Al margen de la crónica

Cestos de basura a la basura

Cada vez son más los vecinos que se convencen de que el santafesino es un ser muy particular y, sobre todo, poco cuidadoso de lo que es de todos. Así, monumentos a próceres de la historia ridiculizados por el efecto de una pintura en aerosol, plantas y flores arrancadas de las plazas para ser transplantadas en el patio de una casa y fachadas de edificios históricos arruinadas con la pegatina de afiches publicitarios son apenas algunos ejemplos que lo demuestran.

Una vez más, lamentablemente, este espacio vuelve a estar dedicado a las inconductas ciudadanas de muchas personas que atentan contra lo público. En la víspera, El Litoral publicó una nota sobre la destrucción de los cestos de basura que fueron colocados en diferentes sectores de la ciudad por la actual gestión municipal y también por la anterior.

Durante años, que “la ciudad está sucia” fue una de las frases más escuchadas de quienes visitaban Santa Fe y también de los mismos habitantes. Basura por doquier en todas las calles exigía acciones para revertir la situación. Y la colocación de contenedores de basura, demandados al mismo tiempo por la gente, fue la lógica medida que se adoptó. Pero, evidentemente, la intención de que la nuestra sea una jurisdicción limpia no fue la de la mayoría.

Más de 700 cestos fueron los que en el marco del Programa de Responsabilidad Social Empresaria las empresas Cliba y Urbafe entregaron al municipio durante el segundo semestre de 2008 para que los colocara en diferentes sectores de la ciudad. La cantidad fue importante y se sumó a los incorporados en la intendencia de Martín Balbarrey.

Es triste, pero a la vez una realidad, que el santafesino no cuide algo que beneficia a la sociedad y a la vez le pertenece. Los motivos de actitudes como éstas, que atentan contra lo público, pueden ser varios y tener diferentes disparadores. Lo que es bien claro es que cada vez es más utópico que los ciudadanos de Santa Fe piensen como sociedad y aprendan a querer y a cuidar lo que, aunque no esté a su nombre, les corresponde y es de todos.