“Man in chat...”

Para construir otra historia

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Rubén Gattino y una labor actoral de indiscutible compromiso.

Foto: Gentileza producción

Roberto Schneider

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“Mi muy estimado.... querido.... adorado... admirado” son las primeras palabras que el espectador encuentra -escritas sobre una pantalla- cuando comienza “Man in chat o la historia del soldado afortunado”, la obra del dramaturgo cordobés Jorge Villegas presentada por Zepellin Teatro, de Córdoba, y Teatro La Estación, de San Francisco, en el Foro Cultural Universitario. Son los epítetos que San Martín le escribe a Bolívar en la obra subtitulada precisamente “Un chat entre San Martín y Bolívar”, que es la fase uno del Proyecto Patria o Muerte, con poéticas teatrales sobre la historia argentina.

En el último Argentino de Teatro, del mismo autor se conoció “K y S”, donde un “desfile de modelos” era una brillante excusa para, desde lo narrativo, mostrar la historia de los asesinados piqueteros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. En este caso, la obra se nutre de ideas y conceptos que provienen de diversos campos del saber como “la Historia” propiamente dicha, la filosofía, el psicoanálisis, las ciencias sociales, el pensamiento crítico: en su totalidad es un extenso y rico monólogo en el que Villegas pone en juego voces diversas con las que a veces coincide, a veces interroga y otras entra en polémica. Surge con nitidez entonces el diálogo que sostiene el teatro, como fenómeno discursivo que produce una determinada imagen del mundo, con otros discursos contemporáneos que también configuran una imagen de la realidad, y que gozan de cierta legitimidad, en particular los discursos políticos en los que el pensamiento posmoderno critica a la modernidad.

Palabras que habitan

A través de alrededor de diez “fotos” (o, mejor, bellísimas imágenes que recuerdan la obra de Joan Miró proyectadas en una pantalla) se expone una fuerte figura del Padre de la Patria no ya en el mármol, sí en la tierra, carnal, con interrogaciones esenciales. El cuestionamiento a “la otra” historia configura la estructuración de varias identidades nacionales a partir de la oposición con un “otro”, también construido en la propuesta, al que se excluye o margina. Es entonces que la obra se vuelca hacia el tema de la concepción de la realidad como ficción dominante. Los espectadores, entonces, entendemos que las palabras no son socialmente neutras, sino por el contrario, creadoras de mundos, de realidades que habitamos efectivamente y que a su vez nos habitan.

La propuesta encuentra en el actor Rubén Gattino al intérprete ideal. Elabora su personaje a partir de una incuestionable entrega corporal y emocional. Con clara dicción, maneja los tiempos necesarios para construir, sobre el final, una labor que no elude la emoción. Villegas obtiene así desde la dirección un apoyo de jerarquía, sustentado asimismo en una cuidada escenografía de Santiago Pérez, de exquisita plasmación estética, y un ritmo que no decae en ningún momento. “Man in chat...” es también una posibilidad de reflexionar acerca de que tanto el arte como el pensamiento libertario deben buscar constantemente en los intersticios del poder hegemónico nuevas estrategias para ejercer el derecho a la disidencia, a la crítica. Una crítica que no se coloca en el lugar de la denuncia sino de la deconstrucción, una crítica en la que lo que se represente no sea lo nuevo, lo no sabido, lo desconocido, sino precisamente lo contrario, que ponga en escena lo conocido, lo que ha sido naturalizado por nuestra visión cotidiana, pero distanciándolo, volviéndolo extraño, para mostrarlo como una nueva arquitectura. En síntesis, la palabra crítica que ve y oye, que desvela y hace oír, que piensa mientras dice, que habla porque es discurso y al mismo tiempo experiencia vital.