Economía: ECON-01
Conflicto desactivado
GM dio marcha atrás con los despidos
La automotriz aceptó la conciliación obligatoria y por un lapso de 15 días se anulan las cesantías. Negociarán con el gremio un plan de reestructuración que incluirá despidos, pero de forma escalonada. En la automotriz dijeron que las pérdidas en el mercado brasileño obligaron a adelantar los cambios, que terminaron siendo drásticos.

Corresponsalía Rosario

General Motors decidió ayer a la tarde firmar la conciliación obligatoria y los 435 telegramas de despido que había enviado el jueves quedaron sin efecto por 15 días, lapso que servirá para que el sindicato de Smata y la automotriz negocien un plan de "reestructuración" que incluirá indefectiblemente un achicamiento de la planta de personal de la fábrica, que actualmente ronda los 2.200 operarios.

Luego de mantener una reunión con autoridades del Ministerio de Trabajo, Bernardo García, director de Comunicaciones de General Motors, aseguró a El Litoral que la posición de la empresa es "acatar la conciliación obligatoria y buscar un canal de diálogo con el gremio para llegar a una solución".

A nivel oficial, la firma no quiso comunicar nada más que esta frase. No dieron ningún argumento ni explicación sobre porqué la automotriz tomó una decisión tan abrupta de intentar despedir a 435 operarios. Alicia Ciciliani, secretaria de Trabajo provincial, relató a este diario que durante el encuentro los representantes de la automotriz de origen estadounidense explicaron que "las pérdidas ocasionadas por la disminución de las ventas en el mercado brasileño aceleraron los tiempos para llevar adelante una etapa de cambios con el objetivo de bajar costos de producción".

A esto se suma que el 1º de diciembre se dejará de producir en Alvear el modelo Grand Vitara, que se fabrica en Argentina desde el año 2000, después de la alianza corporativa que GM selló con Suzuki.

En reemplazo de la producción de esta camioneta, en la planta de General Motors comenzarán a fabricar el año próximo un nuevo modelo de coche mediano de tipo familiar, que fue anunciado por la automotriz en julio de 2007, con la presencia en la planta de Alvear del entonces presidente Néstor Kirchner y la máxima autoridad de la automotriz en el mundo Rick Wagoner.

Pero los planes que tenía en carpeta la automotriz debieron reformarse a toda velocidad a causa de los problemas financieros que provocó el impacto de la crisis global en la región, sobre todo en Brasil, donde se destina gran parte de la producción de la planta de Alvear.

El término "reestructuración" en la Argentina conlleva despidos, cesantías y demás herramientas que se utilizan para achicar personal. Y General Motors tiene entre sus planes ir en busca de una reducción de costos de producción que es viable con mucho menos de 2.200 operarios.

El ministro de Trabajo, Carlos Rodríguez, adelantó que a partir del lunes, cuando se inicie el período de negociación entre el gremio y la gerencia de la automotriz, desde esa cartera se va "a tratar de que la mayor parte de los trabajadores pueda conservar su puesto de trabajo. Se habló de más de 400 despidos. Creemos que hay que discutir uno por uno".

Más allá de las cesantías que habrá en GM, desde el gremio de Smata aumenta la preocupación por el efecto que traerá esta decisión en las autopartistas santafesinas que proveen a la automotriz norteamericana. Marcelo Barros, secretario general de Smata, estimó que "en diciembre vamos a tener 900 trabajadores en la calle. Porque no habrá despidos sólo en General Motors, sino también en las 15 fábricas de la zona que proveen a la planta de Alvear".

Conciliación

Las negociaciones entre el gremio y la gerencia de la automotriz arrancarán el lunes próximo, cuando la planta que está ubicada en la autopista Rosario-Buenos Aires esté parada.

El jueves pasado, en medio de un clima conflictivo que el gremio vislumbraba que iba a terminar con despidos masivos, General Motors decidió adelantar cuatro días la parada técnica que estaba prevista que se lleve adelante el lunes próximo por un lapso de cinco días.

