, esencialmente, para que las provincias recuperen sus autonomías en esta materia.

El especialista partió del análisis de la ley que hoy regula el campo estadístico para razonar cuál es el verdadero rol de las provincias. Tras recordar que es una norma de la dictadura (ver El dato), advirtió que no delega en el gobierno nacional más facultades de las que le confiere la Constitución.

"Nuestra organización nacional básica es federal, y todo lo que las provincias no cedan taxativamente en la Constitución, lo conservan para sí. Como prueba de eso, el censo de población ha sido encomendado a la Nación pero lo demás, no. Ésa es la única función estadística delegada; las demás, las reservan las provincias, por lo que ellas tienen no sólo el derecho, sino el deber de hacer las estadísticas que necesiten", enfatizó.

Sobre esta base, Ambrosi rechazó la idea de subordinación a la Nación. Actualmente en Santa Fe, por ejemplo, los datos para elaborar el IPC son recabados por el Ipec, pero sigue siendo el Indec quien los procesa y construye el índice. El especialista planteó el desafío de romper con ese esquema, e instó a que la provincia elabore sus indicadores.

"Tengo el convencimiento de que las provincias no sólo tienen la opción, sino la obligación de hacer sus índices. Si no hay un acuerdo nacional, cada provincia tiene que resolverlo", insistió.

Ä¿Santa Fe estaría en condiciones de producir su propio índice de precios, sin esperar que el Indec procese sus datos? ÄCuando decimos Santa Fe, decimos la provincia que ha cobijado la primera carrera de Estadística en idioma español en el mundo. En segundo lugar, es la única jurisdicción en el país que tiene regulada la práctica de la profesión estadística. Yo diría que sí, que absolutamente sí está en condiciones. Lo que hay que hacer es convocar a las fuerzas, al saber y a los expertos que la provincia tiene para que esto se haga. No veo que haya ningún obstáculo. Ä¿Es una cuestión de tecnología o de decisión política? ÄEs una cuestión de voluntad. Las razones políticas no pueden impedir la atención de necesidades que son básicas e impostergables. Uno puede buscar fórmulas para que esto se resuelva, pero lo que es imprescindible es que se resuelva. No nos podríamos quedar sin hospitales o sin seguridad por razones políticas. Tampoco nos podemos quedar sin estadísticas. Ä¿Es muy complejo diseñar un software para que esto se pueda hacer? ÄEs un trabajo técnico, pero los técnicos existen. Cuando yo dirigía el Ipec teníamos una excelente dotación de expertos en informática que nos permitió intercambiar experiencias con otros países. En ese campo, la Argentina se destaca particularmente. Por otra parte, hoy todo es más fácil y accesible que hace 40 años. Se necesitan recursos, plazos, objetivos claros y que las cosas se resuelvan. La posibilidad de hacerlo está a la mano. Creo que el tema aquí es la naturaleza conflictiva en la que se ha convertido la obtención de los datos, y evidentemente eso entra en un terreno de la política que hace que las cosas se detengan. Ä¿Cómo definiría la situación de una provincia que no tiene indicadores creíbles o los tiene de manera discontinúa, por ejemplo, para decidir una política salarial? ÄÉste es el gran detonante. No se puede perder un índice como el IPC porque si no, se pierde la brújula. Y al perderse la brújula se genera un estado de incertidumbre que es lo más intolerable que podemos tener en la vida. Entonces, cuando se produce una brecha de este tipo y crece la incertidumbre, aumentan espontáneamente las tensiones sociales y las dificultades para lograr un acuerdo. Por eso creo que muy rápidamente se debe tratar de resolver esto; si se puede a nivel local, convocando a universidades e instituciones que colaboren, y bregando porque se recupere un sistema confiable a nivel nacional. Santa Fe tendría una oportunidad de hacer avanzada en ese sentido a través de una posición ponderada, equilibrada, que permita sacar esta discusión de un lugar en el que nunca debería haber caído: un debate estéril donde se discuten cosas que ya están fuera de discusión en todo el mundo. Ä¿Las provincias deberían tratar de recuperar entonces sus autonomías en materia de trabajo estadístico?ÄExacto. Y marchar hacia algún encuentro federal, para que las provincias reúnan su información pero permitiendo que esos datos sean comparables. Por eso la presencia de un órgano federal al lado del nacional, para que lo que cada una de ellas recopile sea compatible y comparable. Hay que empezar con una mirada larga que implique pensar desde una provincia, pero teniendo en cuenta a todo país. Perfil Hugo Ambrosi es Dr. en Estadísticas, ex director del Instituto Provincial de Estadísticas y Censos, y docente universitario. Además, es miembro del Instituto Interamericano de Estadísticas, y autor del libro "La verdad de las Estadísticas. Aprender con los datos".

