Educación: EDUC-01
Una psicóloga costarricense habla del trastorno que preocupa a docentes
Déficit de atención: qué es y cómo reconocerlo
Marina Peña caracterizó los síntomas de este trastorno que se presenta con frecuencia en las aulas. Sostuvo que es asombroso el cambio que pueden tener los niños cuando se encuentran dentro de un ambiente de respeto y valoración.

Juan es un nene de 8 años repetidor. Desde que pasa la puerta de la escuela llama la atención porque empuja a los otros chicos y no se queda en silencio durante el izamiento a la bandera. Adentro del aula no respeta la exposición de la maestra, habla a los gritos, se levanta y cambia de lugar, habla con uno y con otro, y "se engancha" con sólo algunas actividades escolares propuestas por la docente.

La falta de atención y la inquietud constante son síntomas que pueden indicar que se está frente a un niño con Déficit de Atención, un problema que afecta a 1 de 14 chicos de la Ciudad de Buenos Aires, según las cifras disponibles.

Definido como "un trastorno conductual, de origen neurológico y con un fuerte componente genético", está caracterizado por "la falta de control de la impulsividad, atención y movimiento", explicó Marina Peña, psicóloga de Costa Rica que dictó en Santa Fe un seminario de capacitación sobre el tema.

La psicóloga diferenció el déficit de atención de los problemas de conducta o las dificultades de aprendizaje. Sin embargo, advirtió que "en un alto porcentaje son trastornos que están asociados entre sí".

Las dificultades de aprendizaje -explicó- particularmente se refieren a un grupo heterogéneo de trastornos, manifestados por dificultades significativas en la adquisición y uso de la capacidad para entender, hablar, leer, escribir, razonar o resolver las matemáticas. El trastorno oposicional desafiante (TOD) es un patrón recurrente de conducta negativista, desafiante, desobediente y hostil, dirigido a los padres y a las figuras de autoridad. Se estima que el 40% de los chicos con Déficit de Atención de predominio impulsivo lo presentan como un trastorno asociado.

Peña se ha distinguido por su trabajo en capacitación a docentes a nivel internacional, como psicóloga, máster en Educación, autora de varios libros y por ser una incansable promotora de la atención a la diversidad a nivel mundial. Estuvo en nuestra ciudad el 28 y 29 de julio invitada por la Universidad Católica de Santa Fe, junto con la Fundación Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.

- ¿Qué características presenta el chico que padece esta dificultad de poner atención en clases? - Existen tres clasificaciones del Trastorno de Déficit de Atención (TDA): el predominantemente inatento, donde suele verse como un chico muy pasivo, disperso. O predominantemente impulsivo, hiperactivo donde prevalece una conducta impulsiva y un chico muy inquieto. O el tipo mixto donde ambas conductas son manifiestas de manera fluctuante. El TDA es muy característico por la intensidad y la frecuencia de las conductas que interfieren en su comportamiento, y en las habilidades para el aprendizaje como la organización y la persistencia en el trabajo. - ¿Hay casos en que los chicos con Déficit de Atención son tratados con medicamentos?- El tratamiento del TDA particularmente incluye el uso de medicamentos, los cuales no son la única opción. La intervención en casa y en la escuela son sumamente valiosas para el control de su conducta y la preparación del chico para el manejo de esta diferencia. - ¿Puede el docente por sí solo identificar las dificultades de los estudiantes? - El educador no está capacitado para hacer diagnósticos clínicos, sin embargo, sí está formado para reconocer las dificultades conductuales y educativas de sus estudiantes. De hecho, el educador suele ser la primera persona que refiere al chico cuando existe una dificultad. Mientras más información y conocimiento obtenga el educador, mayor capacidad puede tener para sospechar la presencia de un trastorno a temprana edad. - Los docentes se quejan siempre de tener dos o tres alumnos inquietos que "desarman" la clase. ¿Qué hacer ante estos casos? ¿Es conveniente que esos chicos estén todos juntos en un mismo salón o, por el contrario, requieren ser incluidos en grupos que los incentiven al aprendizaje? - El alto porcentaje de prevalencia del TDA indica que puede haber por lo menos dos o tres de estos chicos en cada clase. Hay varios criterios que sugieren que estén integrados en grupos regulares dado que: a) la segregación ya dejó de ser una visión educativa en nuestro tiempo bajo el criterio de la necesidad de aprender a convivir con las diferencias; b) es muy difícil para el educador manejar una clase con 25 niños o más con estas características; c) las intervenciones educativas no necesariamente son específicas: ellos responden positivamente ante un ambiente de enseñanza motivador, un buen manejo de la autoridad y una forma de enseñanza para todos. - ¿Qué estrategias de intervención tiene a mano el docente para que el chico con dificultades de atención, conducta y aprendizaje pueda culminar con éxito el proceso escolar? - La actitud es la herramienta más fuerte del educador, quien debe tener el interés y la sensibilidad suficiente para aceptar las diferencias y hacer algo al respecto. Hay muchas estrategias de conducta, motivación y formas de enseñanza que favorecen a estos chicos pero sin actitud, todas ella carecen de valor. - ¿Se puede -y cómo- despertar el interés del chico por el conocimiento cuando éste trae una carga emotiva muy fuerte desde su hogar (violencia familiar, pobreza extrema)? - La pobreza y la violencia constituyen una realidad de nuestros tiempos, la escuela y en especial el aula pueden convertirse en el mundo ideal dentro del mundo real. Es asombroso el cambio que pueden tener los niños cuando se encuentran dentro de un ambiente de respeto y valoración.

En los adolescentes

- ¿Es más difícil contener a un adolescente que a un niño con dificultad de atención?

- La dificultad es la misma y se mantiene con el tiempo, la diferencia con el niño es que la demanda del ambiente y de estudio es mayor y sus dificultades son un obstáculo para lograrlo. Además muchos de ellos arrastran experiencias de fracaso, castigos, recriminaciones que han dañado su autoestima. Son jóvenes que no tienen hábitos, no saben cómo estudiar, están desmotivados y muchas veces tienen una actitud desafiante.

En el caso de los que presentan dificultades de aprendizaje, el mayor problema es que muchos quizás no han recibido ayuda y tienen un mal aprendizaje. Quizás la mayor barrera en el adolescente es la actitud de desmotivación y falta de confianza en sí mismo como consecuencia de sus previas experiencias. Los padres y educadores pueden enfrentar este reto con una actitud sensible a la necesidad y con el conocimiento de las estrategias para lograrlo; son ellos los que pueden hacen la diferencia en la vida de estos chicos.