Elecciones a todo o nada

Ojalá que gane el kirchnerismo

Mientras se agrava la crisis y se agota la caja, el gobierno estimula el festival de candidaturas.

Sergio Serrichio

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CMI

Néstor Kirchner ha decidido no sólo cambiar la fecha de las elecciones legislativas.

Al ex presidente también se le ocurrió alterar la naturaleza de la elección, para transformarla en una cruzada “plebiscitaria”, en función de la falsa y peligrosa idea de que la democracia y la república son tan mutables como los humores y la opinión de la sociedad argentina. Y que, si ésta no acompaña, entonces mejor que las cosas revienten y los demás se hagan cargo.

Peor aún, Kirchner parece haber arrastrado a su juego al gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, y a varios intendentes del conurbano bonaerense, la geografía política más populosa del país, donde el kirchnerismo decidió apostar su supervivencia política.

A esta altura, no es posible afirmar sin margen de error que Scioli y los intendentes serán efectivamente candidatos. El plazo para la presentación de listas vence el 9 de mayo. Queda un mes de idas y vueltas, encuestas, especulaciones, maniobras de todo tipo.

Pero el solo hecho de que semejante maniobra consuma las energías políticas del país y no sólo sea plausible, sino que tenga también antecedentes en todo el arco partidario, ilustra la degradación institucional argentina, acelerada por la praxis kirchnerista.

A fuerza de imposturas, nos hemos ido acostumbrando a que una persona elegida por el pueblo pueda en cualquier momento y por casi cualquier motivo cambiar de idea o de partido, renunciar o no, pedir licencia, presentarse al mismo cargo o uno distinto, en el mismo o en otro distrito.

¿El mandato popular? ¿La responsabilidad institucional? Son nociones maleables, arcilla en manos de la clase política. El kirchnerismo es el más eximio en estas lides, pero no el único.

En sus tiempos de gobernador de Santa Cruz, Kirchner hizo desfilar a Carlos Zannini, actual secretario Legal y Técnico de la Presidencia y único extramatrimonial sobreviviente en la “mesa chica” K -que supo integrar el ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández- por los tres poderes del Estado provincial.

Ya como presidente, en plena crisis por el conflicto docente en su provincia, Kirchner ordenó por teléfono la renuncia al gobernador Carlos Sancho (al que había puesto en reemplazo del díscolo ex kirchnerista Sergio Acevedo), e hizo lo mismo con el interventor de Yacimientos Carboníferos Santa Cruz, Daniel Peralta, y con la titular de la legislatura, Judith Forstmann, que apenas asumió en reemplazo de Sancho renunció otra vez, para darle lugar a Peralta. Meses después, dispuso la candidatura a senadora nacional por la provincia de su hermana Alicia, que renunció como ministra de Desarrollo Social, pero volvió cuando quiso: ser legisladora le aburría.

Ginés González García es hoy embajador argentino en Chile porque luego de resignar como ministro de Salud para ser candidato a legislador porteño, también declinó esta responsabilidad. El ex canciller Rafael Bielsa fue sometido a una presión similar tras ser la cara de la derrota K en las elecciones de Diputados porteños de 2005: aceptó ser embajador en Francia, recapacitó ante la crítica y asumió a la banca para la que había sido votado. En 2007, fue candidato a gobernador santafesino y este año tuvo el tino de declinar el convite K para volver a encabezar las listas K porteñas.

El caso de Sergio Massa es especial: es jefe de Gabinete del gobierno nacional, pero también intendente de Tigre, en uso de licencia, y en junio podría ser candidato a concejal del municipio.

Todo porque Néstor Kirchner no concibe la posibilidad de perder una elección y para ello necesita no sólo colgarse del nombre de Scioli, sino también evitar que los intendentes peronistas jueguen a dos puntas. Esto es, que disfruten “la Caja” K mientras apuestan algunas fichas al peronismo “disidente” de Francisco de Narváez y Felipe Solá.

Pero, como decíamos, la impostura no es patrimonio oficial. El propio Solá se fue del kirchnerismo sin renunciar a su banca de diputado. ¿Respeto a su “mandato”? No parece. Aquél vence en 2011. Solá será candidato a la banca que ya tiene. O que no le corresponde, si uno interpreta que fue elegido por sus (ahora exhaustas) convicciones K. En Capital Federal, en tanto, Gabriela Michetti dejaría de ser vicejefa de gobierno, cargo para el que fue elegida por más del 60 por ciento de los votos hace menos de dos años. Todo porque es la mejor “candidata” del macrismo en el distrito.

