Al margen de la crónica

Cuestión de peso

El año pasado, la inoxidable y popular Araceli González denunció que a su hija, Flopy Torrente, no la dejaron participar del desfile en el BAF Week (Buenos Aires Fashion Week) “por estar gorda”, reinstalando en el mundo de la moda qué tipo de cuerpos prefieren los diseñadores y productores de desfiles en la Argentina. Claro está que en cualquier lugar “normal”, si uno se cruzara con Flopy sin saber quién es y quisiera saber algo, arrancaría la pregunta con un “Che, flaca...”.

Ayer, Nico Rosberg, de Williams, exigió un peso mínimo para los pilotos de Fórmula 1: “Si son muy livianos, hay que agregar pesos adicionales en los asientos”. ¿El motivo?: se sospecha que varios pilotos adelgazaron para compensar el aumento de peso de los autos por el nuevo motor. “No puede ser que debamos parecer jockeys”, disparó Rosberg.

Unos días antes de su debut con la camiseta de River, el mediático Cristian Fabbiani había sido muy claro: “Estoy pesando más de 100 kilos, pero no tengo problemas. En Newell’s, llegué a jugar la mayoría de los partidos con 97 kilos y hacía goles igual”.

El delantero que pidió la camiseta “99” en River, justamente para burlarse de su propio peso, recibió ayer una curiosa invitación: el famoso nutricionista Alberto Cormillot dijo públicamente que le gustaría ayudar al “Ogro” —así lo apodan a Fabbiani— para que baje de peso: “Para mí sería un honor que viniera a alguna de mis clínicas. A simple vista uno se da cuenta de que tiene una capa de grasa”.

La moda, F1 y el fútbol, con los kilos de por medio. En un lado, sobran; en otro, faltan. Cuestión de peso que le llaman. Marche una balanza.