Crisis en la circulación de monedas

Cuando el cambio es el problema

El aumento en el transporte porteño y bonaerense agudizó la faltante de dinero metálico: el comercio minorista tiene que completar el vuelto en especie, y algunos bancos no sólo no dan, sino que piden infructuosamente.

1_mg.jpg

“Tomá unos caramelitos”. Esa es la frase (acompañada en el mejor de los casos por una sonrisa) con la que muchos comerciantes minoristas resuelven la falta de cambio chico.

Foto: Mauricio Garín

De la redacción de El Litoral

[email protected]

El aumento del transporte en Capital Federal y Gran Buenos Aires magnificó la crisis que existe desde hace un tiempo, relacionada con la falta de monedas. A pesar de la gran cantidad que se acuña (462,9 millones en 2007; 523,9 en 2008, y muchas más que se prevén para el año que comenzó), y de la considerable cuantía que está en circulación (5.188,2 millones de unidades al 31 de diciembre, según el Banco Central) la experiencia cotidiana parece sostener lo contrario. Así lo afirman los consultados por El Litoral, en una recorrida que (si no exhaustiva) es representativa de lo que significa vivir sin monedas.

Cambio dulce

“Sí, no hay monedas, es algo medio “universal’”, dice el encargado de la mañana y la tarde de un quiosco y bar. “A cualquier quiosco o drugstore le pasa lo mismo. A veces hay monedas, y a veces no; por eso cuando la tenemos la cuidamos, tratamos de que el cliente nos dé el cambio justo”. También reconoció que a falta de las piezas metálicas, buenos son los caramelos, a la hora de dar el vuelto.

“No hay monedas”, confirma el muchacho detrás del mostrador del minimercado de una estación de servicio. “Cada tanto el encargado del local va al banco y cambia unos 50 pesos. Pero si no hay monedas, hay que recurrir al caramelito”, reconoce.

Bancos desprovistos

Pero no todos tienen la suerte del encargado: “Nosotros acá no tenemos monedas en este momento: estamos pidiendo que nos manden del Tesoro Centralizador para poder dar vueltos, porque ni para eso estamos teniendo”, responde a la requisitoria, el tesorero de una sucursal bancaria de la Recoleta. “Cuando teníamos siempre dimos, no había problema: 100 pesos, 200; pero ahora si nos pedís, te damos hasta 10 pesos”.

Consultado por hace cuánto que están así, afirma que “más o menos un mes, desde antes de las fiestas. Ahí se cortó, no se pudo conseguir más, ni siquiera pagando el servicio que nos cobraba la transportadora de caudales para traerlas”. De tal modo, no pueden cumplir con la ordenanza del Banco Central, que dispone que los bancos deben cambiar al menos 20 pesos en cambio chico.

Entre el transporte y el vicio

Relata el responsable de uno de los (pocos, cada vez menos) quioscos que expenden tarjetas de colectivos, que la venta de las mismas “está más o menos igual. Lo que pasa es que acá se vende bastante, así que se mantiene. Acá es muy Bulevar... La gente ya se acostumbró a la tarjeta, así que no influye la falta de monedas. Influye más en los cigarrillos: si sale 2,25, tenés que darle cambio; si no tenés, por ahí no le vendés, se va. Pero con las tarjetas la gente que está acostumbrada a usarlas las sigue usando, no se va a arriesgar a depender de las monedas”.

Esta situación puede redundar en “avivadas”, o en situaciones perjudiciales para el ciudadano de a pie, literalmente. Salomé se toma un taxi para regresar a su casa las noches que va al gimnasio. Días atrás quiso pagar un viaje de 3,50 pesos con un billete de cinco, y con la excusa de que no tenía cambio, el chofer le cobró todo ese monto. “Le dije de todo, pero estaba cansada y no quería discutir. La vez siguiente llevé cambio, por las dudas, y el taxista me dijo que debería haber anotado el número del taxi anterior, para luego reclamar el cambio a la central”.

///

EL DATO

Por cinco centavos

El 22 de diciembre de 2004 se publicó la ley 25.954, denominada Ley de Redondeo (modificatoria de la ley 22.802 de Lealtad Comercial) que legisla sobre las diferencias menores a cinco centavos en el monto total a pagar en transacciones comerciales.

Textualmente, la ley dice: “En todos aquellos casos en los que surgieran del monto total a pagar diferencias menores a cinco (5) centavos y fuera imposible la devolución del vuelto correspondiente, la diferencia será siempre a favor del consumidor”.