En 2006 anunció el final de su carrera. Estuvo todo el 2007 en una gira mundial de despedida que lo llevó a París, Madrid, Cádiz, Valencia, Bilbao, Roma, Milán, Moscú, Washington, Porto Alegre y Montevideo.
El adiós al escenario fue el 22 de diciembre en el Obelisco, en pleno corazón de su querida Buenos Aires. Su actividad profesional sigue siendo intensa, aún hoy. Cumple su rol empresarial en el teatro Maipo y dirige el Ballet Argentino que él mismo fundó.
Julio nació el 6 de marzo de 1967 y se crió en el barrio de Munro. "Siempre llevé conmigo la imagen del amor que te da vivir y crecer en un barrio". Esos años fueron de crecimiento, de ilusiones, de sus primeros pasos en la danza, motivado y estimulado por su madre, Nancy Bocca, también bailarina egresada de la escuela de Danzas del Teatro Colón.
cuando se le pregunta por su infancia, hace memoria, piensa y evoca: "Tengo muy lindos recuerdos de mi infancia, pero si tengo que elegir uno, me quedo con unas vacaciones que pasamos en familia en Mar de Ajó", asegura el hombre que sorprendería en 1985 a los argentinos ganando el 5´ Concurso Internacional de Moscú, junto a Raquel Rosetti.
No hay mucho tiempo para la entrevista. Julio llegó ese día a Buenos Aires, y partía al día siguiente nuevamente hacia el exterior por compromisos laborales. Luce relajado, distendido, en una oficina ubicada en el Teatro Maipo. Está impecable (ambos, el teatro y él) y no se sorprende ante la pregunta:
- Tu última actuación en Santa Fe fue en noviembre de 2007, ¿qué recordás de la ciudad?
- Cuando he tenido que bailar, he conocido muy poco de las ciudades. Vivía del hotel a las clases, de allí al teatro y luego de regreso al hotel. Algo que sí recuerdo, fue que resultó una función maravillosa, con un público muy cálido y expresivo.
Emoción
Julio Bocca se despidió de la danza profesional con un espectáculo multitudinario y gratuito en inmediaciones del Obelisco de Buenos Aires. Fue un emotivo encuentro con artistas y amigos, frente a un público que lo ovacionó y puso el broche de oro a una intensa trayectoria de casi tres décadas.
En Santa Fe
La última presentación del bailarín en esta ciudad fue el 16 de noviembre de 2007 en el estadio cubierto del Club Unión, donde llegó con "Bocca Tango" junto al Ballet Argentino y en el marco del tour "Gracias!" con el que se despidió de los escenarios.
En Buenos Aires
Pocos días antes de su despedida, Julio Bocca fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, reconocimiento que se sumó a una larga lista de galardones nacionales e internacionales que coronaron una carrera brillante.
Una trayectoria intensa
A los 7 años, Julio Bocca ingresó a la Escuela Nacional de Danzas. Si bien la edad mínima requerida era de 8 años, fue aceptado por el nivel que demostró en los exámenes. Al año siguiente fue aceptado en la escuela del Teatro Colón, donde debut a los 14 años de edad como bailarín del teatro.
La carrera de Bocca estuvo marcada por un estigma de lesiones en su rodilla, que le provocaron siete operaciones. Pero a pesar de su dolor, la pasión pudo más y siguió bailando.
Su ingreso como primer bailarín en el American Ballet Theatre de Nueva York lo obligaría a acelerar su rehabilitación, porque es una oportunidad que no podía desaprovechar. Esta noticia se contraponía drásticamente con otra, terrible.
En 1987 sufrió la segunda pérdida importante en su vida. A la muerte de su padre cuando Julio tenía 4 años, se sumó la de su hermano mayor, Oscar, víctima de una diabetes juvenil. Este fue un duro golpe que tuvo que sobrellevar desde la distancia.
Tuvo otros momentos difíciles en su carrera, como cuando requirió la ayuda de un psicólogo para superar una situación crítica que se le presentó a los 25 años.
Además del ya clásico Luna Park, Bocca bailó en estadios como el de River Plate en Buenos Aires o la plaza céntrica de la ciudad de La Plata. Esto generó una revolución en el modo de ver, entender y sentir al ballet, que a los tradicionalistas molestó notablemente. En tanto, el genial artista redobló la apuesta. Eligió nuevas obras que excedían al ballet clásico. Realizó coreografías modernas, vinculando rock, tango y hasta comedias musicales.
Él mismo anunció el día de la presentación de su biografía en el teatro Maipo, que su despedida no sería en el Teatro Colón, sino en un lugar público de gran capacidad. Su desvelo de popularizar el ballet fue reflejado en una función multitudinaria, llevada a cabo en el Obelisco de Buenos Aires el 22 de diciembre de 2007.
A través de los años su éxito y su reconocimiento han tenido tal magnitud, que se convirtió en una celebridad mundial. Hoy a los 41 años, presenta la misma frescura que en la década del 70, cuando comenzaba a bailar lleno de ilusiones.
textos de Fernando Carballo. fotos de Fabrizio Ferri y El Litoral