Escenarios & Sociedad: SOCI-03
Sade Santa Fe y UNL
Realizaron I Encuentro de Escritores
El objetivo fue generar un ámbito para el conocimiento, la difusión y el intercambio de obras de autores santafesinos.

Días pasados se llevó a cabo, en el Foro Cultural de la Universidad Nacional del Litoral, el Encuentro de Escritores "Espacios abiertos: lecturas, escrituras, diálogos", organizado por la Sociedad Argentina de Escritores (Sade) Santa Fe y la Secretaría de Cultura de la Universidad del Litoral.

El objetivo fundamental del encuentro fue generar un ámbito Ädel que carecen nuestra ciudad y nuestra zonaÄ para el conocimiento, la difusión y el intercambio de las obras de los autores santafesinos. El primer momento de la jornada estuvo destinado al funcionamiento de Mesas de Lectura, de las que participaron más de cuarenta escritores procedentes de las siguientes localidades de la provincia: Reconquista, Rafaela, San Cristóbal, San Genaro, Santo Tomé, Esperanza, Llambí Campbell, Coronda, Rosario, Santa Fe y Paraná. Ante el numeroso público asistente, los autores leyeron e intercambiaron sus trabajos (poesía y narrativa), explicaron sus experiencias de escritura y comentaron sus proyectos literarios.

A continuación, comenzó el panel "La creación literaria desde diferentes perspectivas", con la participación de dos reconocidos escritores de vasta trayectoria: Fernando Sorrentino, de Buenos Aires, y Concepción Bertone, de Rosario. Actuó como coordinadora la Prof. María Beatriz Bolsi, presidenta de Sade Santa Fe, quien, al dar la bienvenida a todos los presentes, manifestó que, "si la expresión de la más honda espiritualidad del hombre es una celebración, ésta lo es, sin duda. Celebración de la lectura. Celebración de la escritura.

"El creer que la palabra tiene valor es constituyente y memoria de la cultura, testimonio de los avatares y procesos históricos,comunicación intergeneracional, expresión estética, signo de la espiritualidad, referente de la realidad, proveedora de una mirada insospechada, develadoramente original sobre el mundo y sus criaturas.

"En suma, nada de lo que atañe a la palabra es indiferente, ingenuo o intrascendente. Es la conmoción que nos produce, leyéndola o escribiéndola, lo que nos convoca, esta "fiebre que crece y produce un goce absolutamente pagano y maravilloso', como ha dicho Mempo Giardinelli".

Creación literaria

Luego, expuso su postura sobre el proceso de creación literaria Concepción Bertone: "Cuando me siento a escribir un poema es porque algo que ya se ha materializado dentro de mí, va soltando su cuerpo, su forma. No puedo inventar nada, pero la realidad y la imaginación siempre amasan la idea. Cuando esa idea y mi postura ética y estética confluyen, cuando logran confluir hacia lo que intento decir, el poema me sorprende. Y las lecturas son la levadura de este pan. Sin los hongos que crecen en los sedimentos de la lectura no hay posibilidad de escritura, al menos para mí. Siempre dejo descansar los textos, siempre hay algo que el descanso del texto dice que no va, que sobra, o que falta.

"Cuando uno ve una película extraordinaria, lo que está viendo es un trabajo extraordinario de montaje. La naturaleza es un trabajo extraordinario de montaje. Un paisaje no lo muestra todo, pero todo se intuye, se huele, se oye... Nada está allí por casualidad o estático, ni siquiera en una pintura de ese paisaje. El poema es un tejido vivo, que respira y muta su sentido, naturalmente. Un atajo, un haya en un calvero, un río subterráneo que va hacia el río que no sabemos hacia dónde va... Al retomar el texto, puede ser al día siguiente, al mes siguiente o al año, el texto dice cuán infiel has sido o cuán fiel al poema y a vos misma, y muchas cosas más que hacen que sigas trabajando en él, o lo tires al cesto de papeles. La corrección, para mí, es ajustar algo que quedó suelto y baila, pulir una rebaba que lastima".

Como cierre del panel, el escritor Fernando Sorrentino, en un estilo ameno, recordó cómo, apenas aprendió a leer, se sintió irresistiblemente atraído por las páginas literarias que se intercalaban en los libros de lectura de su escuela primaria, incluyendo las fábulas de Iriarte o Samaniego que solían reproducirse en las "láminas" de los cuadernos de entonces.

También se refirió al sacudimiento estético que le produjo, cuando tenía doce años, la casual lectura de David Copperfield: "Ese libro me enseñó a empezar a tener discernimiento para distinguir los valores literarios de unos u otros libros".

Expresó su preferencia por la literatura fantástica o, al menos, insólita, y de ahí su amor por la obra de Borges, Cortázar y Denevi, entre los argentinos, y de Kafka, entre los extranjeros.

"En mi propia obra siempre escribí relatos donde ocurren "cosas extrañas'. Pueden comenzar con un hecho nimio, cotidiano, y paulatinamente los sucesos salen de cauce, se desmesuran".

Por último, manifestó que él, en sus cuentos, no quería metaforizar absolutamente nada: "Mis cuentos no tienen un fin didáctico ni moralizante ni alegórico. Cuando escribo un cuento, sólo quiero escribir un cuento. Las interpretaciones corren por cuenta de los diversos lectores. En realidad, el narrador escribe un cuento; el lector suele leer otro".

Para mayores detalles, el público puede consultar la lectura en Internet de esta página: http://www.letralia.com/140/articulo03.htm.

De la redacción de El Litoral