Garrotes y espadas.

Para el especialista no hay dudas: un indicador que no es creíble no sirve para nada, o mejor dicho, sirve a determinados intereses. "Sirve como servían las armas primitivas para arrojárselas por la cabeza unos y otros -ejemplificó-. Es una especie de construcción civilizada para volver a una forma primitiva. Ahora, por ejemplo, hay un resurgimiento del tema estadístico por el conflicto agropecuario. Entonces, los índices no se utilizan para clarificar o para ponerlos como una base común de conocimiento, sino que se blanden como se lo hace con un garrote o una espada".

Dictadura

La norma que regula el sistema estadístico nacional es la N´ 17.622 y fue dictada en 1968. "Es una ley de la dictadura, que no se cambió en 40 años", advirtió Ambrosi, quien rescató aspectos técnicos de la norma, pero cuestionó otros. "La ley no encomienda a nadie calificado como podría ser un Consejo Federal de Estadísticas, la elección de contenidos y prioridades. Además, por ser una ley del proceso, no le da intervención al Congreso. Entonces, deja al Indec con una suerte de omnipotencia, y carga sobre las espaldas de los técnicos una cosa tecnocrática excesiva, permitiendo que quien tiene el poder de decisión sobre el Indec sea arbitrario", opinó.

Vicios y viejas concepciones

Hugo Ambrosi criticó la nueva metodología del Indec para calcular el IPC. "Ahora se hace en forma abreviada; ha sido una suerte de reduccionismo porque disminuyó la cantidad de ítems (de 800 pasó a 400), alteró el sistema de medición de precios y redujo el alcance en cuanto al tipo de hogares a cubrir", expresó. Además, aclaró que se ignora el procedimiento que derivó en esta nueva composición de la canasta, y al margen de los ítems, sugirió incorporar al indicador el género de vida.

"A igualdad de ingresos, la gente gasta de distinta forma, y todo eso configura un perfil de consumo -explicó-. Cuando medimos el costo de vida, algo que automáticamente salta es la definición de umbral de pobreza. Y eso se define con el costeo de la canasta. Pero ése es un umbral de pobreza absoluta. Y en una sociedad, uno no se siente pobre sólo porque el indicador lo diga, sino por la insatisfacción entre la percepción y las expectativas. Ésa es la cuestión relativa para la que se necesita un espectro de consumo de toda la sociedad".

El especialista cuestionó la manera en la que se toman las decisiones en el campo estadístico. "No tenemos que caer en la tentación tecnocrática, según la cual existiría una especie de fórmula que los plebeyos tendríamos que aceptar ciegamente. La estadística es un campo en el que debe primar el consenso, única base para que exista credibilidad. El principal defecto del índice actual -advirtió- es que no se le cree".

Sobre esa base, invitó a dejar de ver a los indicadores como elementos "externos y ajenos", y puso como ejemplo países con sistemas estables, donde se manejan con Consejos Nacionales de Estadísticas en los que intervienen diferentes sectores de la sociedad. "Allí se acuerden los planes de acción. Después la cosa pasa a los técnicos. Es como la salud, la educación o la seguridad, donde todos quieren tener voz. Las estadísticas -sostuvo- no pueden ser ajenas a eso; si no, se convierten en una cosa esotérica, hermética, que en última instancia no le sirve a nadie".