De ilusión también se vive

Señores directores: En este mar de conflictos, egoísmos y contradicciones, hay seres vencidos por el ocio destructivo. Se necesitaría una gran reunión ejemplificadora de compromiso y solidaridad, aunque sea para decir “presente”. Si no nos ocupamos de la inseguridad, ésta se ocupará de nosotros. En el cielo, un ángel le dice al otro: “cuesta juntar ánimo para bajar al mundo de hoy”.

El peor de los males cardíacos es no tener un corazón generoso, es privilegiado el que sabe transmitir cultura y lo hace. Los hombres más nobles son los que trabajan por el bien general. Si los que ocupan posiciones inferiores no tienen confianza en los de arriba, el gobierno del pueblo es una imposibilidad; la sociedad está llena de gente que no tiene el valor de sostener sus ideas y tampoco de dar la cara, la verdad se vuelve triste cuando no tiene remedio. La vida es cosa de todos los días y necesitamos una paciencia salvadora, reconocer las verdades en las cosas que suceden, aun teniendo miedo a la agresividad, se malgasta energía mental en palabras innecesarias. Algunos se manejan con la ironía de Jules Renard, que solía sonreír cuando decía: “raramente hago promesas pero cuando las hago, no las cumplo”.

Recordamos el egoísmo enfermizo de Nerón, al gritar “que todo perezca, se incendie, y yo viva”. El escritor Menville expresaba con cinismo: “del paraíso no puedo hablar porque yo no estuve allí, no seré ningún impostor, sólo seré yo mismo”.

Necesitamos un plan de rescate; ¿algunos no se cansan nunca de vivir equivocados? La crisis deja un mal sabor, de confusión y miedos, pero perder los ideales es perder el rumbo. En este mundo, aparte de los jubilados, encontramos debilidad, indecisión, tristeza, desgano y sobre todo desilusión; todo en esta vida está confundido, es provisorio, la paciencia es cosa de sabios, todo es tan fugaz que uno nunca sabe cuándo el día será satisfactorio, pero de ilusiones también se vive; hoy la gente de bien está encerrada, los delincuentes libres.

Obama cambió el color de la historia; Luther King tenía un sueño: “que todos los hombres se unieran”; Obama está haciendo que ese sueño esté vivo; la avalancha de votos ha dicho: éste es el hombre que puede derrotar una crisis mundial. Una mamá le pregunta a su hijo: “¿Qué estás haciendo?”. El niño responde: “Estoy jugando al gobierno”. “¡Ah, entonces no estás haciendo nada!”. Pero, alguno se merece un diez en lealtad, ojalá todos. Que los niños sonrían, que los grandes no mientan; que jueguen los niños, que trabajen los grandes. ¡Que no se grite justicia, que se haga!

Clary Miroznik Germán