Región: REG-10
Indicadores agrícolas
Los granos buscan reacomodarse
En los últimos dos meses, la soja, el maíz y el trigo padecieron la pendiente más pronunciada en los últimos diez años. En el mediano plazo, la tendencia se estabilizaría por la demanda genuina de los países asiáticos.

Los Estados Unidos han dejado emerger por completo la punta del iceberg, la peor crisis financiera en la historia de toda la humanidad. Otras crisis ya se habían producido en el mundo, como las del sudeste asiático, México, Rusia, Brasil y Argentina en muchas ocasiones.

Pero el resto de las crisis ha tenido un impacto más localizado, salvo la del sudeste asiático que en su momento destruyó el precio de las commodities agrícolas por tratarse del principal polo importador de granos del mundo.

En efecto, el sudeste asiático importaba en ese momento, a mediados de la década de 1990, más de 30 por ciento del comercio mundial de granos y oleaginosos. Hoy sus compras representan el 40 por ciento y equivalen a más de 120 millones de toneladas.

Ahora, la primera potencia económica mundial con más del 35 por ciento de Producto Interno Bruto (PIB) del mundo y primera potencia exportadora, enfrenta su peor crisis en toda su historia que terminará por arrastrar al resto de los países interrelacionados. El mundo se ha globalizado de forma tal que la tierra dejó de ser redonda para ser plana. Todo el comercio y la tecnología de procesos se encuentran entrelazados y comunicados on line.

No hay forma de que la Argentina salga sin sufrir algún tipo de daño colateral, a pesar de los repetitivos anuncios del Gobierno que nuestro país esta blindado contra la crisis y que nuestra economía luce sana y reluciente. En un momento en el que el sistema financiero y bancario mundial se desmorona, no hay forma de quedar exento de las consecuencias que todo esto acarrea.

Sin crédito

En primer lugar hay que reconocer que el mundo se ha quedado sin crédito, todo el sistema financiero está en crisis y arrastra con él a todo el sistema comercial. Las empresas, tanto locales como multinacionales, no tendrán un fácil acceso al crédito y si lo hacen será a una alta tasa de interés. Por tal motivo, aquellas empresas o corporaciones que tengan dinero cash tendrán inmejorables ventajas con respecto al resto.

A partir de este momento, el mundo está en una gran liquidación en la que el dinero tiene un valor plus que se hará sentir en los precios de descuento. Por este motivo, las commodities agrícolas han acumulado en estos últimos dos meses una de las mayores bajas consecutivas de la última década.

Los compradores de China, la India y África, por citar algunos destinos, se han quedado sin posibilidad de acceder a cartas de crédito. La política de compra de granos y consolidación de stocks de físico de varios meses, tomando préstamos a tasas del cinco por ciento anual cuando la soja subía el 10 por ciento en un solo día, se acabó.

El dinero es escaso, no existe o es muy caro y en este sentido el efecto de tal combinación no podía ser otro que una baja en el precio de todos los bienes transables: petróleo, cobre, trigo, maíz, maderas, entre otros.

Si bien se habla que el Congreso estadounidense ya confirmó el salvataje de 700.000 millones de dólares para inyectar al sistema financiero, todavía queda en el aire el polvo que flota luego de un derrumbe. Y llevará mucho tiempo, difícil de predecir por no tener antecedentes históricos de una crisis de tal magnitud, para que se puedan recomponer los precios de los insumos, productos y fletes.

Sí estamos seguro de una cosa: el mundo no será el mismo de aquí en mas y los precios de las commodities deberán buscar un nuevo nivel en función de la economía real, del poder de compra genuino y de nuevos parámetros resultantes. Decir que un producto es alcista o bajista en estas circunstancias es de una gran irresponsabilidad.

En Argentina. Mientras todo esto ocurre, los productores locales tienen en su poder uno de los mayores volúmenes de granos sin vender de los últimos años. Si partimos de la lógica podemos aventurar que es difícil que los precios sigan bajando, considerando que con estos precios, muchas zonas y millones de hectáreas en Brasil, la Argentina y Estados Unidos no se podrán sembrar.

Pablo Andreani Analista del Mercado de Granos