Area Metropolitana: AREA-04
Los habitantes cambiaron sus conductas y están alertados
Vecinos de barrio Mariano Comas son víctimas frecuentes de asaltos
Están preocupados por los sucesivos robos que últimamente se produjeron en el lugar. Los vecinos señalan que a pesar de la presencia policial todavía desconfían de caminar tranquilos por las calles del barrio tal "como lo hacíamos antes".

El pasado jueves -por la mañana bien temprano- un joven interceptó a una mujer, armado con un cuchillo, que iba a trabajar por calle Francia al 3700 -barrio Mariano Comas- para robarle su cartera. Si bien el ladrón no logró su cometido, aunque lastimó a la señora con tres puntazos en el abdomen, el hecho despertó los comentarios de los vecinos que ven cómo su barrio dejó de ser sereno y modificaron sus hábitos cotidianos para cuidarse de posibles ataques.

En la misma esquina donde El Litoral habló con los habitantes de ese sector de la ciudad, está ubicada la despensa La Gallega, local en el que en febrero un delincuente asesinó de un cuchillazo para robarle a Sandra Vergara, quien en ese momento atendía el comercio.

Frente a la despensa hay un local de venta de electrodomésticos para comedores. La propietaria contó que también fue víctima de asaltos de "gente que entra como si fuera a comprar y cuando menos lo notas te roban".

En una verdulería lindera con La Gallega, el vendedor dijo que estaba enterado de lo que había pasado con la señora y aseguró que "la gente esta asustada de nuevo o como siempre".

Es frecuente que sus clientes entren y lo consulten sobre lo que pasa; "se van preocupados pero todos los barrios están peligrosos", aseguró el verdulero.

Como un intento de paliar la situación los vecinos pidieron mayor presencia policial y que se hagan rondas nocturnas, "pero parece que esa gente no tiene límites".

Más voces

Carmen vive en Mariano Comas hace 23 años y nota cómo ha cambiado el lugar que eligió para criar a sus tres hijos. "Si bien sigue siendo tranquilo hay cosas que ya no hacemos como, por ejemplo, sentarnos en las tardecitas de verano a tomar mate, ahora vivimos encerrados", dijo la vecina.

También hace todo lo posible por estar en su casa temprano, antes que oscurezca y sino, aunque tenga que recorrer unas pocas cuadras de noche lo hace en taxi. "Cuando llego a casa le pido al taxista que espere que yo entre para retirarse y si tengo que caminar voy mirando para todos lados, como nerviosa", comentó.

Con sus hijos suele hablar mucho de los cuidados que deben tener para andar no sólo por el barrio sino también por el resto de la ciudad. "Siempre trato que se queden en casa y si la novia de alguno se va de casa es norma que cuando llegan me llaman para avisarme", relató Carmen sobre las precauciones.

También contó que varias veces pasó que a los vecinos los asaltan cuando están por entrar a sus domicilios, "los ladrones esperan escondidos y en un descuido salen para robar". Por eso muchas veces espera a sus hijos adolescentes en la puerta de su casa, siente que de algún modo los protege. "Si salen a bailar los espero a que vuelvan, duermo con un solo ojo", explicó Carmen con una media sonrisa.

José Ramón vive en la zona desde hace 60 años donde además, tiene un taller mecánico; mientras lavaba un auto le contó a El Litoral que "con lo que le ocurrió a Sandra en la despensa quedamos bastante asustados, por suerte a la mujer que asaltaron el jueves no le pasó nada".

El vecino también considera que el barrio sigue siendo tranquilo porque "la gente que hace esas cosas no es de acá, están de paso y roban, pero pasa en todos lados".

Antes de irse a dormir, José Ramón suele pasar por la puerta del taller para ver si todo está bien "ya que muchos robos pasan de noche".

Por ese sector de del barrio, hay varios policías recorriendo las calles, con lo que los vecinos aseguran sentirse más cuidados. Pero, "a veces no tiene mucho sentido su presencia porque están parados en una esquina y roban en la otra y ellos ni se enteran".