A star is dead

Juan Carlos García Reig, “Cachi”, nació en Mar del Plata en 1960 y falleció en la misma ciudad en 1999. Su breve vida le permitió escribir cuentos memorables, como los reunidos en “Los días de miércoles”, relanzados ahora por Ediciones de la Flor.

Por Juan Carlos García Reig

Lorna Medina, la venus del Caribe, gloria de la Habana y reina del Mambo, en su camarín de Eldorado Night Club se liberaba del tocado de frutas y del bikini con la cola de volados multicolores, cuando recibió una orquídea.

La tarjeta decía:

¿Le gustaría verse en tres dimensiones,

como la ven los demás?

La espero, mesa 45.

Jamás había aceptado las invitaciones que le llegaban a diario acompañadas de rosas y bombones, cuando terminaba el espectáculo.

Ella se amaba a sí misma, tal narcisismo constituía el centro de su encanto, haciéndola aun más bella, distante e inalcanzable.

Apareció entre las mesas, enfundada en un refulgente y escotado vestido, encendió un cigarrillo, enroscó la boa de plumas al cuello abriéndose paso entre los clientes.

En la mesa 45, un hombre de traje blanco, el sombrero panamá sobre la mesa, pelo entrecano y ojos claros, bebía reposadamente una cerveza moviendo levemente la cabeza al ritmo de la jazz band. Traficante o contrabandista.

—Buenas noches, señorita —dijo con acento alemán besando la mano de la diva.

—Explíquese.

—Es para mí un honor poder compartir mi mesa con...

—¡Dick! Tráeme un Jungle’s dynamite, con mucho vodka. ¿Decía usted?

—Que es para mí un honor...

—¿Cómo es eso de que podré verme en tres dimensiones?

—¿Conoce usted los espejos Doppelgänger?

—No.

—Verá usted, mi estimada Fräulein, cuando la guerra, un grupo de alquimistas y magos nazis inventaron estos espejos a pedido del Führer —acercándose, en voz baja agregó—: Hitler, según se sabe, tenía varios Doppelgänger, lo cual le permitía estar en dos lugares simultáneamente. Hasta se llegó a decir que quien murió no fue él sino su Doppelgänger.

—¿Qué es un Doppelgänger?

—El espejo Doppelgänger es un espejo mágico. Si usted se mira en él, no se reproducirá su imagen, sino que del espejo se desprenderá su Doppelgänger, su doble, su sosia. Una copia exacta, viva, real de usted misma. Entenderá ahora por qué le digo que podrá verse en tres dimensiones, como la ven los demás.

—¿Acaso usted tiene un espejo así?

—Nuevo, sin estrenar. Nadie se ha visto en él pues el espejo se romper al nacer el Doppelgänger, el sosia.

—¿Cuánto pide por él?

—Comprenderá meine lie be Dame que algo así no tiene precio.

—Comprendo —dijo poniéndose de pie.

—Aguarde, no me malinterprete —alcanzó a tomarla del brazo—. Hagamos un trato.

—¿Qué clase de trato?

—Que el fruto del espejo sea para mí. Una vez que se haya contemplado, me entregará su Doppelgänger.

La idea la sedujo, poder verse tal como era, sin espejos deformantes, verse bailar y cantar. Verse y aplaudirse.

De un trago terminó su Jungle’s dynamite.

—Trato hecho, envíemelo a mi camerino mañana por la noche.

Con ansiedad arrancó los papeles, desarmó el cajón y quitó las mantas que envolvían al espejo. Era de cuerpo entero, ovalado y en la parte superior del marco de caoba llevaba tallada una cruz esvástica.

Al mirarse estalló en pedazos, apareciendo del otro lado una copia exacta de ella.

—¿Quién eres tú? —dijeron al unísono.

—Lorna Medina —repitieron juntas.

Se observaron detenidamente.

—¡Mientes! —gritaron.

No podía admitir que frente a sus ojos se presentase otra Lorna Medina. Estaba desesperada, llena de ira.

Ella era única. La Venus del Caribe, La Gloria de la Habana, La Reina del Mambo.

Pensó de inmediato en deshacerse de la intrusa.

Ambas pensaron lo mismo.

Dicen que se suicidó.

1.jpg
espejo 2.jpg