Cuentan con asesoramiento de especialistas

San Cristóbal: más de 750 huertas familiares impulsadas por el Inta

Los emprendimientos, que se extienden en todo el departamento del noroeste, dependen del programa Pro Huertas. A éstos se suman otros proyectos comunitarios y escolares. Totalizan más de 3 mil beneficiarios.

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Diego Cariola, en la huerta de Toribio Caminos.

Foto: Corresponsalía San Cristóbal

Corresponsalía San Cristóbal

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Un total de 767 huertas familiares que se desarrollan en el departamento San Cristóbal pertenecen al Pro-Huerta, rama del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta). A través del mismo, se brindan capacitación, asistencia técnica y la supervisión de modelos de autoproducción de alimentos en familias e instituciones involucradas con el Pro Huerta, asesoradas por técnicos especialistas.

En la ciudad de San Cristóbal trabaja desde hace tres años el Ing Agr. Diego Cariola, quien desempeña sus funciones en la Agencia de Extensión Rural (AER) local del Inta, donde se dictan talleres que son el medio por el cual los docentes, las instituciones, los voluntarios y huerteros desarrollan con eficiencia nuevas habilidades con respecto a los distintos aspectos del programa.

Cariola recordó que “el Pro Huerta funciona desde 1990 en esta agencia y, desde 2003, se incluye en el Plan Nacional del Seguridad Alimentaria, creado para dar asistencia, y está dirigido a la población que vive en situación de pobreza estructural”.

Agregó, además, que “de él dependen proyectos de extensión en todo el departamento San Cristóbal con 17 huertas escolares, 10 comunitarias, 217 granjas y 767 huertas familiares”. Además, apuntó que “hoy trabajan relacionados en el programa 24 promotores voluntarios, pertenecientes a distintos barrios y distritos, que manejan una población de 3.074 beneficiarios y de 1.064 alumnos”.

Grilla de actividades

Este año se realizaron en la región talleres de Educación Alimentaria, Huertas Orgánicas y Control Biológico de Plagas, entre otros, con dinámicas que animan a participar a los involucrados y motivan a nuevos emprendedores.

Otras actividades fueron la planificación de una compra grupal de plantas frutales. De esa manera, con la necesaria colaboración de los promotores voluntarios, se logró beneficiar a gran parte de las familias huerteras.

“Se adquirieron 430 plantas frutales, obteniéndose una rebaja en el precio de 40 por ciento, en comparación con el precio de venta al público, en el vivero. También sembramos hortalizas de la temporada (tomate, pimiento, berenjena, zapallito, zapallo, etcétera) y, por último, realizamos trece capacitaciones en los barrios de San Cristóbal”, durante cuyo transcurso se entregaron las semillas.

Contención social

“Una huerta equivale a un ahorro mensual considerable, con una demanda promedio de dos horas de trabajo diario, depende la época del año”, señaló Cariola, y añadió que “los técnicos del Inta, con la ayuda de los voluntarios, cumplen una contención social importantísima a través del Pro Huerta, proponiendo actividades con la gente y para la gente, generando un espacio de solidaridad, autoayuda y participación, incentivando la cultura del trabajo.

“Nosotros —continuó— tratamos de que los grupos encuentren su identidad a través de la producción de verduras y preparación equilibrada de los alimentos, y les brindamos trabajo a las familias, conteniéndolas dentro de una sociedad carente de fuentes laborales. Además, aportamos muchas ideas renovadoras en forma continua.

“Este trabajo se apoya en 27 personas, de las cuales 12 son promotores barriales, gente de Cáritas y docentes de las escuelas de la Región IX, a cargo del supervisor zonal Néstor Camerlo”.

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Los huerteros, muestran orgullosos sus recientes adquisiciones.

Foto: Corresponsalía San Cristóbal

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la clave

La cultura

del trabajo

Según el Ing. Agr. Diego Cariola, los objetivos son principalmente “fomentar la cultura del trabajo, cambiar los malos hábitos alimenticios en familias de escasos recursos a través de la incorporación de hortalizas a la dieta”. “Tratamos también de fomentar el trabajo y las compras grupales, y participando en exposiciones” aseveró el profesional.

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EL DATO

Buen rendimiento

El taller 30, que dirige Néstor Camerlo, tuvo un rendimiento excelente y una de las plantas de repollo buey alcanzó un peso de 3,800 kilos de producción orgánica sin aplicación de fertilizantes. En la localidad de Moisés Ville, como ejemplo, la escuela Nº 6054 salió a vender lo producido, y eso les permitió adquirir herramientas para el trabajo de la próxima cosecha de la huerta escolar.