Educación: EDUC-01
Produce un insumo que no se fabrica en el país
Celint, cada vez más cerca de vender celulosa microcristalina
El proyecto de la empresa se gestó y creció en el seno de la UNL, impulsada por un grupo de investigadores interesados en agregar valor a los desechos agroindustriales. La celulosa microcristalina es un insumo que utilizan los laboratorios para producir los comprimidos y evitar que éstos se rompan o desgranen antes de ser consumidos.

La Universidad Nacional del Litoral rubricó convenios de colaboración y vinculación con Celint S.A., una spin off que comenzó a gestarse a fines de 2001 en el Instituto de Tecnología Celulósica de la Facultad de Ingeniería Química por iniciativa de un grupo de docentes-investigadores interesados en producir en la Argentina celulosa microcristalina, un insumo utilizado por la industria farmacéutica para la fabricación de comprimidos

Los grandes laboratorios deben importar este componente ante la ausencia de una alternativa local y los más pequeños deciden reemplazarlo frente a los problemas logísticos que implica la compra en el exterior.

"La celulosa microcristalina es uno de los tres o cuatro excipientes que se usa en la industria farmacéutica para hacer pastillas. No es la materia activa. Su función más importante es dejar que se conforme una pastilla sólida, lisa, que no se rompa ni desgrane. Además es una de las que mejor admite la distribución de los compuestos activos dentro del mismo comprimido", explicó el Ing. Luis Mina, presidente del directorio de la firma, tras aclarar que son numerosas las propiedades que reúne.

En los inicios del proyecto, el grupo de investigadores producía 50 gramos de celulosa microcristalina y hoy ya tiene capacidad para generar 10 kilos por mes. "Cuando producís en pequeñas cantidades hay un muchas variables que no son fácilmente medibles. El cambio de escala implica tener datos bien concretos para diseñar la instalación industrial", sostuvo Mina.

El proyecto ya está en su fase piloto y necesita de un inversor para pasar a la etapa industrial. Un millón de dólares es la cifra que necesitará Celint para poder montar su planta de unos 400 metros cuadrados y comprar el equipamiento (reactores, secadores spray, entre otros) necesario para poder transformar el linter del algodón en celulosa microcristalina.

"Pensamos producir en principio alrededor de 300 toneladas/año, lo que significaría unos dos millones de dólares al año de facturación", anticipó Mina. Este volumen de celulosa microcristalina permitiría abastecer el 30 % de la demanda nacional, pero la aspiración de la empresa es diversificar sus ventas y colocar los productos no sólo en la Argentina sino también en los países vecinos y emergentes.

Con la comercialización del insumo a nivel local, Mina estima que se incrementarán los requerimientos por parte de la industria. "La Argentina consumió 900 toneladas en 2007 pero hay muchos pequeños laboratorios que no la usan, no porque no sepan de sus bondades, sino porque tiene un problemas logísticos", sostuvo luego de vaticinar que "en cinco años, dependiendo de los escenarios, podemos llegar casi a triplicar la producción".

Paso a paso

La celulosa microcristalina que produce Celint aún no se vende en el mercado. Pero el camino recorrido por el grupo de investigación desde fines 2001 hasta hoy permite avizorar que están cerca de cumplir con su plan de negocios. "Llegamos al hito donde el proyecto deja de ser muy académico y empieza a ser más implementación industrial. Este año, en menos de tres meses, se fundó la empresa y se llegó a un acuerdo de cooperación y vinculación con la UNL donde la empresa accede a tener los derechos de explotación, know how y patente, y por otro lado, la incorporación a corto plazo de inversores en la etapa piloto pre-industrial para aspirar a asociarnos a un privado para la instalación industrial", sostuvo Mina.

El presidente del directorio de Celint sostiene que aún falta encontrar el inversor más adecuado y definir el lugar de radicación, que "no debería ser lejos de la zona por las exigencias de calidad de algunos insumos de proceso como el agua y la disponibilidad y acceso a la interacción con la universidad y los centros de investigación", detalló.

"Estamos en un área bastante central. Si bien el consumo de celulosa microcristalina estaría en Buenos Aires, las otras ventajas comparativas que tendríamos radicándonos en esta zona harían tentable encontrar un lugar de radicación que, por ahora, está en tratativa", afirmó Mina.

El investigador cree que con viento a favor sobre el último trimestre del año próximo podrían comenzar la construcción de la planta, que llevaría entre seis y nueve meses. Mientras tanto el equipo de Celint ya comenzó a tejer los primeros contactos. Saben que el mercado no es fácil pero el desafío es ganarlo con un insumo de buena calidad.

La ventaja comparativa que tienen respecto a los proveedores extranjeros es que podrán comercializar la celulosa microcristalina "en las cantidades y tiempos que requiere" la industria local, con máxima calidad y a precios convenientes".

La empresa

Celint S.A. está conformada por el grupo de docentes investigadores que inició el proyecto. El ingeniero Luis Mina, la Dra. Mirtha Maximino, el Ing. Federico Yábale y la licenciada María Fernanda Pérez Brite son los socios fundadores de la empresa.

De la materia prima al producto

La celulosa microcristalina es un polvo blanco que se obtiene luego de someter el linter de algodón a distintos procesos químicos. La idea de producir ese insumo en Santa Fe surge de la necesidad del grupo de investigadores de buscarle valor agregado a los productos derivados de residuos agroindustriales.

"La desmotadora saca la mota de algodón y queda la semilla recubierta con unos pelitos adheridos a la cáscara. Para que la vaca lo pueda comer o lo puedan sembrar tienen que sacarle esa cáscara y esos pelitos. Lo que vimos es que no sabían bien que hacer con eso: le encuentran productos de bajo valor agregado que compiten incluso con el mismísimo flete", comentó Mina.

Para el grupo de investigación producir celulosa microcristalina fue todo un desafío. "El Instituto siempre se dedico a lo más conocido de la celulosa como es el papel o el cartón, a la celulosa como fibra, y no como un producto químico", explico Mina.

Varios años de estudios, pruebas y ensayos dieron sus frutos. Celint no sólo obtuvo celulosa microcristalina de calidad sino que inició los trámites para patentar el proceso.

En un reactor se coloca el linter de algodón purificado y se lo mezcla con soda cáustica para obtener un algodón más corto y blanco. En otro equipo con ácido muriático se destruye totalmente la fibra y se genera una sustancia parecida a un talco, al que debe extraérsele el ácido y las impurezas con agua de altísima calidad. Ese "barro blanco" ingresa finalmente en un secadero spray donde por calor y atomización se seca y se obtiene la celulosa microcristalina.

Además de emplearse en la industria farmacéutica, la celulosa microcristalina se utiliza en la industria cosmética y alimenticia. "En un yogur diet se usa para que quede firme y en la cosmética es lo que hace que el aceite de la crema no se separe de los otros componentes", ejemplificó Mina.