En pleno centro de la ciudad

La Iglesia del Carmen, asediada por los robos y el vandalismo

Días atrás, delincuentes ingresaron a media mañana, quisieron quemar una Biblia y se llevaron algunos objetos de valor artístico y espiritual. Otro asalto a la iglesia se había producido en diciembre pasado. La feligresía, asustada.

De la redacción de El Litoral

[email protected]

“Nos robaron otra vez”, se resignó el padre Jorge Sarsotti. “Lo que más duele, más allá de perder objetos de profundo valor simbólico para nuestra comunidad cristiana, es la sensación de indefensión”, agregó con un dejo de miedo y tristeza. La iglesia Nuestra Señora del Carmen, en el corazón céntrico de la ciudad -La Rioja y San Martín- fue escenario días atrás de un hecho de robo y vandalismo que conmovió a la comunidad de fieles que asiste a la parroquia. El delito se produjo en horas de la mañana y a pocas cuadras de la seccional policial.

El templo viene soportando una seguidilla de robos. “En diciembre pasado habíamos encontrado a un ladrón robando en el auditorio del padre Silvestrini, que tiene 86 años”, contó el sacerdote a cargo de la basílica. Pero el último episodio ocurrió días atrás, en horarios matutinos, cuando asaltantes ingresaron, le prendieron fuego a una Biblia -ubicada sobre un atril, a pocos metros del altar- y a una caja que contenía objetos donados. “Esto fue una acción distractiva: cuando nos acercamos la secretaria y yo a ver qué se estaba quemando, aprovecharon para ingresar a la oficina de ella (la secretaria) y robar su bolso con algunos objetos personales, un poco de plata y algunos documentos que más tarde fueron recuperados”, comentó.

Pero lo que más se lamentó fue el robo de un mantel de hilo bordado, que estaba sobre el altar. “Y algunos cuadros de los padres de Santa Teresita, que fueron beatificados, a quienes la gente daba sus oraciones a diario, dijo Sarsotti. “Éstos eran símbolos muy representativos para la comunidad de la parroquia, que ya no se conseguirán más”, se lamentó. “Aquí no hay objetos de valor material, pero sí hay cosas que tienen un profundo valor artístico y espiritual para toda la feligresía”.

La indefensión, una pesadilla

“Cada día nos sentimos un poco más cercados por la sensación de inseguridad. Estamos viviendo una desprotección que asusta. La gente se encierra en sus casas, pone rejas y candados. Pero esto es una iglesia, y siempre tiene que estar abierta para la gente. Tengamos en cuenta que por la mañana pasan por aquí unas 300 personas”, refirió Sarsotti.

Al ser la iglesia la casa del pueblo cristiano, “si viene una persona y nos pide usar el sanitario, tenemos que dejarla pasar. Este lugar es como una especie de santuario: los creyentes dan sus oraciones a Jesús o a las imágenes de sus devociones. La gente permanece mucho tiempo aquí. Y sin embargo, nos roban”, expresó el sacerdote.

Pedido de seguridad

El día del robo, la policía actuó con celeridad. “Vino el propio jefe del URI, nos atendió con interés. Pero todo quedó en la nada, no tuvimos más novedades. Esto está pasando demasiado seguido, y estamos muy asustados. Ojalá tengamos algún tipo de custodia, porque sentimos una profunda indefensión. Porque éste es un servicio para la población que merece ser cuidado”.

Como dato añadido, las luces que alumbran la entrada de la basílica están quemadas desde hace tiempo. “Venimos gestionando la reparación de estos reflectores, que dan luz al atrio. Cuando se apaga la farola de la calle, a la noche, la entrada de la iglesia se vuelve una boca de lobo. Es un verdadero peligro. Encima, los jóvenes usan de excusado las rejas”, completó el lamentable panorama.

2_aa.jpg

La comunidad cristiana de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen está preocupada por la seguidilla de robos que se están produciendo en el lugar.

Foto: Amancio Alem

1_aa.jpg

La Biblia fue quemada para generar una “distracción”, que permitiera a los asaltantes cometer el robo.

Foto: Amancio Alem