792 escuelas en toda la provincia continúan con el servicio

En vacaciones, 96 mil chicos van a los comedores escolares

En la ciudad, son cerca de 10 mil los que almuerzan. Para muchas familias, es un alivio que los comedores de los establecimientos educativos continúen abiertos.

De la redacción de El Litoral

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“Los más chiquitos repiten hasta 3 ó 4 veces el plato. Si eso no es hambre, no se qué es”. Una cocinera de la escuela Nº 809 Estanislado López, del barrio Santa Rosa de Lima, graficó la situación que se vive en los comedores escolares durante el verano.

El hambre no se toma vacaciones. Por eso, los establecimientos educativos mantienen abiertos sus comedores, aunque atienden a una cantidad menor de comensales que en época de clases. En 792 escuelas de la provincia, están almorzando diariamente en enero y febrero 95.789 chicos, mientras que el doble de esa cifra asistió a los comedores en plena actividad escolar (184.400 alumnos almorzaron en noviembre en mil escuelas, según cifras oficiales).

En la ciudad de Santa Fe, se repite esa proporción: durante el receso escolar se sirven 9.590 raciones diarias en 40 escuelas, también la mitad de los almuerzos que se requieren en época de clases (22.700 raciones).

Aunque las cifras disminuyen, los chicos que siguen asistiendo a los comedores de las escuelas lo hacen por absoluta necesidad. Para muchos de ellos, ese plato servido por las cocineras y ecónomas constituye la única posibilidad para alimentarse, por lo menos, de lunes a viernes.

“Es una ayuda que el comedor escolar esté abierto porque al mediodía no hay comedores comunitarios cerca. De noche, me las arreglo con un arroz o lo que haya”, dijo una mamá, que acompañaba a sus 4 hijos a la escuela Estanislao López. Para ella, lo ideal sería que se habilite también la copa de leche, que en vacaciones no está incluida en el servicio.

A las 11.30, los comensales ya se iban acomodando en las sillas donde los esperaba, caliente, el menú del día: pollo al horno con puré de papas. De postre había una fruta y yogur con cereal, con el propósito de que los chicos consuman algún derivado de los lácteos.

Dos minutos después de sentarse, algunos levantaban el plato en señal de que querían repetir. “Pero si apenas se sentaron”, masculló una de las cocineras. El plantel debe cocinar en verano para unos 250 comensales, de los 600 que asisten en días de clases.

Situación social

En otra escuela cercana, la Nº 1111 Luis Borruat, todavía aguardaban la llegada de los chicos. Allí la comida para unos 300 alumnos en verano, se sirve justo al mediodía. “Hoy es lunes y después del fin de semana vienen con mucho apetito porque se nota que no han comido bien durante el sábado y domingo”, dijo la directora Marta Vianna.

Si bien los destinatarios del comedor son los alumnos de la escuela, lo más común es escuchar que los chicos vienen con sus hermanitos más pequeños. “¿Qué podés hacer? ¿echarlos?”, asume sin vueltas esta docente. El control sí se pone en que los alumnos que van al comedor después no falten a clases.

“La realidad social de estos barrios es complicada y si bien no es una tarea pedagógica neta, las escuelas hace rato que asumimos como un trabajo propio el brindar un plato de comida a nuestros chicos”, cerró Vianna.

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EN CIFRAS

9.590

alumnos

almuerzan en comedores escolares de nuestra ciudad en enero y febrero.

40

escuelas

se mantienen abiertas en la ciudad de Santa Fe. En época de clases, los comedores escolares en funcionamiento son 124.