8º FESTIVAL PROVINCIAL DE CHAMAMÉ SAPUCAY Y CANTO COSTERO

“¡A pelar el pasto!”

Con Monchito Merlo, Iván Faisal y otros artistas litoraleños, la primera luna de la fiesta demostró que el folclore está vivo y sigue “pelando gramilla” a puro chamamé y zapateo.

“¡A pelar el pasto!”

Iván Faisal caminó entre la gente, habló de la tradición y del campo e hizo un homenaje al Leyes al cerrar con “La costerita”. Fue largamente ovacionado.

Foto: Pablo Aguirre

Florencia Arri

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Con más de 35 gauchos, sus respectivos equinos y una detallada explicación de sus vestimentas y diferentes pelajes, las agrupaciones gauchas Centinela de la Costa de Arroyo Leyes, Lanceros de la Federación de San José del Rincón y Por mi Gaucha Juventud de Paraje Los Naranjos escoltaron la bandera nacional y provincial al escenario Mario Millán Medina. Así, como es tradición, se inauguró la octava edición del Festival Provincial de Chamamé Sapucay y Canto Costero.

Desde las 22, el Camping Comunal de Arroyo Leyes -Ruta Provincial Nº 1, Km 13, calle Nº 28- pobló sus diez hectáreas con una nutrida concurrencia: sillones, boinas y hasta espuelas que “sacaron polvo a la gramilla”, a puro chamamé.

En la voz de Marta Reñé, el Himno Nacional fue el puntapié inicial de la fiesta que, seguido de la Academia de Danzas Mainumbí, despuntó el baile con el pequeño Enzo Galván. Nieto de Tito Galván, el niño de once años se presentó el viernes en el Pre Federal y logró a orillas del Leyes su cometido: a puro chamamé, el “Cachencho” y su conjunto Herencia de Guitarrero hicieron del predio una nutrida pista de baile.

“¡Saquen la suela bailando!”

Tintinear de monedas y hasta de espuelas contra el suelo; una especie de galope humano que despertó calor y obedeció al grito “¡A pelar el pasto!”. A pies del escenario y sobre la pista de gramilla -nombrada Raúl Antonio Córdoba, como el exitoso jinete santafesino- el baile fue la consigna que obedeció al sonido de diferentes artistas.

Nazareno Flores y su grupo fueron claros: “¡Póngale polenta mi amigo! ¡Saquen la suela bailando!”, y así honraron al litoral con una seguidilla chamamecera que el público retribuyó con aplausos. A “suela y taco, suela y taco”, Nazareno hizo bailar hasta a las sillas y levantó polvareda sobre la pista y el escenario.

Iván Faisal llegó desde San Justo y dio un respiro a los pies: caminó entre la gente, habló del campo, cantó chacareras y chamarritas e hizo un homenaje a la región al cerrar con “La costerita”.

Con gatos polqueados, rancheras y chamamé, los jóvenes y niños del Ballet Comunal Horizonte Argentino anticiparon varias horas de “sentir chamamecero”. Tras ellos, Monchito Merlo y su conjunto expresaron su cariño por la costa a puro chamamé y sapucay. La glosa del querido Angelino Rodríguez -en las filas de Monchito- fue obedecida en forma literal, y los gauchos bailaron “pegao como estampilla, pa’ que la huayna large un suspiro”. Así, como es habitual, Monchito Merlo logró su cometido: todo el mundo se puso a bailar chamamé y zapateo.

Lo mismo sucedió con Gregorio de la Vega y su conjunto -o “cómplices”, como prefiere llamarlos-, Los Chaque-Che y los Hermanos Gotte: danza y fiesta se acrecentaron sin reparar en horarios y haciendo caso omiso de los refucilos que acercaba la brisa del sur.

En la madrugada, cuando las primeras gotas pegaron en los sombreros, la cantina había agotado el asado con cuero, las bebidas y empanadas, y sobre la pista el agua se recibió como un respiro. Artistas, gauchos y huaynas demostraron una vez más que el folclore está vivo y levanta tanto polvo como espíritu con chamamé, sapucay y zapateo.