Región: REG-03
Para el productor agropecuario
Los números obligan a tirar el achique
En muchos planteos, la caída en la rentabilidad ubica al maíz fuera de la rotación. Los productores miran las pizarras que exhiben los precios de los granos, repasan los pronósticos de los analistas de mercado de comienzo del año, y ven que todo ha cambiado, pero para peor.

Alejandro Rollán

Las caídas que acumulan la soja y el maíz en lo que va de 2008 en el mercado local, 35 y y 44 por ciento respectivamente, a lo que se suma la pérdida de rentabilidad generada en buena dosis por la intervención del Gobierno en la cuestión comercial, han situado al productor en el peor escenario desde que decidió plantearle resistencia a la política oficial.

Lejos quedaron los meses de abril y junio cuando la relación entre los precios de la exportación y de importación era para los productos argentinos una de las mejores de la historia. Ahora, en un contexto de cotizaciones en baja y de una demanda mundial que amenaza con retraerse se apresta a encarar una campaña gruesa que lo obligó a cambiar sobre la marcha. Mientras se acomoda al nuevo escenario ya tomó algunas decisiones: hará más soja y menos maíz.

Los más obligados a encarar el reajuste son los pequeños y medianos productores. Muchos de ellos deberán suspender los planteos de rotación sustentables que venían construyendo desde hace años y postergar al cereal. Su reemplazante será la soja, que seguirá ganando en presencia como reserva de valor.

En la asamblea que la mesa de enlace provincial y los productores autoconvocados realizaron el martes en el cruce Altos Fierro (ruta nacional 36 y provincial C45), en el marco del paro comercial de seis días que terminó el miércoles, los productores analizaron con La Voz del Campo sus realidades tranqueras adentro. Mientras mantienen las voces críticas hacia el Gobierno, por el trato que le dispensa al sector, rediseñan la estrategia productiva que les permita seguir en la actividad.

Números que asustan

"Muchos productores que están sembrando el maíz hicieron sus números con una realidad y ahora se encuentran con otra. Y lo pero es que no sabemos cuál será el escenario a cosecha. Es por eso que decimos que estamos peor que hace seis meses y debemos seguir movilizados", alertó el dirigente de Coninagro Marco Giraudo, en un intento por hacer que el productor tome conciencia de la dimensión que va adquiriendo la crisis del agro.

Para graficar el momento que transitan los granos gruesos, el departamento técnico de la filial Oncativo de la Federación Agraria Argentina (FAA) elaboró los rindes de indiferencia para los cultivos de maíz y soja. A los valores actuales, para no perder plata un productor deberá cosechar un maíz de 147 quintales por hectárea y en el caso de la soja, 31 quintales. Magnitudes que, más allá de que el clima se convierta en aliado, sólo parecen estar reservadas en Córdoba a planteos de punta.

Mientras tanto, la ganadería y la lechería siguen aportando balances cada vez más escuálidos. Los productores de carne aseguran que los 2,5 pesos por kilo vivo de novillo que reciben lejos están de los cuatro pesos que necesitarían para mantener el incentivo de engordar. Desde los bretes, los tamberos también perciben un déficit. Están reclamando entre 1,25 a 1,30 pesos por litro para que la actividad permita reinversión.

Con una explotación familiar mixta, que tiene a la lechería, la ganadería y la agricultura como fuentes productivas en la zona de Villa Fontana, Omar Maritano describe con preocupación la reducción del tamaño que van exhibiendo cada una de las tres canastas. "En agricultura, el maíz está caro. Para salvar los costos hay que hablar de entre 75/80 quintales, muy difíciles de lograr en la zona", agrega.

Márgenes

En ganadería, sostiene que son cada vez más pequeños los márgenes que le aporta el engorde de los terneros del tambo y de las vacas de cría hasta su conversión en novillos gordos de entre 300 y 350 kilos.

El subsidio de 10 centavos por litro, que cobró en los últimos dos meses, hace que la producción de leche se pueda mantener al límite de la rentabilidad. El gran interrogante que se plantea es poder sabe hasta cuándo el Gobierno va a seguir subsidiando a la producción. Dudas, la principal certeza que hoy muestra el negocio agropecuario.