PERFILES

TEXTO. REVISTA NOSOTROS. FOTO: LUIS CETRARO.

Betina Amicone

Desde pequeña bailó y se formó con destacados profesores. Hoy enseña su arte a más de cien alumnas.

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La vida en movimiento

FORMACIÓN. “Desde muy chiquitita, como a todos los nenes, mis papás me mandaban a alguna actividad; yo empecé con la danza clásica. Antes en las academias había clásico y también español, pero a mi me gustaba más el clásico y opté por eso. Como mi papá trabajaba en un banco fui girando por varias ciudades del país, estuve en Mar del Plata, Córdoba, Paraná; así tuve la suerte de tener muy buenos profesores, siempre donde íbamos buscábamos seguir el mismo estilo de enseñanza porque es muy variado según el profesor y los estudios que realizó. También tuve la posibilidad de hacer muchos cursos en el Teatro Colón durante el verano que se ofrecía para la gente del interior y de participar en distintos tipos de ballet donde se invitaba a bailarines de esta institución. Con esto tuve muy buena base, mucha teoría, mucha enseñanza de la parte pedagógica, siempre estuve incentivada a perfeccionarme, hacer seminarios y cursos. Desde niña me conecté con todo el ambiente de bailarines, de profesionales que uno admiraba en su momento y después fueron mis profesores de perfeccionamiento”.

ENSEÑAR. “Me recibi en Paraná y después me vine para Santa Fe. Surgió la posibilidad con una amiga que también se había recibido, de poner una academia que es el sueño de una profesora. Alquilamos un salón y empezamos a dar clases con bastante alumnas. A partir de ahí armamos nuestros propios espectáculos en el Teatro Municipal, en el Centro Cultural, en la sala Luz y Fuerza. Yo tenía 19 años y fue muy linda la experiencia. Me fui mudando por el tema de alquileres, como además soy maestra jardinera puse una academia junto con el jardín de infantes que tenía. Y así fue hasta que llevé todas mis alumnas al Centro Cultural. Ahí me abrieron las puertas para armar los talleres de danza jazz, porque ya había una profesora de danza clásica. Allí comenzamos con jazz y ritmos para nenas de cinco añitos hasta adultos mayores. Va a hacer cuatro años que estoy y tengo alrededor de 120 alumnas.”.

DEL CLÁSICO AL JAZZ. “De chica elegí la danza clásica porque fue lo que se me ofreció, pero cuando fui viendo otras cosas, pude darme cuenta de que el clásico es la base de cualquier danza. Yo tengo alumnas que vienen conmigo desde los cinco años, ahora van a la facultad y ellas hicieron toda la vida clásico conmigo hasta que se recibieron y ahora hacen jazz. Cuando se las ve bailar uno se da cuenta cuál es la alumna que tiene la técnica del clásico por el movimiento de las manos, por la postura, por como estira el pie. Siempre sugiero que las nenas empiecen con clásico, porque eso las va a formar; después la bailarina de clásico baila cualquier cosa. Es una danza muy rutinaria pero a la larga se ven los beneficios. Después de tantos años de hacer clásico, vi la serie “Fama’ y dije: “yo quiero hacer eso’. Este baile trabaja músicas más divertidas y populares pero con la técnica de la danza clásica, me gustó esta fusión y por eso me volqué un poquito más al jazz”.

EXPRESIÓN Y SENSIBILIDAD. “De la danza me gusta la posibilidad que te da de expresarte. También sirve de terapia. Tengo alumnas que son muy tímidas y en el escenario se transforman y son otras personas. Es como que los sentimientos se canalizan de de otra manera. En cuanto a las clases, la danza sirve para que uno vaya formando hábitos, respeto por el compañero, por el profesor, disciplina. Cuando armábamos un ballet estábamos todo el fin de semana ensayando y para poder hacerlo había que dormir bien, comer bien. Por otra parte, el grupo que se armaba, el compañerismo, el respeto cuando venía un coreógrafo... son cosas que te van formando como persona. Y todo esto al margen de la parte artística que es muy rica. La danza puede combinarse con otras disciplinas, hay que actuar como en el teatro, estar en contacto con la música; todo esto va generando personas más sensibles”.

VIDA Y OBRA

TRAYECTORIA

Betina Amicone es Profesora de Danzas recibida en Paraná, en 1986. Se formó asistiendo a distintos cursos y seminarios de danza clásica, jazz y gimnasia. En 1991 abrió su propio instituto de danzas. Hoy da clases de danza jazz y ritmos en el Centro Cultural Provincial y en un gimnasio de San Carlos.

MOMENTOS ESPECIALES

“Tuve la suerte, a los 15 años, de bailar con Julio Bocca. Apenas después de que él ganó su concurso, mi profesora de Paraná lo trajo y nosotros fuimos su cuerpo de baile. Estar en el escenario con personas a las que uno veía inalcanzables es maravilloso. Así también vinieron otros muchos bailarines como Liliana Belfiore, Alejandro Totto ó Cristina Delmagro”.