Para conocernos
La desaparición de los Selk’nam
Una antropóloga norteamericana montó en Buenos Aires una muestra destinada a reivindicar a uno de los pueblos originarios del actual territorio argentino, desaparecido casi por completo.
Elena Arsuaga
Agencia EFE
Bajo el título “El fin de un mundo: Los Selk’nam de Tierra del Fuego”, una exposición de la antropóloga estadounidense Anne Chapman reivindica a los pueblos originarios argentinos y evoca la sociedad de los Selk’nam, un grupo aborigen de la Patagonia a punto de desaparecer.
A través de las exclusivas imágenes tomadas por el sacerdote y antropólogo Martín Gusinde, uno de los pocos testimonios gráficos que existe sobre la tribu, Chapman hace un recorrido histórico basado en su experiencia personal con los últimos descendientes de esa tribu de Tierra del Fuego, la zona más austral del planeta.
La muestra, que está abierta en Buenos Aires, incluye fotos de multitud de rostros de miembros de la tribu así como testimonios del rito de iniciación “hain” y de las diferentes actividades que los Selk’nam llevaban a cabo en su día a día.
En declaraciones a EFE, Chapman lamentó la escasa conciencia aborigen que existe en Argentina y explicó que su objetivo es dar a conocer “la importancia y lo extraordinario de la manera de vivir“ de la cultura Selk’nam, que ella tuvo la oportunidad de compartir.
A su juicio, en Argentina se hace mucho hincapié en los orígenes inmigrantes, pero apenas nada en la historia indígena.
El punto de partida de la exposición es la llegada del hombre blanco a Tierra de Fuego, en el siglo XVI, y sus consecuencias para los Selk’nam hasta su desaparición progresiva, primero con matanzas indiscriminadas de los soldados que buscaban oro en la zona y después con el proceso de “eliminación” que emprendieron los estancieros.
Chapman rescata viejas historias del grupo, como el llamativo caso del ballenero belga “Maître”, que llevó a un grupo de Selk’nam a París para exhibirlos en una jaula
mostrándolos como caníbales salvajes durante la celebración del centenario de la Revolución Francesa, en 1889.
La antropóloga destaca también cómo las misiones salesianas, sin proponérselo, contribuyeron al exterminio, ya que muchos miembros de la tribu murieron debido a enfermedades contagiosas.
Hace un par de décadas eran menos de diez los descendientes de la civilización que todavía vivían en Argentina, pero, tras la muerte de una de las últimas supervivientes, Virginia Choinquitel, que falleció en 1999 a los 56 años, el número se reduce hasta la práctica desaparición.
La muestra presta una especial atención a la ceremonia de iniciación a la tribu, el “hain”, que Gusinde pudo presenciar en 1923 y que supone un auténtico vestigio histórico porque la práctica se dejó de realizar a principios de los años cuarenta.
Una de las protagonistas de la exposición es Lola Kiepja, última chamán de la tribu, con la que Chapman tuvo la oportunidad de convivir durante varios meses; precisamente el año de la muerte de Kiepja, 1966, pone fin al período histórico que se recoge, por entender que con ella murieron los últimos restos de la cultura Selk’nam.