Al margen de la crónica

Reutemann repite la jugada

Más allá de los amores y odios que generó el doble paso de Carlos Reutemann por la Casa Gris entre los santafesinos, y más allá de los futuros pasos políticos que ensaye, el actual senador volvió a ponerse el traje que mejor le sienta ante la opinión pública, y que es el de rebelarse ante el poder central. Lo hizo en 1992 y le significó posicionarse en el tablero político y nacional, y esta semana ocurrió lo mismo, pese a que otros ya habían dado ese paso, como Felipe Solá.

A mediados de 1992, a meses de haber asumido la primera gobernación, el entonces novato en lides políticas se enfrentó al menemismo en pleno apogeo, y le ganó la pulseada por la banca de senador nacional por Santa Fe. En ese entonces, la elección de los senadores dependía de la Legislatura y no del voto popular. Liliana Gurdulich de Correa terminaba su mandato y con fuerte respaldo del gobierno central, pretendía repetirlo. Reutemann optó por el entonces intendente de Villa Ocampo, Jorge Massat, uno de los primeros que lo acompañó en su carrera política. La pulseada fue larga y dura. Eduardo Menem y Carlos Corach llegaron a la Legislatura a pedirles a los justicialistas el voto por Gurdulich. Hubo posturas encontradas en el oficialismo santafesino pero triunfó la del entonces gobernador, y Massat fue senador nacional aunque terminó defraudando las expectativas puestas en él.

Ahora, Reutemann es senador y su alejamiento del Frente para la Victoria fue un cimbronazo que todavía el kirchnerismo no terminó de asimilar. Al portazo, le agregó una “puesta en escena” post operatoria, donde respondió decenas de preguntas para justificar su posición, para marcar diferencias con el gobierno nacional, con el provincial, y con otros sectores del justicialismo santafesino; lo que provocó un rápido reacomodamiento de fichas internas y lo puso en carrera para las metas que él elija.