TESTIGOS

Empresario complicado por doble asesinato

Télam

Eugenio Vilela, ex directivo de una empresa de colectivos de San Miguel, provincia de Buenos Aires, fue señalado por dos de sus ex socios, como la persona que en 2006 irrumpió en una reunión de directorio, los hirió a tiros, y asesinó al tesorero y contador de la firma.

Fuentes judiciales informaron a Télam que se trata del entonces presidente de la empresa “La Primera de Grand Bourg SA”, Luis Ruggieri, y del vicepresidente, Jorge Gerón.

Estos dos testigos resultaron heridos junto al entonces protesorero José Laborde, y Juan Rodríguez, hijo de uno de los socios, y vieron cómo Vilela mataba al contador Luis Isaac Arias López y al tesorero, Pablo Galazzo.

El hecho que se ventila en el juicio ocurrió el 3 de mayo de 2006, cuando Vilela ingresó al edificio administrativo de la empresa, situado en Muñoz 2257, en San Miguel.

El ahora acusado, había sido socio de la empresa de colectivos hasta fines del 2005, cuando se desvinculó de la misma, irrumpió en una reunión de directorio en el primer piso, y disparó con una pistola nueve milímetros contra sus ex socios.

Tras el ataque, el agresor huyó pero pocos minutos después fue detenido en la plaza de San Miguel, por efectivos de la Comisaría Primera de esa localidad.

Durante la primera jornada del juicio que se le sigue a Vilela ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de San Martín, estas cuatro personas declararon junto a otros testigos, en su mayoría empleados de la firma.

Según las fuentes, Gerón y Ruggieri aseguraron ante los jueces Adriana Mónica Di Benedetto, Julio César Giorgio y Marta Rodríguez, que vieron cómo Vilela empezó a los tiros. “¡Pará, no tirés más!”, recordó Gerón, que le dijo al acusado.

Por su parte, Laborde y Rodríguez dijeron que no vieron cuando Vilela les disparó, porque estaban de espalda, aunque aseguraron que fue el acusado, porque era la única persona armada en la reunión.

Además, Laborde declaró que Vilela le había dicho meses antes del hecho, cuando se fue de la empresa, que a los socios los iba a “hacer cagar”.

Entre los demás testigos, declaró un policía que contó que cuando llegó al lugar del hecho, poco después del ataque, se entrevistó con un empleado que le dijo que Vilela le había anticipado que se iba a entregar a la comisaría.

Este testimonio es importante porque la defensa de Vilela sostiene que el acusado no recuerda nada de lo ocurrido; una forma de intentar probar que es inimputable.

En ese sentido, la defensa solicitó la suspensión del juicio al argumentar que no había sido notificada sobre un peritaje realizado al acusado, pero el tribunal no hizo lugar al pedido.