Deportes: DEPO-04
La actividad en Beijing cumplió una semana
Tiempo de evaluación
Se cumplieron los primeros siete días de acción y es tiempo para ensayar un análisis respecto de la actuación argentina. Más allá de la enorme expectativa que significó la medalla de la chica Pareto en la primera jornada, lo que nos hizo esperanzar con unos Juegos parecidos en cuanto a logros a los de Atenas 2004, el balance es negativo.

Debemos ser justos, de los 2 oros y 4 bronces que obtuvimos en la edición anterior Äsalvo el de la cordobesaÄ todos sin excepción fueron obtenidos en los últimos 3 días, gracias a los chicos de vela y los deportes de conjunto. Si nos dejamos llevar por este antecedente, el crédito aún está abierto.

El tema pasa por ser justos y comparar lo que obtuvimos con relación a la expectativa con la que fuimos, y en este caso está claro que el análisis no parte del número de medallas que se ganaron ni de los puestos que se obtuvieron Äque en definitiva es el crudo indicador de nuestra realidadÄ sino de los tiempos que se hicieron respecto de aquellos que les permitieron a nuestros deportistas llegar a Beijing, o bien de las rondas o series que alcanzaron cuando se mide en términos de clasificación.

Usted podrá observar en cada una de las comparaciones y sacar sus propias conclusiones, lo que uno sigue replanteándose es por qué se dan estos resultados.

Vamos a la natación por ejemplo, y en particular al caso del único representante que pudo mejorar su tiempo: Andrés González en los 200 metros mariposa, donde si bien se quedó en la serie eliminatoria, estableció récord argentino. Esto es lo que se espera de nuestros deportistas, aunque salgan en el puesto 45, pero que vayan a nadar en el "evento" de sus vidas y que hagan el "tiempo" de sus vidas. La gran mayoría de sus compañeros no sólo que estuvieron bastante encima de sus marcas sino que tuvieron la posibilidad de ganarle a sólo 1 ó 2 rivales en sus competencias.

En otro tipo de deportes, teníamos las mayores esperanzas en Miguel Albarracín en judo y Santiago Fernández en remo, por mencionar a los dos máximos referentes por los oros logrados en los Juegos Panamericanos del año pasado. Albarracín, 2 combates y afuera; Fernández, segunda serie y afuera. Y ésta es la realidad que nos duele, porque tal como lo escribí antes de comenzar estos Juegos, uno se da cuenta de que los títulos panamericanos no cuentan en absoluto cuando se considera las posibilidades a los olímpicos.

Tal vez el fin de semana próximo me encuentre escribiendo sobre el puñado de medallas ganado en los últimos días. Ojalá así sea. Pero que el árbol no nos tape el bosque. Lo que duele es que cada cuatro años se repita la historia: evaluación, crítica, barajar y dar de nuevo. íQué tema recurrente! ¿Hasta cuándo? Muchos temas para el debate.

Independientemente de los derechos de los deportistas a que se les respete la clasificación lograda, ya sea por una marca o una instancia preliminar a los Juegos, está claro que el debate pasa por decidir si es conveniente que un atleta, a expensas de saber que va a ir a competir por el puesto 40 en su prueba Äsiempre y cuando logre su marcaÄ, forme parte de la delegación. La verdad es que éste es un tema realmente delicado y que sería bueno que en algún momento se tomara la decisión de mandar una delegación que esté integrada por deportistas que vayan a competir por algo, y ojo que ese "algo" no significa una medalla, pero al menos saber que no saldrán últimos en sus series.

Tal vez la duda en ese sentido pasa por imaginarse, más allá del carácter inclusivo de los Juegos Olímpicos, qué peso tendrían si todos los países enviaran solamente a los atletas que compiten por algo; seguro que la mitad de los deportistas se queda en sus casas. La verdad es que la única defensa que sustenta esta decisión es a partir de la participación de atletas de menores jerarquías la promoción del deporte en los países afiliados al COI.

Como verán, mucha tela para cortar. Lo que sí tengo claro, en el análisis de nuestras propias fortalezas y debilidades, es que lo que nos pasa es responsabilidad de todos. Autoridades, dirigentes, técnicos, deportistas, y hasta periodistas, por qué no. Pero todo esto está claro que debe encolumnarse detrás de una política deportiva que defina el rol que debe tener el gobierno nacional, en este caso ocuparse a través de la Secretaría de Deportes en forma contundente y exclusiva del deporte de alto rendimiento, y no desviar la atención ni los recursos para otro tipo de programas que no sea el apoyo a las federaciones y deportistas. Más allá de que los números arrojen que el presupuesto asignado al deporte de alto rendimiento se ha incrementado en forma importante en el último período, sería atinado que quienes tengan el poder de decisión se den cuenta del cambio que debe haber en este sentido.