Hablan las hermanas y la madre de la víctima
Los Filippi aguardan la marcha con expectativas y reclamos de justicia
En la marcha de mañana los familiares darán a conocer un listado de reclamos. Quieren saber quién ordenó la libertad de los imputados, entre otras cosas. Narraron detalles sobre el fatídico día.
Luis Filippi junto a su hijo Américo, en una foto reciente. El padre guiaba al jovencito en sus primeros pasos en la venta de artículos de electrónica.
Foto: El Litoral
Danilo Chiapello
“Queremos saber quién o quiénes fueron los que ordenaron la libertad de estos sujetos; cómo se elaboran esos informes y quiénes los controlan”. Con estas palabras, Laura y Rosa Filipppi -hermanas del fallecido Luis- iniciaron la conversación con El Litoral.
Con palabras simples pero contundentes las mujeres dieron a conocer una serie de reclamos puntuales, dirigidos tanto al ámbito judicial como policial y penitenciario.
Pese a que la conversación tuvo por escenario el propio domicilio de los Filippi, donde hacía pocas horas ocurrió el desastre, las entrevistadas se mostraron con el ánimo fuerte y en todo momento dejaron en claro que no van a flaquear hasta que se haga justicia.
Junto a las mujeres también estaba su madre, Norma, que como toda persona mayor imprimía otro ritmo a la charla, toda vez que aportó lo suyo mientras en sus ojos podía leerse la tristeza por lo ocurrido. “Ya nadie me va a devolver la vida de mi hijo”, dijo.
Preguntas
Laura reside en Paraguay y se encontraba de vacaciones en nuestro medio cuando fue sorprendida por la tragedia familiar. Su hermana, Rosa, vive en el mismo inmueble de Pedro Zenteno al 3900.
Ambas enumeraron una serie de cuestiones sobre las que quieren echar luz. “Queremos saber quién o quiénes fueron las personas que calificaron como “Apto” a los imputados, para que gocen de libertad.
“¿Cómo se maneja la justicia en esta provincia? ¿Cómo se elaboran esos informes y quiénes son los que lo controlan? ¿Existe alguna supervisión? ¿Quién es el que ordena que tal persona puede ya dejar la cárcel y volver a la sociedad? Hay un responsable que tiene nombre y apellido. Queremos que se conozca el nombre de ese señor que pone a delincuentes en la calle”, dijeron.
Más adelante indicaron que también quieren saber “qué tipo de profesionales son. Quiénes controlan la vida en libertad de esas personas que ellos dicen que tienen que volver a reinsertarse en la sociedad”.
En otra momento de la charla lanzaron preguntas hacia la policía, en concreto hacia las comisarías de los barrios. “La inoperancia de la policía es más que preocupante. El día del hecho yo estaba a los gritos pidiendo una ambulancia y la policía no sabía qué hacer”.
“Queremos saber cómo funcionan las comisarías. Ellos tienen que tener un detalle de los delincuentes o personas sospechosas que viven en cada jurisdicción a su cargo. Se preocupan más por recorrer los comercios que a su tarea de vigilancia. Estos hechos no los pueden tomar por sorpresa. Ellos saben quiénes son las personas peligrosas o potenciales delincuentes. A ellos tienen que marcarlos de cerca”.
Aquella maldita mañana
Por último Laura y Rosa brindaron detalles puntuales sobre su recordado hermano y sobre aquella mañana fatídica.
En principio se mostraron en desacuerdo con aquellos que presentan a Luis como un comerciante. “Luis no era comerciante. Luis, desde los 18 años, trabaja como empleado de Telecom. Situación que mantuvo hasta el último día de su vida”.
Agregaron que Luis, como todo padre, intentaba marcarle un rumbo, un camino, a la vida de su hijo adolescente, Américo.
En este orden habían encontrado en la venta de artículos de electrónica una posibilidad de darle una salida laboral, una ocupación, para Américo.
Estuvieron en la casa
Las mujeres también confirmaron que los dos sujetos -ahora detenidos e imputados del crimen-, 48 horas antes habían estado en la casa de Filippi.
“Uno de ellos había comprado dos MP4. Al otro día se comunicó por teléfono y dijo que uno de los aparatos no funcionaba. Entonces desde aquí le dijeron que se lo iban a cambiar por otro, de mejor calidad, pero que le iba a costar unos pesos más.
Entonces el sujeto le contestó que iba a venir a casa, aunque lo iba a hacer acompañado de un amigo que pretendía comprar algunas cosas”.
Fue así que esa mañana llegaron los dos a bordo de sendas bicicletas e ingresaron con el pretexto de que venían a adquirir algún artículo electrónico.
Qué pasó en medio de esa conversación es algo que, por el momento, se mantiene en el más cerrado misterio.