Regionales: REGI-01
Por efecto del clima, se perderán más de $26.000.000
El fracaso de la zafra desnuda la fragilidad de la cuenca cañera
A los cultivos les faltó 600 milímetros de lluvia en la época crítica y apenas superaron el metro y medio de altura. Foto: Juan Manuel Fernández

Las heladas del año pasado y la sequía del actual hicieron retroceder el área sembrada y la producción en el campo. La provincia asistió a los productores para que puedan volver a sembrar, pero los ingenios tendrán serias dificultades para enfrentar el extenso período ocioso hasta que llegue la nueva campaña. La cadena pide por el Programa de Reconversión Productiva.

Juan Manuel Fernández

La producción de azúcar en el norte santafesino se reducirá drásticamente en la presente campaña, que se encuentra a punto de finalizar, producto del impacto que tuvo el clima en los cultivos y las dificultades que generó en el desempeño de los ingenios. Las primeras estimaciones dan cuenta de que este año las industrias procesadoras, Inaza y Las Toscas, elaborarían unas 9.000 toneladas de azúcar contra 20.000 de 2007, lo que representaría una pérdida para la región superior a $26.000.000. La provincia respondió con créditos para los productores, pero los industriales también piden asistencia para superar los meses de inactividad hasta la próxima campaña. En la región también demandan que se ponga en marcha el Programa de Reconversión Productiva, elaborado por la Mesa Azucarera, que daría mayor previsibilidad económica sobre la base de la incorporación del riego, la diversificación productiva y la elaboración de alcohol.

Actividad en riesgo

El primer golpe climático se produjo con las heladas del invierno pasado, que dejaron a los productores sin caña semilla para la siembra y ocasionaron un freno al crecimiento que venía experimentando la cuenca de 1.000 hectáreas al año desde 2003. Luego, la sequía privó a los cultivos de unos 600 milímetros en su período crítico y los rendimientos en el campo se precipitaron de 48 toneladas por hectárea promedio en 2007 a 20 en la actual. Se calcula que la producción mermó de 360.000 toneladas de caña a unas 140.000.

A tales pérdidas se sumaron, desde el inicio de la zafra en junio, lluvias recurrentes que frenaron en forma reiterada la industrialización, obligando a los ingenios a suspender la molienda prácticamente una vez por semana. Al menor volumen de trabajo se suman otras dificultades que complican el desempeño industrial, como el precio controlado para el azúcar y el abastecimiento energético. Inaza, por ejemplo, con los actuales $1.20 por kilo debería moler 220.000 toneladas de caña para "salir derechos", según explicó Hugo Colussi, miembro del consejo directivo. Sin embargo penas llegarían a procesar 60.000 toneladas. Por otra parte, el contrato energético con Cammesa (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico) venció con el último día de agosto. Las gestiones para obtener una prórroga todavía no tuvieron respuesta, pero desde la empresa decidieron igualmente seguir la molienda durante septiembre (a riesgo de ser penalizados) para evitar que queden unas 25.000 toneladas de caña en el campo. Si esto ocurriera, muchos productores "le pasarían el disco a la caña" y aprovecharían la humedad del suelo para volcarse al girasol, reduciendo aún más la superficie cañera y poniendo en riesgo el futuro del sistema.

"Tenemos un agujero"

El gobierno provincial hizo foco sobre el problema, pero sólo respondió a las necesidades de los productores con créditos blandos para la siembra. Desde la industria, reclaman a los funcionarios que comprendan la interdependencia de los eslabones y también piden asistencia. Colussi manifestó que deberán afrontar, hasta el año próximo, un costo de $100.000 mensuales en concepto de sueldos, más gastos de mantenimiento y reparaciones. "Hay que tener un colchón para llegar a la zafra que viene y lo que tenemos es un agujero. Le pedimos a la provincia que entienda al industrial como lo hizo con el productor. No necesitamos mucho, pedimos $4.000.000 para llegar hasta junio de 2009", demandó el directivo.

Al mismo tiempo, tanto industriales como productores piden que se ponga en marcha el Programa de Reconversión Productiva de la Cuenca Cañera Santafesina elaborado por la Meza Azucarera. Se busca superar la ineficiencia crónica de tener montada una industria para usarla solamente durante dos meses al año, aportando sustentabilidad al sistema y contribuyendo al desarrollo regional. La receta se basa en dos pilares: la incorporación del riego para generar previsibilidad y mayor producción y la inclusión del sorgo (granífero y azucarado) con destino a la producción del alcohol para garantizar el funcionamiento de la industria en forma permanente. Uno de los resultados previstos es el incremento anual de $70.000.000 en el valor económico generado por el sistema, que pasaría de los actuales $92.000.000 a $166.000.000, con un fuerte crecimiento de la mano de obra industrial.

El cambio sería trascendente para la cuenca cañera, que se extiende entre El Sombrerito y Florencia, en el departamento General Obligado, e involucra una población aproximada de 60.000 habitantes. Los dos ingenios ocupan en época de zafra, en forma directa, unos 700 operarios. Si se suma a productores, obreros del surco y proveedores de insumos y servicios la cifra se estira a 3.000 familias o más de 10.000 personas relacionadas directamente a la caña.

Riego, caña, sorgo y alcohol

En la cuenca cañera santafesina el 62 % de la superficie agrícola y el 65 % del valor generado lo aportan la soja y el girasol, mientras que sólo el 14 % de la superficie y el 35 % del valor total corresponden a la caña de azúcar. El Programa de Reconversión Productiva de la Cuenca Cañera Santafesina, elaborado por la Mesa Azucarera, implicaría elevar la superficie cañera hasta 11.000 hectáreas e incorporar sorgo granífero y azucarado. De esa manera, la canasta de productos que ofrecerá la zona estarán compuestos principalmente por alcohol y azúcar, que representarán un 44 y 28 % del valor económico generado anualmente en la región, manteniendo soja y girasol una incidencia de alrededor del 25 % en el valor generado.

Dependencia

Los actores de la cadena, productores, industriales y proveedores de insumos y servicios, resaltan que la producción azucarera es un sistema en el que todos los componentes interactúan para garantizar su funcionamiento, pero si uno falla todo se detiene.

La siembra de caña sólo es posible por la existencia de los ingenios. Esto se debe a que, como la caña apenas contiene 11 % de materia sólida, resulta inviable económicamente transportarla a más de 50 kilómetros de distancia, a diferencia de los granos que pueden hacer frente a altos costos de transporte.

En ese contexto, la eficiencia de la industria resulta trascendente para el productor y su toma de decisiones. Si los ingenios no brindan seguridad a futuro, difícilmente los cañeros se animen a invertir para crecer. Pero, a su vez, tampoco es previsible la industria si no hay caña suficiente para obtener un resultado económico que justifique poner en funcionamiento la capacidad instalada. Se trata de un círculo que, según como se lo administre, puede ser tanto virtuoso como vicioso.