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Para disfrutar del sol

Todas las recomendaciones valen: evitar exponerse de 10 a 16, no concurrir a la playa con menores de seis meses y colocarse protector. FUENTE. PRO-SALUD NEWS. FOTO. EL LITORAL.

Pese a los múltiples peligros que implica, el tristemente célebre agujero de la capa de ozono ha generado diversos beneficios. Uno de ellos consiste en el incremento -a lo largo de los últimos años- de las campañas de concientización que tienden a reforzar la importancia de cuidarse del sol. Más precisamente, de proteger la piel de los efectos de la radiación ultravioleta.

Este concepto especialmente importante durante los meses de verano es fundamental pues el impacto de los rayos UVB y UVA no sólo es cada vez mayor, sino que sus consecuencias año a año son más peligrosas: el sol produce quemaduras, envejecimiento prematuro y en los casos más severos puede llegar a desencadenar el cáncer de piel o melanoma.

“Lo primero que hay que controlar es el horario en el que conviene tomar sol. Éste parámetro varía de acuerdo con la latitud en la que se encuentre la persona. No obstante, en general se recomienda evitar la franja que va de las 10 a las 16 horas. De cualquier manera, la regla tiene salvedades pues en el caso de los bebés, la mejor opción es directamente evitar que entren en contacto con el sol”, consignó el Dr. Eduardo Rodríguez, médico dermatólogo, profesor titular de la Cátedra de Dermatología de la Universidad del Salvador (USAL).

“Otro concepto muy destacable es el del fototipo en relación a la cantidad de exposición, porque no es lo mismo que una persona rubia de ojos claros -que presenta el número uno- tome sol durante tres horas, a que lo haga una de piel morena y cabello oscuro pues la composición de su tejido será otra. Los rubios, sin embargo no sólo son especialmente sensibles por su pelo sino también porque existe la posibilidad de que sus lunares cambien”, agregó el Dr.Rodríguez, también jefe de la unidad docente de dermatología del Hospital Fernández.

CUANDO LA ROPA CUIDA

“A la hora de salir al sol la ropa debería ser el protector más usado, sobre todo si la persona va a pasar muchas horas al aire libre expuesta a la radiación. Salvo en la playa donde en general se usa poca, lo ideal sería utilizar remeras manga larga, pantalones largos y sombreros de ala ancha”, afirmó el especialista.

En cuanto a lo colores, hay diferentes versiones: por un lado algunos especialistas sugieren evitar la utilización de tonos oscuros, en especial el negro, aunque otros afirman que éstos “dan menos calor” que los claros.

Al respecto, Rodríguez aclaró que “si bien los colores claros reflejan la luz solar de mejor manera, al margen de cuál usar y cuál no, lo mejor sería imponer la moda de que los chicos estén en la playa con una remerita. De esa forma evitaríamos gastar mucha plata en protectores, así como también muchos dolores de cabeza y, lo que es más importante, se le haría mucho bien al futuro de la salud de la piel de los chicos, porque las quemaduras solares de la infancia predisponen el fotoenvejecimiento y la aparición de lesiones malignas”.

PROTECTORES SOLARES

El FPS es un coeficiente que surge luego de realizar -en personas con determinado tipo de piel- una prueba durante la cual se divide el tiempo que tarda la piel en llegar al primer grado de quemadura (enrojecimiento) con el producto puesto por sobre el tiempo que tarda sin éste. De manera que el número que aparece en el envase corresponde a cuánto más tiempo dura la protección con el producto puesto en comparación con la no aplicación del mismo.

Se recomienda utilizar -al margen del tipo de piel- un mínimo de FPS 15.

La crema debe aplicarse media hora antes de exponerse al sol y luego repetir la aplicación cada dos o tres horas, aún cuando no se pase tiempo en el agua e incluso cuando los productos aseguran en sus envases “ser resistentes al agua y/o la transpiración”.

Para los más chicos, usar pantalla total.

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