Región: REG-12
Indicadores agrícolas
Crisis de confianza corta la cadena comercial
El mundo se ha quedado sin dinero efectivo y esto está generando una ruptura de toda la cadena comercial, que influye de manera directa sobre los precios de los bienes transables.

Pablo Adreani

En estos momentos, el mundo asiste atónito a la peor crisis económica de toda su historia, sin saber qué camino tomar y qué rumbo futuro irán marcando los acontecimientos.

Sabemos cómo fue el comienzo de esta crisis, a partir de la burbuja inmobiliaria alimentada por los fondos de inversión en los Estados Unidos, pero no sabemos cómo sigue y cuál será el rumbo. Hay que tener bien en claro la gravedad de la crisis, pues se ha quebrado la confianza de los inversores y los consumidores en las principales potencias desarrolladas del mundo.

En la realidad, el mundo se ha quedado sin dinero efectivo y esto está generando una ruptura de toda la cadena comercial que influye de manera directa sobre los precios de bienes transables. Al secarse las principales plazas financieras, las empresas se han quedado sin dinero circulante y en muchos casos se han tenido que frenar contratos, pues los bancos de los países importadores no pueden liberar las cartas de crédito al no tener respaldo para el posterior cobro de dichos documentos.

Consecuencias

La primer consecuencia es una caída en picada en todos los bienes transables; por empezar el petróleo ha llegado a niveles mínimos a cotizar a 65 dólares por barril, más del 50 por ciento de caída si lo comparamos con el precio de 147 dólares del mes de julio. En el caso de las commodities agrícolas también sufrieron el efecto de la falta de compradores y la caída en seco en sus cotizaciones.

Es muy difícil pensar que en unas pocas semanas la demanda de alimentos y petróleo se ha reducido a su mínima expresión. Lo que ha sucedido fue una brusca caída de la demanda por ruptura en la cadena de pagos en los canales de comercialización de todo el comercio internacional. Los importadores venían sobre comprando productos agrícolas y acumulando stocks pues el escenario de un par de meses atrás era totalmente opuesto al actual, sobraba dinero en el mundo, a tasas muy bajas y la soja subía en un día tres veces más que la tasa anual de los prestamos para su compra.

Hoy nos encontramos con la situación donde el mundo no tiene dinero, las tasas están por las nubes y las perspectivas de una recesión en las principales potencias desarrolladas están cada vez mas cerca.

A los productores de la Argentina los agarra en una delicada situación, con costos de siembra en los niveles más altos que fueron influenciados por los elevados precios de las commodities agrícolas, y precio de sus productos en la parte más baja de la curva si lo comparamos con el año anterior.

¿Y la soja?

En el caso del precio de la soja, en estos momentos en el mercado FOB Golfo de México se encuentran en niveles por debajo a los registrados a comienzos de 1997. Ésta es una situación que no tiene lógica, pues la demanda de soja 10 años atrás era el 50 por ciento menor que la demanda actual. Además, si ajustamos el precio de la soja por un índice de inflación precios mayoristas nos encontramos con un ajuste mínimo del 35 por ciento en dólares. Como vemos, todo está distorsionado; tanto la soja de 600 dólares de un par de meses atrás era un precio ficticio, como el precio actual que va en busca de los 320 dólares en el mercado FOB de exportación en Estados Unidos.

La misma baja que se ha producido en soja ha tenido lugar también en el trigo y en el maíz, llegando a cotizar también muy cerca de los niveles de 1997. Estamos entonces en medio de una crisis donde la incertidumbre es cada día mayor pues las grandes potencias no saben cómo enfrentar esta crisis que ha minado la confianza de casi toda la población mundial.

Nivel de precios

A este nivel de precios, más del 50 por ciento de los productores en Argentina entran en zona de riesgo de quiebra, desde el punto de vista de tener un ingreso neto menor al costo de producción inicialmente afrontado. Los números preliminares indican que se producirá una caída en el ingreso de divisas superior a los 11 mil millones de dólares.