Lengua viva

La importancia del lenguaje simbólico (II)

Evangelina Simón de Poggia

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Estábamos hablando de la importancia que tiene esa propiedad del lenguaje, la de ser “simbólico”, para el aprendizaje, la importancia de llevar a cabo, correctamente y con eficacia, los procesos cognitivos que secuencia la representación de la realidad-objeto en nuestro pensamiento para su exteriorización. Decía el gran semantista Ullmann (1965), que la “cosa o referente” del que hablamos no tiene una relación directa con las palabras que lo representan, que esa relación sólo puede darse a través del pensamiento, que las palabras simbolizan un concepto o referente, que ponen de manifiesto los rasgos de ese objeto de nuestro interés, los que lo diferenciarán de otros y de otras miradas sobre el mismo. A tal punto es importante este tema que el objeto deseado puede permanecer inalterable, pero si nuestro posicionamiento para visualizarlo cambia también lo hará su denominación, es decir, la palabra que represente ese cambio de rasgos en nuestro pensamiento.

Volvemos , entonces, a nuestro punto de partida: gracias al carácter simbólico de la lengua podemos representar los rasgos más importantes del tema-objeto de estudio en nuestra mente y exteriorizarlo a través de la palabra que materializa ese nuevo conocimiento.

Si los procesos expuestos, no se realizan correctamente podemos estar frente a un conocimiento incompleto del referente o tema, lo que implica que no se terminó de aprender o a un desconocimiento si las representaciones mentales no lograron captar los aspectos fundamentales del mismo. La posibilidad deseada por todo docente es que el alumno logre dichas representaciones de tal suerte que pueda referirse al tema, usando sus competencias comunicativas, no importando su pertenencia al presente-pasado o futuro imaginario.

Los educandos deberán entender la importancia de aprender a operar con la relación: referente-palabra-mente a través de procesos cognitivos abstractivos para sus logros académicos y explicarse, también, sus fracasos.

Tal vez, tengamos que empezar a rechazar en los alumnos las memorizaciones inútiles, pues les empaña la posibilidad de pensar y razonar; abandonar el camino con predominio conductista, adoptando una mixtura que nos permita la integración a una perspectiva cognitivista.