Compromiso de amor y solidaridad

Convocan a matrimonios jóvenes para

constituirse como hogares de tránsito

14 familias crían menores abandonados, maltratados y abusados. Apuestan a que parejas jóvenes colaboren con esta increíble tarea de ser el eslabón intermedio entre el abandono y la adopción o la vuelta al hogar de origen.

Agustina Mai.

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Desde hace 25 años, un grupo de matrimonios cría bebés, nenas y nenes derivados de los Juzgados de Menores porque son abandonados, golpeados, abusados o maltratados: constituyen los llamados hogares de tránsito.

“Empezamos trabajando de manera independiente. Cada familia recibía un chiquito y lo criaba como un hijo más hasta que un juzgado resolviera su problema legal. Ahora conformamos la ONG Asociación Hogares de Tránsito de Santa Fe, integrada por 27 matrimonios, de los cuales sólo 14 reciben chicos en sus casas”, cuenta Rita de Bertoncini, quien junto a su familia, en 22 años crió a más de 60.

“Éste es un compromiso familiar. No lo puede hacer la madre sola o los padres solos, sin el apoyo de los hijos. Porque en algún momento uno necesita la ayuda de los demás. Empecé criando nenes cuando mi hijo más chico tenía dos años. Ahora tiene 24 y si tengo que salir o hacer algo, él se queda a cargo del bebé que tengo ahora”, asegura.

Estadía transitoria

Con la nueva Ley Nacional Nº 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, los menores pueden ser derivados a un hogar de tránsito no sólo desde los juzgados, sino también desde la Subsecretaría de los Derechos de la Niñez, Adolescencia y Familia.

No hay un plazo de permanencia en los hogares de tránsito. “Nunca hubo un plazo máximo: pueden estar dos o tres años, tenemos uno desde hace cuatro”, cuenta Rita.

¿Cómo hacen para desprenderse después de tanto tiempo criándolos? “Nos cuesta, pero desde un principio sabemos que no nos podemos quedar con ese chico, que no lo podemos adoptar. Sí podemos adoptar otros, anotándonos en una lista de adopción como cualquier otra familia. Por eso tratamos de que los matrimonios que integran el grupo tengan hijos propios, para que no sufran tanto el desprendimiento. Además, tenemos que pensar en la criatura”, explica Bertoncini.

Otra oportunidad

Tampoco debe ser fácil para los chiquitos que dejan esa familia. Sin embargo, Lilia de Passeggi, quien ha criado 12 menores, explica: “Cuando ya son un poco más grandecitos, uno puede ir preparándolos y ellos van tomando conciencia de que su estadía en nuestro hogar no es definitiva y que van a encontrar después a su verdadero papá y su verdadera mamá; ya sea reinsertándose en su familia biológica, cuando se superan los problemas, o siendo adoptados”.

Rita acota que cuando son más grandes y son adoptados, se trata de que la entrega sea programada: “Tratamos de que la criatura conozca la familia, salga un par de veces con ellos, se habitúe y finalmente se vaya. Hemos tenido nenas de cuatro a siete años que cuando se han ido, ha sido una elección mutua: tanto de la familia hacia ella, como de ella hacia la familia. Han sido chicas golpeadas y abusadas que estaban esperando a su mamá y a su papá y otra oportunidad”.

Casos especiales

Lamentablemente no todas los casos tienen un final feliz. “Tenemos situaciones en las que no les va tan bien”, asegura Lilia y detalla: “Por ejemplo cuando la Justicia resuelve reintegrarlos a su familia biológica, sin que se hayan superado los problemas por los que habían sido sacados. Entonces tenemos reincidentes: chicos que vuelven a su familia biológica y al tiempo entran al juzgado. Esos son los casos más tristes y lamentables porque se victimiza a la criatura por segunda vez, cuando se podría haber resuelto el problema de otra manera”.

¿Qué pasa cuando los chicos no son adoptados y tampoco pueden volver a sus familias de origen? La respuesta da cuenta del amor inconmesurable que están dispuestas a dar algunas familias: “La mayoría de las veces son adoptados”, afirma Bertoncini y cuenta el caso de una familia que adoptó a un nene autista y otro con parálisis cerebral y el de otra que lo hizo con un no vidente. “Si el chiquito llega a volver, acá estamos y seremos su familia”, asegura sin titubear.

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“Nosotras ya somos abuelas, por eso estamos convocando a matrimonios jóvenes con hijos chicos”, aseguran Rita de Bertoncini y Lilia de Passeggi, integrantes de la ONG.

Foto: Alejandro Villar.

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EL DATO

Colaborar

Para más información o colaborar con leche, pañales, ropa, cochecitos, moisés, cunitas, etc. se pueden comunicar con Rita de Bertoncini al (0342) 4560240, con Lilia de Passeggi al (0342) 4604403 o con Amelia Boero al (0342) 4197318.

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ADEMÁS

Apoyo y convocatoria

Entre los miembros de la ONG Asociación Hogares de Tránsito de Santa Fe se ayudan mutuamente. “A las familias que hacen de hogares de tránsito les damos ropa, leche y pañales; se pagan las consultas médicas y la guardería. Cuando los nenes son más grandes, van a la escuela del barrio y si la familia no puede afrontar todos los gastos, se la ayuda con algún bolsón de comida”, detalla Rita de Bertoncini, quien crió a más de 60 chicos.

Desde la asociación agradecen la colaboración de profesionales de la salud, tanto de los hospitales de niños Allassia y del Iturraspe, como de médicos, kinesiólogos, fisioterapeutas, bioquímicos y farmacéuticos particulares que no cobran sus honorarios por atender a los menores.

Además cuentan con la ayuda de las “familias de apoyo”, que son matrimonios que les dan una mano a los de los hogares de tránsito cuando éstos tienen que viajar, padecen una enfermedad o surge algún inconveniente. Según Lilia de Passeggi, otra integrante de la ONG, “son muy importantes, porque una tiene el chiquito, pero no sabe lo que puede pasar: una enfermedad, un viaje o necesitar un descanso. Estas familias auxiliares, que ya están habituadas a tener los chicos, son muy útiles. No necesariamente tienen que tener hijos y saben que la permanencia es por un tiempo cortito”.

Finalmente, comentan: “Estamos convocando a matrimonios más jóvenes, con hijos chicos, porque estamos quedando nosotras que ya somos abuelas. No tenemos problemas en visitarlos y explicarles cuál es el compromiso que tienen que asumir”.