etcétera. calidad de vida

El hábito de cuidar la boca

El hábito de cuidar la boca

Los padres concurren con mayor frecuencia acompañados de sus hijos de cinco, cuatro y hasta tres años al odontopediatra. Entre los puntos a considerar se encuentran la utilización de pastas con flúor, limpiezas periódicas y la disminución de la ingesta de alimentos ricos en azúcares. FUENTE. PRO SALUD NEWS. FOTO. EL LITORAL.

Cepillarse los dientes de dos a cuatro veces al día y evitar los chicles u otros alimentos y golosinas que puedan adherirse o “pegarse” a las piezas dentarias, son dos de los consejos que más repiten los padres para evitar que durante sus primeros años de vida los niños pasen a integrar el 95 por ciento de la población argentina que, según los especialistas, tiene caries.

La insistencia respecto a la repetición del hábito de cepillarse, por ejemplo, es importante pues como todo lo que aprende durante la infancia, el cuidado de la salud bucal suele incorporarse más fácilmente; situación que genera beneficios en el momento pero también a largo plazo.

Enseñarle a los chicos la importancia del cepillado, es uno de los puntos más destacados de la educación para la salud. “Pese a que actualmente es muy frecuente ver que los padres llevan a sus hijos al odontopediatra antes de los cuatro o cinco años -hecho que nos da la idea de que las campañas de información están dado resultado- , todavía es muy frecuente encontrarse en el consultorio con la visita de una persona de 40, 50 o hasta 60 años que concurre para corregir determinadas cuestiones que no pudieron ser resultas durante la infancia y adolescencia y, por ende, representan una molestia”, consignó el doctor Carlos Ricardo Guardo, profesor titular consulto de la Cátedra de Ortodoncia de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Para comenzar a marcar el camino del correcto cuidado de la salud bucal, el primer paso es contar con el ejemplo de los padres que no sólo deben llevar a sus hijos al consultorio del profesional quién será el responsable de explicarle las instancias más relevantes de la higiene diaria, sino que además deberán seguir ellos mismos determinadas rutinas.

Comenzar jugando

“La primera consulta debe estar orientada a concientizar al niño. Sin dudas que el primer consejo tiene que ver con la importancia del cepillado diario y constante, hábito que puede comenzar como un juego para luego, con el paso de los años, afianzarse. Contamos con la colaboración de los padres para que les expliquen que la cavidad bucal, o sea la boca, es la puerta de entrada de numerosos agentes infecciosos que tienen la particularidad de provocar enfermedades. De manera que comenzando desde chicos a cuidarnos no sólo estamos provocando un bien en el momento sino que estamos trabajando sobre uno de los aspectos más importantes de la salud: la prevención”.

Quién habla es la doctora Natalia Nastri, asesora odontológica de Laboratorios Bernabé, quien remarcó que además del cepillado, “también es fundamental utilizar pastas fluoradas, realizar limpiezas periódicas, evitar los alimentos ricos en azúcares, chicles, caramelos y aquellos que puedan ‘pegarse’ a los dientes o la paladar y optar por los alimentos elaborados en base a calcio y proteínas”.

Por último, los especialistas aconsejan llevar a los niños al odontólogo no cuando experimenten algún problema sino cuando su salud bucal sea óptima pues de concurrir en alguna situación de dolor o molestia, el niño luego relacionará los aparatos y al profesional con el sufrimiento.

2.jpg

CONSEJOS

Por la salud bucal

- Cepille sus dientes después de cada comida y antes de irse a dormir, pues la disminución de actividad nocturna favorece la producción de bacterias.

- Utilice hilo dental.

- Cambie periódicamente su cepillo de dientes, siempre previa consulta con el odontólogo quién deberá recomendar el modelo más conveniente para su tipo de boca.

- Opte por las pastas elaboradas con flúor.

- Realice una rutina de cepillado completa que cubra tanto la cara anterior como la posterior, la interna y la externa de los dientes; así como también la lengua, las envías, las paredes de la cavidad bucal y el paladar.