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Usar bolsas plásticas pasó de moda

Matera y bolsas de Carmen de Picnic, totalmente lavables y utilizadas tanto por mujeres como por hombres.

Usar bolsas plásticas pasó de moda

En la generación de basura urbana las bolsas plásticas son uno de los desechos más contaminantes. Por suerte, las iniciativas de preservación del medio ambiente crecen en distintos sectores de la sociedad, como la moda y el diseño. El futuro del planeta está en nuestras manos, evitar el uso de bolsas plásticas es una manera de involucrarse. TEXTOS. GEORGINA LACUBE

Existe una tendencia que tiene que ver con asumir conductas ambientalmente responsables. Se trata de la corriente eco friendly, a la que se sumaron, entre otras disciplinas, el diseño y la moda. Sus iniciativas contribuyen con los principios que rigen el desarrollo sustentable, como los de las famosas “tres erres”: reducir, reciclar y reutilizar.

De esta forma, hoy es posible encontrar alternativas para descartar las bolsas plásticas de nuestra vida. ¿El objetivo?: evitar el menor impacto ambiental posible protegiendo los recursos naturales (energía y agua, un recurso tan escaso por estos días), para que no se agoten con el tiempo y perjudiquen a las generaciones futuras. También erradicando los desechos urbanos responsables de la existencia de los rellenos sanitarios altamente perjudiciales para la salud y el medio ambiente.

Tan útiles como contaminantes, las bolsas plásticas un material usado comúnmente en el hogar y en la vida diaria y que es depositado en los rellenos sanitarios, suelen contener químicos peligrosos: cloruro de vinilo, polietileno, formaldehído y tolueno. Estos compuestos, si no son debidamente tratados, pueden afectar seriamente la salud de la población y causar un impacto negativo para el medio.

Según la agrupación ambientalista Friends of the Earth, el tolueno es cancerígeno, provoca efectos sobre el sistema nervioso central y cardiovascular, daños en los riñones y el hígado, irritaciones al sistema respiratorio, la piel y los ojos y alergias.

Por su parte, el cloruro de vinilo es cancerígeno, mutagénico, altera el sistema nervioso central, provoca daños en hígado y riñones; irritación en ojos y piel y desórdenes en las células de la sangre.

Lo cierto es que las bolsas plásticas recorren el planeta. Se las ve en los desagües, bosques, o flotando en el mar, matando a más de 100.000 aves marinas, delfines, focas, ballenas y tortugas cada año.

La crisis de los residuos

De acuerdo con un informe de Greenpeace, el 13.75% del contenido de una bolsa de basura se compone de plásticos.

En general, se trata de envases que se utilizan una única vez en todo tipo de envoltorios y embalajes (botellas de PVC o PET, bolsas de polietileno, bandejas, etc). En cuanto a su tratamiento, si se entierran ocupan mucho espacio y requieren décadas y hasta milenios para degradarse. Si se opta por incinerarlas, originan emisiones de CO2, sustancia que contribuye al cambio climático, además de otros contaminantes atmosféricos nocivos.

Se sabe el PVC es uno de los plásticos de uso más generalizado y que produce una elevada contaminación en su fabricación. Y sabemos también que el plástico se obtiene a partir del petróleo, también un recurso no renovable cuya obtención y transporte son contaminantes.

Las sociedades parecen moverse dentro de un círculo vicioso donde la existencia de rellenos sanitarios incentiva el uso irracional e ilimitado de materias primas que luego son descartadas en lugar de reutilizarse. “Consideramos que los rellenos sanitarios deben ser abandonados progresivamente y que deben ser adoptadas agresivas medidas de reducción, reutilización y reciclaje para los residuos urbanos”, sostienen desde Greenpeace.

No Uso Bolsas Plásticas

Tal el nombre de una iniciativa independiente y parte de una campaña de concientización llevada adelante por el equipo de El viaje de Odiseo, una consultora sin fines de lucro ni auspicios con sede en Capital Federal.

Comprometidos con el cuidado del medio ambiente, colocaron a la venta una bolsa de tela confeccionada con algodón natural por la Cooperativa La Juanita y estampada por el grupo de arte callejero Run Donºt Walk con pinturas serigráficas no tóxicas. El precio de cada bolsa es de 10 pesos y lo recaudado se destina a fabricar nuevas bolsas y a financiar proyectos sostenibles sugeridos por quienes adhieran a la causa.

