España y el mundo hablan de él
Diálogo con Andrés Arias, “El argentino salvador”
El Litoral dialogó con el joven ingeniero santotomesino que le salvó la vida a una criatura que cumplirá dos años el próximo 25 de marzo. Fue en el barrio de Sant Andreu, en Barcelona.
Ariel Durán-Sergio Ferrer
agenciasantotome@ellitoral
Andrés Mario Arias es santotomesino, vive en Barcelona -España-, es ingeniero en Sistemas recibido en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y trabaja para la firma holandesa Econcern, empresa especializada en energías renovables. Próximo a cumplir 34 años, Andrés fue noticia en todo el mundo -afirmación que no es para nada exagerada-, debido a las repercusiones de un hecho realmente curioso, que lo tuvo como protagonista y en el cual le salvó la vida a un pequeño llamado Adriel, de familia brasileña y de 2 años de edad (que en realidad va a poder cumplir gracias a él, el próximo 25 de marzo), que se cayó de la altura equivalente a un cuarto piso de un edificio en el barrio de Sant Andreu, de la ciudad condal.
Atento a ello y para saber más detalles de lo sucedido y poder explicarle a los lectores lo que ocurrió, diario El Litoral se contactó vía telefónica con Andrés, quien no deja de sorprenderse por lo que le pasó, tanto por el hecho en sí mismo (no todos los días uno tiene la posibilidad de salvar una vida), sino por la trascendencia que tomó posteriormente, al adoptar dimensiones de hazaña, acto heroico y hasta milagro, no sólo en España y Argentina, sino en Uruguay, Brasil, México, Italia y Alemania, países en los que ganó amplia difusión y donde él ya no es un simple extranjero más, sino que pasó a ser “El argentino salvador”.
Reacción espontánea
“Fue el sábado pasado al mediodía, aproximadamente entre las 12.30 y las 13, venía de hacer un trámite bancario, crucé la calle y cuando subí a la vereda en una esquina, veo que cae un zapato -de una mujer adulta, no de una criatura como he visto que han puesto en algunos medios-, a más o menos un metro y medio o dos de donde yo estaba; entonces miré para arriba, para saber de dónde venía y observé al nene, que estaba colgado entre el balcón y una ventana, del lado de afuera”, empezó a contarnos Andrés, que en ese momento había dejado parado a un costado el cochecito con su propio bebé (Didac), que cumplió 10 meses de edad hace apenas unos días.
Después, en el marco de un relato en el que no faltan algunos matices que dan para la sorpresa o el asombro, Andrés expresó: “Cuando vi al chiquito, ahí arriba, miré hacia los costados para ver si había alguien cerca de mí, para pedir ayuda, mientras trababa el cochecito con mi hijo, para que no se mueva... y a pesar de que es una esquina en la que general pasa mucha gente, en ese momento no había nadie”. “Entonces, volví a levantar la mirada, y como vi que el nene ya se estaba cayendo... hice dos pasos hacia el costado en dirección al edificio y lo alcancé a agarrar entre los brazos, pero no lo pude sostener para que no caiga al suelo; de todas maneras, logré amortiguarle el golpe más fuerte y la criaturita quedó boca arriba, a mis pies, evidentemente con mucho susto”, amplió el oriundo de Santo Tomé.
Primeros auxilios
“El chico quedó boca arriba en el suelo; no lloraba, pero miraba, cómo preguntándome... ¿Y tú quien eres?... o ¿Qué pasó? ... pero se lo veía mal, con cara de asustado; imagínense que es una criatura de casi dos años, que ya es consciente... pero que nunca podía esperar que se pudiera caer así”, prosiguió Andrés. Luego, aclaró que, como Sant Andreu es un barrio muy poblado, enseguida lo rodeó mucha gente. “Ni bien el nene cayó, lo toqué para ver si estaba sangrando o si estaba lastimado, pero no tenía nada... porque como no lloraba, me preocupé en averiguar si tenía algo por dentro, alguna quebradura o algo así; en tanto se empezó a reunir gente y cuando busco mi celular para llamar a la policía, ya se encontraba una persona al lado mío que le estaba pasando la dirección del lugar a las autoridades policiales”, acotó.
“Ahí el nene se empezó a asustar y a ponerse nervioso, por todas las personas desconocidas que lo rodeaban; entonces una chica sacó unas llaves e intentó hacerle un poco de ruido para distraerlo... pero al minuto bajó la madre -que luego me enteré que es brasileña-, en un verdadero estado de shock”, prosiguió. Después añadió: “No sé cómo es que le pasó esto, aunque podría ser que el nene -que ahora sé que se llama Adriel-, saliera por la ventana y al querer cruzar al balcón terminara cayendo”. Para finalizar, Andrés, que se sorprendió muchísimo por la cantidad de llamadas, e-mails recibidos, como de entrevistas realizadas (ver aparte), destacó que “jamás se había imaginado que podía pasar por una situación así” y que “hasta amigos de México y Uruguay me escribían para decirme que me estaban viendo por televisión”.