Sentarse a negociar con la planta cerrada y sin producir es algo que a los integrantes de la comisión directiva de Smata no le trae buenos augurios. "No sabemos con qué nos vamos a encontrar cuando volvamos a la fábrica", sostuvo a El Litoral el secretario gremial de Smata y trabajador de GM, Gabriel Biarnucci.

Hasta ahora el gremio no había tenido una relación conflictiva con la empresa, que redobló la apuesta y reaccionó con una dureza inusitada luego de que Smata dispusiera un paro por 48 horas el martes pasado, después de que la automotriz cesanteara a un empleado que tenía contrato por seis meses. Un día después de que se cumplió esta medida de fuerza, los trabajadores se toparon con las puertas cerradas de la fábrica: la gerencia de GM había decidido adelantar la parada de planta y enviar 435 telegramas de despido. Sin embargo, la empresa negociaba, en forma paralela en la sede de la cartera laboral, una primera conciliación por la cesantía de un trabajador. Dos días después tuvo que firmar otra acta en la que estaban incluidos los 435 despedidos.

La planta

de General Motors en Alvear cerró el jueves -temporariamente- hasta el próximo 3 de noviembre. Según el gremio, adelantó dos días una suspensión de actividades que estaba programada con anterioridad. Los trabajadores del turno mañana no pudieron ingresar.

La CGT cuestiona a empresarios

El secretario general de la CGT Santa Fe, Alberto Cejas, sostuvo que "en la actualidad ciertos sectores del empresariado sigan optando por la solución más fácil frente a una potencial crisis y se valgan de los despidos o suspensiones para mantener el equilibrio deja claro el compromiso que tienen con la sociedad y nos remonta a un pasado reciente cuando el neoliberalismo sin pudor alguno aplicaba medidas de neto corte discriminatorio decantando en la variable de ajuste más simple; el trabajador".

"Los empresarios no pueden desconocer los esfuerzos que realizan los trabajadores por el crecimiento de la producción y cómo contribuyen al crecimiento de la actividad industrial", añadió.

Mediante un comunicado, el sindicalista también explicó que "esta crisis no se ha generado desde los sectores trabajadores sino desde los sectores financiero-especulativos, razón por la cual el costo no debe ser pagado por quienes recién inician el camino de la recuperación de un salario digno que le les permita satisfacer sus necesidades, sino que deberán afrontarlo los mismos sectores que se han visto favorecidos por las variables económicas y el crecimiento que sostenidamente el país viene desarrollando desde hace unos años".

Desde la central obrera se afirmó que "una vez más se pone de manifiesto la falta de solidaridad del sector empresario ya que es una de las más pesadas herencias de las políticas neoliberales aplicadas en los noventa, lo único que "sociabiliza' con el trabajador es la crisis y la merma en la rentabilidad y el que termina gravemente perjudicado siempre es el mismo actor: el trabajador", añadió.

Cejas adelantó que la CGT Santa Fe está elaborando un documento conjunto con las otras centrales obreras normalizadas de la provincia para presentar ante el empresariado y plantear alternativas que no afecten al trabajador. Dicho documento será entregado el lunes próximo, a las 18, en la Casa Gris, donde se realizará la reunión convocada por el gobernador, Hermes Binner.

Alerta.

El ministro de la Producción, Juan José Bertero, alertó que "la luz amarilla está prendida en el país, no sólo en la provincia, con un escenario que tiene múltiples aristas, porque no sólo está este problema de la recesión global, sino el debate de las AFJP y el tema de agroalimentos que sigue sin estar completamente definido. Además, hay muchas cosas que le dan un condimento adicional a este marco internacional. Hay que andar con mucha cautela en estos momentos", subrayó.

En Esperanza.

Según comentó Miguel Solís, titular de la delegación Esperanza del Ministerio de Trabajo de la provincia, en lo que va del año hubo en esa ciudad unos 500 despidos. Sólo la curtidora Sadesa aportó 200; el resto de completa con empleados de la construcción y de Pymes. "La situación actual es peor que la vivida durante la crisis del 2001", apuntó.