Boca venció al Deportivo Cuenca

Se conformó con el triunfo

Pese a jugar mal, el conjunto xeneize comenzó con el pie derecho la Copa Libertadores. Venció a Cuenca 1 a 0. Al único gol del partido lo marcó Rodrigo Palacio.

Palacio volvió al primer equipo y convirtió el tanto de la victoria. El cotejo fue de bajo vuelo futbolístico.

Foto: Agencia Télam

Redacción de El Litoral

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Télam

El encuentro fue malo y aburrido porque Boca hizo todo lento y previsible, mientras que los ecuatorianos parecieron llegar a La Bombonera a perder por sólo un gol de diferencia y lo lograron.

En el primer tiempo, Boca y Deportivo Cuenca salieron a intentar hacer lo mismo, manejar la pelota y presionar en campo contrario, claro que con esquemas bien diferentes.

Carlos Ischia paró un equipo con cuatro defensores, más allá de que los dos centrales se adelantaban mucho, dos volantes de contención y cuatro hombres de punta, porque Juan Román Riquelme fue un delantero más.

Y ese esquema le dio resultado en la primera etapa, porque a los doce minutos ya estaba en ventaja, con un gol que convirtió Palacio por medio de un potente remate desde dentro del área, luego de un rebote que dejó un defensor ecuatoriano.

La ventaja no modificó el esquema ofensivo de Boca, que a través del manejo de la pelota siguió buscando ampliar el marcador.

Sin embargo, el paso tan cansino del equipo de la ribera, que nunca tuvo cambio de ritmo ni explosión en ataque, provocó que muchas veces llegara tocando hasta dentro del área grande de Deportivo Cuenca pero que no tuviera definición.

El partido se hizo lento porque los ecuatorianos vieron durante 45 minutos cómo Boca manejaba la pelota, marcando sólo a presión a Riquelme, algo que le dio resultado porque, cerca del área, a las decisiones las tenían que tomar Sebastián Battaglia o el colombiano Fabián Vargas, quienes no están para dar pases gol y hacerlos.

Palacio, pese a haber convertido y a que tuvo un buen rendimiento en un partido ordinario, se mostró sin su habitual velocidad y Pablo Mouche, quien podría haberle dado el cambio de ritmo, esa explosión necesaria para desequilibrar, entró poco en juego.

Entonces, entre el calor, la humedad y lo lento que era Boca y la falta de compromiso del Cuenca, que se conformaba con el 0-1, armaron un primer tiempo aburrido y cansador, sobre todo por la hora, porque el partido comenzó 15 minutos más tarde de lo previsto (22.30).

En los primeros minutos del segundo tiempo se hizo más evidente el conformismo de los ecuatorianos con perder por sólo un gol; se pararon de mitad de cancha hacia atrás, sin muchas intenciones de cruzarla.

Boca mantuvo el mismo ritmo de juego lento, manejando la pelota con paciencia, esperando el espacio para liquidar la historia, algo que no pudo impedir que el partido fuera más que aburrido.

El síntoma de que en La Bombonera no pasaba nada era el público, que seguía en silencio las acciones de juego, que no emocionaban a nadie; sólo hubo un susto para la gente, luego de que Rodrigo Texeira quedara mano a mano con un inseguro Roberto Abbondanzieri, pero ganó el arquero.

Martín Palermo ingresó en el segundo tiempo y marcó un gol de cabeza, que fue mal anulado -le cobraron posición adelantada-, pero quedó en una anécdota porque Boca se conformó con sólo ganar y los ecuatorianos, con sólo perder por un tanto. Por eso el partido fue muy aburrido y para olvidar rápidamente.