Casos

Por las cadenas del hierro

Una empresa santafesina, que fracciona e industrializa hierro y acero, cuenta cómo se está desacelerando su negocio. A la par, los nichos a los que surte se paralizan o ya están detenidos.

Félix Canale

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Todas las estadísticas, oficiales o no, muestran que en la caída de la actividad industrial tiene valor determinante el retroceso en la producción de hierro y acero. En el último informe del Centro de Industriales Siderúrgicos se señala que en el primer bimestre de 2009 la reducción en la producción de acero crudo fue de 37 % y la de hierro primario, de 46,8 %, en tanto todo el sector está trabajando a 50 % de la capacidad instalada.

Cuando se habla de industrias básicas, como cuando se aborda la macroeconomía, no resulta fácil relacionarlas con la economía de todos los días, y mucho menos con su impacto en la ciudad de Santa Fe. Por eso esta nota fue realizada con una empresa fraccionadora de hierro y acero cuyo mercado, mayoritariamente, no excede el Gran Santa Fe. Además, de su desempeño pueden extraerse conclusiones sobre otros sectores.

La construcción

Sidercon es una Pyme familiar (13 empleados, más 4 familiares que trabajan en la empresa), que arrancó en 1988, dedicada a la comercialización, al fraccionamiento e industrialización de productos siderúrgicos. Su orientación inicial fue suplir a los herreros de la zona, garantizando la entrega inmediata, y por extensión a consumidores finales individuales.

Con el tiempo, fue agregando otros nichos de negocios, supliendo a la industria, particularmente la alimenticia, con piezas pesadas para maquinarias, estructuras o tanques. A eso se añadieron posteriormente materiales de hierro o acero para la construcción y, también por extensión, servicios para arquitectos o técnicos constructores.

“Al incorporar esos nichos cambiamos el tipo de productos que vendíamos. Antes, nos concentrábamos más en el producto que consumía el herrero, pero, a partir de 2003 (año en que se produjo el ingreso de una nueva generación familiar en la gestión empresaria), se incrementó el hierro para la construcción”, explica Nicolás González, actual gerente e hijo del fundador de la empresa.

Hasta noviembre de 2008, el giro total del negocio dependía en casi 50 por ciento de esos insumos para la construcción. “La crisis actual, es notorio, está impactando fuerte en ese sector. Se están terminando los edificios que estaban en marcha, pero no se inician nuevas construcciones, no hay nuevos proyectos”, dice.

Como en muchas otras empresas locales (por ejemplo, el transporte de cargas), su facturación depende del desempeño de los sectores que atiende. En el caso de la construcción, el último informe del Centro de Estudios de la Bolsa de Comercio de Santa Fe, que entre otras variables mide el consumo de cemento, indica que la contracción cementera llegaba a 27,6 % en el acumulado anual de 2008.

Los stocks

Una de las ventajas competitivas de Sidercon, dice González, es la capacidad para realizar entregas inmediatas, en cualquiera de los nichos que atiende. Esto lleva a preguntar de qué manera están manejando los stocks y la relación de éstos con la caída en la producción de acero mencionada al principio de la nota.

La respuesta: “En 2008 movimos 1.200 toneladas porque el mercado tiraba. Fuimos acumulando poco a poco, financiados con capital propio. Las usinas demoraban las entregas (había que entrar en ‘cola’ para las compras) y a nosotros, mantener un stock fuerte nos permitía una respuesta rápida para las entregas”.

La demora de la usinas dejó de existir en la segunda mitad de 2008. Bajó la demanda, y en el primer trimestre de 2009 Sidercon está sobrestockeado, lo que se traduce, a su vez, en una disminución de las compras a las usinas.

“El sobrestockeo está sucediendo entre todos los proveedores y eso profundiza el ‘parate’, porque las usinas quieren vender y nadie necesita ahora. En 2008 nuestro ritmo de pedidos a las usinas era de 2 veces a la semana, para redondear unas 100 toneladas mensuales. Hoy estamos pidiendo una vez a la semana, por un volumen de 60 toneladas por mes. Con esas 60 estamos un poco sobrestockeados, pero debemos tenerlas para mantener respuestas rápidas”, comenta González.

Indirectamente aporta otro detalle. La industria requiere piezas de calibres pesados (chapas de hasta una pulgada de espesor), para bases de máquinas o para reparar partes fijas o piezas móviles. Generalmente, esos pedidos son previos a las paradas técnicas de las fábricas. Entre noviembre de 2008 y febrero de 2009, fueron decenas las manufactureras que paralizaron la producción por ese motivo. Pero las ventas de Sidercon , en ese nicho, no se movieron. “Es sabido que el área industrial esta paralizada”, dice el gerente.

Otros datos de la entrevista

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Por las cadenas del hierro

Nicolás González. Pasar el mal momento y concentrarse en el mediano plazo.

Foto: El Litoral

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ADEMÁS

Entre 2003 y 2008, Sidercon estuvo creciendo a un ritmo de 30 por ciento interanual en volúmenes comercializados. González no quiere hablar de dinero porque sería entrar en un berenjenal. “El hierro aumentó alrededor 40 por ciento en dólares y habría que sacar la cuenta año por año.” En el sector, la palabra “hierro” nombra también al acero, que actualmente cotiza en usina en alrededor de 1.000 dólares promedio la tonelada, dependiendo de su composición.

El gerente no aventura los resultados de 2009, porque cree que es inútil tratar de prever el corto plazo. “Debemos adaptarnos a la actual circunstancia, pasar este mal momento, y concentrarnos en el probable repunte que puede venir en unos 18 meses. En nuestro caso, mantendremos los proyectos de crecimiento que la empresa tiene. La actual coyuntura nos lleva a bajar el ritmo, pero el objetivo sigue siendo el mismo”.

Entre las metas figura incrementar volúmenes y crecer por complejidad en el tratamiento de los materiales. “En la medida en que solucionemos problemas a los clientes, en que agreguemos valor a nuestros productos, seremos más competitivos y con eso crecerán nuestras opciones de comercialización”.

Otra acción, ya en camino, es abrir un depósito con área de trabajo en el Parque Industrial de Sauce Viejo, en un lote ya comprado. “Aquí estamos un poco apretados”, dice González, refiriéndose a los 1.300 metros cuadrados que ahora ocupa la firma. “Tenemos expectativas puestas en la central térmica. Eso proveerá una infraestructura que seguramente nuestra empresa podrá aprovechar”, cierra.

Mantener los proyectos de crecimiento