Llegan cartas

Otra forma de conmemorar

Daniel Silver

Secretario Asociación Cultural Israelita Argentina I.L. Peretz

Cuando conmemoramos este nuevo aniversario del golpe de estado genocida de 1976 lo hacemos desde una perspectiva que pretende no quedarse solamente en la evocación de lo que pudo ser y no fue, del heroísmo de los militantes de aquellos días, del recuerdo emocionado hacia nuestros hermanos que hoy no están junto a nosotros. Lo hacemos también desde una concepción humanista que nos dice que fijar el recuerdo solamente en el martirologio, en nombres y lugares “sagrados”, es pervertir esa memoria que decimos querer reivindicar.

Recordemos la larga lista de chicas y muchachos que pasaron por todas nuestras instituciones y hoy no comparten con nosotros este tiempo porque el terrorismo de Estado se los llevó, convirtiéndolos en ausentes; y también a los que padecieron cárceles, torturas, exilios, cesantías, expulsiones, dolores infinitos. Hubo de todo: jóvenes y no tanto.

Como soñaban con algo distinto, se jugaron el pellejo por ese mañana. No eran santos, no eran inocentes. Eran militantes del pueblo, y más allá de que pertenecían a las más diversas corrientes ideológicas y políticas, tenían un denominador común: querían construir en este lugar la utopía, esa misma utopía redencionista que impregnó y atravesó el mandato fundacional de nuestro movimiento.

Así se constituyeron en la línea de continuidad de nuestros fundadores. Lucharon contra la opresión, la explotación, la mentira. Y nosotros, los que hoy estamos aquí, tenemos la obligación ética y política de darle continuidad y proyección a ese hermoso legado.

Eso tiene sus riesgos y sus implicancias. Significa ser intransigentes con el sufrimiento del pueblo en cualquier lugar y de cualquier manera en que se manifieste, luchar por la vigencia total, absoluta e irrestricta de los derechos humanos, no resignarnos a que las cosas sean como son sino pelear para que sean como las soñamos, aportar creativamente a construir una sociedad que merezca ser vivida en plenitud por todos y cada uno.

Ese será el mejor homenaje que la Asociación Cultural Israelita Argentina I.L. Peretz pueda hacer a nuestros hermanos queridos que hoy no están, a Misael Rosados, Carlos Fucksman y Patricia Villar —jóvenes que asistieron a nuestro Kinder y Joven Club—, a Huguito Kogan, Rubén Goldman y otros compañeros, a Teresa Israel, a Marcos Osatinsky de Tucumán, a Raimundo Gleizer del IFT, a Daniel Winer y tantos otros más que no recordamos sus nombres pero que están jugado en cada sábado de Kinder, encendiendo un fogón en cada turno de Zumerland, picando una pelota de básquet o cantando en cada canción de nuestros coros.

Si los 19 de abril reivindicamos en el Levantamiento del Ghetto de Varsovia la audacia y la rebeldía de unos muchachos que enfrentaron a la muerte desde la vida, los 24 de marzo recuperemos a nuestros entrañables compañeros y amigos que nos señalan hoy un camino a seguir. Ese camino es el de la construcción de una sociedad justa, libre, democrática en la que primen la solidaridad, la convivencia, el compartir.