Política: POLI-06
En homenaje a la Reforma Universitaria
El aporte desde la universidad a la construcción del país
Carolina Scotto considera que las altas casas de estudios están progresivamente recuperando presupuesto y su participación en los temas desafiantes para el país. La Universidad de Córdoba contribuyó en el diseño de propuestas para la reforma del régimen político-electoral de esa provincia.

Teresa Pandolfo

"Debemos alimentar la expectativa, que ya tiene la sociedad, sobre las universidades como actor importante en la construcción de una ciudadanía más plena", dice la Lic. Carolina Scotto, rectora de la Universidad Nacional de Córdoba.

Scotto es la primera mujer que llega a ese cargo en la casa de estudios más antigua del país. Es licenciada en Filosofía, fue decana de dicha facultad y dedicó sus esfuerzos académicos a las cátedras de Filosofía del Lenguaje y Filosofía Contemporánea. También comenzó la carrera de Historia.

Joven, de ojos grisáceos y claros, madre de tres hijos -dos de ellos ya egresados de la UNC-, la rectora es cordobesa de nacimiento y se define a sí misma como un producto de la educación pública. Nieta de emigrantes, la suya es la primera generación de universitarios en la familia y durante el diálogo con El Litoral se referirá con palabras precisas a cómo las casas de estudio deben colaborar con aportes concretos en la resolución de los dilemas de nuestro tiempo.

Estuvo en Santa Fe con motivo de la jornada organizada por el Movimiento Nacional Reformista por los 90 años de la Reforma Universitaria. Al igual que Scotto, pensadores de todas las universidades nacionales del país se dieron cita en Ciencias Económicas para "reinventar la democracia", obviamente desde lo académico.

Pecados de omisión

La rectora de la UNC disertó sobre "La educación en el marco de la crisis del Estado-Nación" y en orden a ese tema reflexiona con El Litoral que "la década de los "90 contribuyó a resquebrajar o al menos mostrar las debilidades de nuestras estructuras estatales y de su papel para el fortalecimiento de la Nación, que es la comunidad, los lazos sociales de quienes vivimos en este país. Hablo de las instituciones del Estado en la década de los 90", advierte. Las universidades públicas somos parte del Estado y todas hemos vivido lo que denominamos un embate neoliberal, que fue la defensa de la necesidad de retirar al Estado de un papel protagónico y de considerar a la educación, entre otras actividades, como un bien transable. De no promover políticas que articularan los objetivos de las universidades con los mayores de un país.

- Cuando pensamos en el país, se habla del bien común. Unos piensan que se llega de una manera y otros de otra. Hoy tendríamos que interpelar a la universidad por esos años. ¿No? - Por esos años, que los describo como nuestros pecados de omisión y por una excesiva concentración en la autonomía como defensa frente al embate de políticas y visiones acerca del Estado y la universidad pública, que consideramos como amenazantes, egoístas y mercantislitas.Creo que no tuvimos la inteligencia o la fuerza para proponer un contramodelo y para salir a la sociedad para mostrar lo que éramos capaces de aportar; de hacer una contribución efectiva. No meramente defender nuestra autonomía frente a modelos que considerábamos contrarios a nuestros objetivos, y mostrando cuánto nos permite hacer esa autonomía - Aún con gobiernos de corte centralista, actualmente, ¿hay margen para otras conductas? - Sin dudas que lo hay. Las universidades vienen recuperándose lenta pero gradualmente. Hemos tenido un proceso de recuperación presupuestario importante. El resto lo están haciendo las universidades por haber tomado mayor conciencia de lo que deben aportar; de desarrollar una actitud más desprejuiciada de lo que puede ser una vinculación con la sociedad e, incluso, más generosa.En lo que se refiere a las políticas públicas estamos participando activamente, veremos después cuál será el fruto en el debate por la ley de Educación Superior. El temor aquí es que tengamos una ley levemente mejor, pero no tan buena como sería deseable. Hay bastante dificultad en el propio sistema universitario sobre cómo debería ser una ley mejor a la actual. Si laxa o tan general que nos deje a las universidades una mayor autonomía sobre los detalles internos o bien apostar a una ley que defina algunas políticas más fuertes para las universidades, pero allí los disensos y los temores nos permiten avizorar que no será fácil el debate.

Aportes a fenómenos de nuestro tiempo

- ¿Considera que la universidad debe tener un discurso como aporte para problemas de la Argentina de hoy, como la fragilidad democrática, la precariedad laboral, la nueva pobreza, la marginalidad? -Estos y otros son temas cruciales, desafiantes, estratégicos para nuestro país. Las universidades debiéramos encararlos para hacer nuestro aporte específico con mucha más decisión, velocidad y más sentido de la oportunidad. Creo que lo estamos haciendo.

Algunos hechos lo favorecen como la decisión del Estado nacional de considerar a las universidades públicas como consultoras de privilegio para ciertos temas que tienen que ver con las políticas públicas.

Pero tenemos un considerable retraso en saber generar los instrumentos más apropiados. No es cuestión de lanzarnos a opinar o a decidir, cuando no tenemos las herramientas o no somos responsables principales o no tenemos los recursos para resolver los problemas. Y tampoco es un asunto, como en algunos casos se ha tomado, para que las universidades consigan los presupuestos que el Estado no aporta. No tenemos que dejarnos tentar por la oportunidad que, por estas nuevas vías de comunicación de la universidad con la sociedad, se nos ofrece a través de dineros que nos van a permitir hacer las cosas que siempre queremos hacer y no podemos.

- Provincias como la suya o como la mía sufren la centralización del manejo de fondos que producen. Sin dejar de lado la necesaria solidaridad interna en el Argentina, ¿usted cree que la universidad puede hacer una contribución sobre el tema del federalismo fiscal? - Claramente. Es un tema que está en la superficie y en la profundidad de la estructura del Estado nacional y que hace a la viabilidad de nuestro proyecto de país. Las universidades pueden participar con opinión; sumarnos sin temor a los planteos que nuestras provincias y regiones hagan, pero ése es uno de los tantos temas en los que debemos hacer cosas por el estilo.Por ejemplo en Córdoba nos hemos comprometido en serio, en proponer un conjunto de reformas al sistema político-electoral para remediar los factores que estallaron en la crisis del pasado mes de setiembre. Hicimos un aporte que nos hizo ingresar en una zona de riesgo de ser criticados por todos los sectores políticos y sospechados de que teníamos determinados intereses partidarios que obviamente no teníamos. Pero hay que hacerlo así. Alimentar la expectativa social de que las universidades somos un actor importante en la construcción de una ciudadanía más plena.

La pobreza

- Si tuviera que definir, desde su especialidad, un tema grave para el país, que debe cambiarse, ¿cuál elegiría?

- La pobreza, y esto sin duda. En cualquier otra variable que usted analice, cultural, social, económica o política, el concepto de pobreza encierra el de la ruptura de los lazos sociales básicos que hacen de lo nuestro un proyecto social viable: un país.