Medio Ambiente: MED-01
Están en peligro de extinción
Intentan salvar lagartijas para conservar las dunas de la costa bonaerense
Hay vida en la arena, que se pierde debido a la invasión y destrucción de su hábitat natural. Foto: Archivo El Litoral

La lagartija de los médanos (Liolaemus multimaculatus ) tiene un solo lugar en el mundo: la costa atlántica de la provincia de Buenos Aires. Pero el avance de los proyectos inmobiliarios, la extracción de arena y la proliferación de las camionetas 4x4 que invaden su hábitat natural, la pusieron entre la espada y la pared. Un equipo de científicos de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata (FCN/Unlp) y del Conicet inició acciones para preservar a estos ejemplares y proteger los médanos.

Escurridiza y dueña de una coloración que la ayuda a confundirse con los terrenos por los que se mueve, la lagartija de los médanos (Liolaemus multimaculatus ) posee una particularidad que debería inspirar afecto: por tratarse de una especie endémica de las dunas bonaerenses, sólo se la puede hallar en nuestro país. Podría decirse que es tan argentina como el tango. Su habilidad para enterrarse, su reducido tamaño -apenas 8 cm, incluyendo la cola- y la forma en que se desplaza sobre las arenas calientes dejan ver, a los científicos, su relación evolutiva con los médanos costeros. Pero es precisamente ese vínculo el que la empujó hacia el grupo que ninguna de las especies quisiera integrar: el de las que están en peligro de extinción. Para colmo de males, la extracción de arena, el avance de las construcciones -el sur gesellino constituye un claro ejemplo de ello-, la incorporación de flora exótica y el constante paso de cuatriciclos, motos y camionetas todo terreno, continúan reduciendo su hábitat para llevarlas al abismo. Y ésta es la gran preocupación de un grupo de científicos platenses.

Salvar a las lagartijas

"Salvar a las lagartijas para proteger las dunas que se extienden desde la Bahía de Samborombón hacia el sur de la provincia": a eso apunta el trabajo que viene desarrollando el equipo que encabezan Jorge Williams y Federico Kacoliris, pertenecientes a la FCN/Unlp y al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Con trabajos de campo que se centralizan en la región bonaerense de Mar Chiquita y base operativa en el subsuelo del Museo de Ciencias Naturales ubicado en el bosque platense, el equipo sigue adelante con su cruzada. La presencia de estos pequeños reptiles era habitual en las playas de San Clemente del Tuyú, Mar de Ajó y Cariló. Pero la urbanización y el consecuente cambio de fisonomía costera hicieron que se retiraran hacia otros sectores en los que sí pueden pelear mano a mano contra sus enemigos naturales: los insectos que componen su dieta, y las aves, zorros y otros animales que están en los escalones más altos de la cadena alimentaria y de los que, obviamente, tratan de huir. En la actualidad resulta difícil hallarlas en aquellos lugares en los que abundaban hace algunas décadas. Los investigadores hicieron notar que estas lagartijas son una especie "indicadora", es decir, reflejan el estado del ecosistema en el que habitan y "son las primeras en desaparecer frente a los grandes disturbios". Es por eso que tanto la localización como el estudio de las poblaciones silvestres ayudarán a identificar las áreas que piden acciones de conservación para las dunas costeras. La conclusión se cae de madura: esto evitará la extinción de la lagartija y ayudará a preservar los médanos.

Convertirla en ícono

"La idea del proyecto es usar a la lagartija como ícono de las dunas", dicen Kacoliris y Williams, pero saben que su empresa no es sencilla ya que pretender que se frene la construcción, o que se restrinja el uso de vehículos capaces de desplazarse por la arena, iría contra los intereses de los municipios que tienen en el turismo su principal fuente de ingresos. Sin embargo, el turismo ya no es como era entonces. De hecho, la multiplicación de vehículos 4x4 convirtieron en playas de "fácil" acceso a sectores que estaban reservados para la aventura. Alcanza con recorrer en verano el estupendo paisaje que une a Va. Gesell con el faro Querandí para constatarlo de modo fehaciente e inequívoco. "No es mucho lo que se sabe de esta especie. Sin ir más lejos, pudimos observar ejemplares pero no hallamos ni un solo nido", dijo Williams ante una consulta.

El estudio

Comenzó hace poco más de tres años e incluye a otros habitantes de la costa, tales como anfibios, reptiles e insectos. Se complementa con las campañas de difusión que estos académicos realizan tanto en congresos científicos como en instituciones escolares. "Hay que explicar que las poblaciones son reducidas, sobre todo en los sectores que sufren el mayor impacto", dijeron. "También es importante alertar que las plantaciones de pinos y eucaliptos alteraron las particularidades del suelo", y eso contribuyó al éxodo de las lagartijas hacia áreas más propicias para su propia subsistencia. "¿Cómo se soluciona todo esto?", pregunta Williams en voz alta, con ánimo docente, para a continuación responder: "Con la creación de áreas protegidas, con la imposición de límites a la libre circulación de los vehículos todo terreno y con una buena campaña de concientización". Las lagartijas y las dunas estarán agradecidas; la enorme maquinaria que se mueve detrás del turismo y el mercado inmobiliario, seguramente, no.

Fuentes: Hoy.net (La Plata) y Prensa Conicet. Adaptó: Lic. Enrique A. Rabe (ÁCS/Conicet Santa Fe).

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