“Lanzamos esta campaña para generar conciencia acerca de las consecuencias del uso y abuso de bolsas plásticas en la Argentina y el mundo, y su efecto negativo sobre el planeta. Para potenciar esta idea y promover otras que movilicen a la acción, iniciamos una causa en Facebook (a través de internet), que ya tiene más de 230 miembros y no deja de crecer”, anuncia Joaquín Wall, integrante de la consultora.

Alternativas para la acción

Para salir de compras sin emplear bolsas plásticas, una reconocida marca desarrolló una línea de canastas con materiales de descarte de los mercados. “Los artesanos las realizan con zunchos de polipropileno que fueron utilizados en cajones de frutas y verduras. Esto tiene relación con una vuelta a formas más armoniosas de convivir con nuestro día a día y con el ambiente”, explica Cecilia Sonzini, dueña de la firma.

Otra de sus propuestas estrella incluye los changos que suelen usar las abuelas para ir de compras. Ella les imprimió su toque personal para convertirlos en objetos súper coloridos. “Mi inspiración a nivel estético tiene que ver con la calle, los colores, los mercados, las texturas, los olores, la cocina, la gente, las diferentes culturas... Surgieron como producto de una necesidad como la de ir al supermercado, a la verdulería y a la panadería, pero con un objeto que sea funcional y, por qué no, bonito”.

Otra intención para imitar es la iniciativa de una firma de indumentaria que reafirma su compromiso con la comunidad y el planeta adoptando la tecnología d2w® a sus bolsas de plástico.

Los productos realizados con esta tecnología no necesitan de un ambiente biológicamente activo para comenzar a degradar; tardan aproximadamente 18 meses en desintegrarse mientras que las bolsas comunes lo hacen en 400 años.

Además, presenta una bolsa 100% reciclable con un diseño práctico y altamente resistente. “La finalidad es que sea reutilizada asignándole una nueva función, ya sea como cartera, para transportar libros, ropa o la laptop”, comentan.

De su lado, y conciente de la crisis ecológica actual, la marca Carmen de Picnic desarrolló nuevos productos para viejas costumbres. Todo, reutilizando PET y evitando el uso irresponsable de bolsas plásticas.

“Reeditamos la bolsa de compras de nuestras abuelas para darles diversos usos. Las mujeres guardamos las bolsas de locales de ropa para llevar las cosas que no entran en nuestras carteras. Es hora de reemplazarlas por otras que no sean de plástico”, explica Lucila Rodriguez Carniglia, una diseñadora de interiores de 25 años que desde hace casi una década diseña y comercializa sus bolsas.

Para la marca, “la vedette de este verano es la matera que, como todos los productos es totalmente lavable y la han adoptado tanto hombres como mujeres”, concluye Lucila.

Para saber más

www.nousobolsasplasticas.com //www.elviajedeodiseo.com

www.greenpeace.org.ar “Basta de Basura”

www.carmendepicnic.blogspot.com

ENTRELÍNEAS

“Consideramos que los rellenos sanitarios deben ser abandonados progresivamente y que deben ser adoptadas agresivas medidas de reducción, reutilización y reciclaje para los residuos urbanos”.

Greenpeace

 
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“No uso bolsas plásticas” es una iniciativa independiente y parte de una campaña.

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El antiguo chango de las abuelas, ahora reeditado por la firma porteña Violraviol.

Los pioneros

Como parte del compromiso asumido en pos del cuidado del medio ambiente, una cadena de supermercados se propuso reducir la utilización de bolsas plásticas. Así, todas las personas que se acerquen a los locales que posee la cadena en nuestro país podrán adquirir bolsas reutilizables a un costo de $4.97. Están fabricadas en un material resistente que permite colocar en cada bolsa un promedio de 15 productos.

Además, desde el año 2007 suprimieron las bolsas plásticas comunes y las reemplazaron por las bolsas oxi-biodegradables. Estos objetos incluyen en su proceso de elaboración un aditivo que rompe los enlaces de carbono-carbono, transformándose de esta manera en productos sensibles a la luz solar, humedad, temperatura y otros factores ambientales que inician un proceso de degradación natural. En cambio, las bolsas tradicionales pueden tardar años para descomponerse en la naturaleza.