Discípula del consagrado maestro chileno Claudio Arrau e hija de la pianista Elena Waiss, Fischer fue una "niña prodigio" que a los doce años tuvo su debut con el concierto KV453 de W. A. Mozart junto a la Orquesta Sinfónica de Chile. De allí a esta parte, en su vasta trayectoria internacional, recibió numerosos reconocimientos como el Premio Dinu Lipatti (Londres, Inglaterra) y el Primer Premio del Concurso Internacional de Munich (Alemania).

Sucede que en Japón, India, Israel y diversos países de Europa y América, como cada uno de los escenarios, Edith adhiere a la dedicación por la música como "la aceptación de actuar en lugares en los cuales hay verdadero interés por recibir el mensaje musical, independientemente de su importancia en el mercado mundial en cuanto a prestigio o capacidad de remuneración". Así expresó a este diario vía e-mail, en una breve entrevista que concedió a El Litoral días antes de llegar a nuestra ciudad.

En líneas escuetas pero contundentes, contó que su madre "me transmitió un gran respeto por nuestra profesión, un sentido de la honradez hacia el texto y una disciplina severa en el trabajo, nociones que han facilitado e influenciado mi vida profesional constantemente"; y que el Mtro. Claudio Arrau "fue un profesor que me inspiró profundamente con su ejemplo, y quien además me dio nociones claras y de primera importancia en aspectos interpretativos y técnicos. Espero honrar la memoria de ambos en mi constante búsqueda de la comprensión de las obras y su ejecución, camino en realidad infinito".