Mientras esta temporada de impostura, denunciada aquí hace dos semanas, consume el calendario, el kirchnerismo asiste a la profundización de la crisis como si, en vez de gobierno, fuera comentarista. Su decisión más relevante al respecto ha sido el adelantamiento electoral. No para afrontar mejor la situación, como arguyó la presidenta, sino para intentar esquivar sus costos políticos.

DIFICULTADES DE CAJA

Las señales de dificultades fiscales son obvias y sutiles a la vez. Por empezar, el adelantamiento electoral le evitó al gobierno el test fiscal del pago del aguinaldo y jubilaciones, a principios de julio y un abultado vencimiento de bonos en agosto.

En ese contexto, la anunciada operación de “canje de monedas” con China (por ahora, sólo un “Memorándum de Entendimiento”) refleja la preocupación por las reservas, ante un escenario en el que la demanda de dólares no afloja y la oferta es cada vez más remisa.

Los gestos oficiales también incluyen el anuncio del titular de la Afip, el ultrakirchnerista Ricardo Echegaray, de que seguirá pisando los reintegros a las exportaciones, paralizados hace más de seis meses, mientras también se acumulan demoras en los pagos de Obra Pública y se consume el stock de “depósitos” oficiales.

La explicación de Echegaray de que eso se debe a que la Afip está investigando maniobras con paraísos fiscales es irrisoria. Es el mismo gobierno que dispuso el más amplio blanqueo de capitales de la historia argentina.

La inverosimilitud de las estadísticas y la opacidad de las cuentas públicas dificulta las proyecciones, pero las señales apuntan con claridad al agotamiento de la “Caja” kirchnerista. Algunas provincias hasta avizoran el retorno a las “cuasimonedas”. En la propia Buenos Aires, la candidatura de Scioli bien podría ser la de un gobernador en fuga de un estado en quiebra. Los cálculos más conservadores son que la provincia cerrará 2009 con “rojo” de 7.000 millones de pesos.

Por todo eso, ojalá que gane el kirchnerismo. Ojalá, al menos, que no pierda. Ojalá, en definitiva, que en la Argentina, alguna vez, los gobiernos se hagan cargo de los platos que ellos mismos se encargaron de romper cuando la fiesta parecía interminable.

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Ricardo Echegaray y Néstor Kirchner.

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ADEMÁS

Niegan presión a gobernadores

Dos ministros de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner salieron a desmentir en forma categórica que alguien del gobierno haya pedido a los gobernadores que encabecen las listas de candidatos en las elecciones legislativas del 28 de junio.

“Que me traigan un solo gobernador”, expresó el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, mientras que el de Interior, Florencio Randazzo, manifestó que la especie periodística “es todo absolutamente mentira”, respecto de la presunta presión a los mandatarios provinciales.

“Que publiquen sólo un nombre de algún gobernador que haya sido llamado por el ex presidente (Néstor Kirchner), la presidenta o yo; es todo absolutamente mentira”, recalcó el titular de la cartera política.

Randazzo en la intervención radial destacó las críticas contradictorias realizadas por la oposición, como las formuladas por los constitucionalistas y hasta las editorializadas en los propios medios periodísticos.

“Hay un doble estándar de evaluación de los medios de comunicación para ver cuál es la posición del oficialismo y cuál la de los dirigentes de la oposición”, hizo notar el ministro político.

“Cuando se menciona que Scioli podría ir en una lista pareciera que se vuelven locos, ahora cuando Macri propone a Michetti, que debería abandonar el cargo de vicejefa porteña para ser diputada, nadie dice absolutamente nada”, señaló Randazzo.

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EN RELACIÓN

“Un fraude”

El titular de la CGT Azul y Blanca, Luis Barrionuevo, calificó anoche a las candidaturas “testimoniales” de funcionarios y legisladores por el kirchnerismo como “un fraude a la democracia y a la sociedad””. “Electoralmente, (Néstor) Kirchner está en la puerta del cementerio y se los quiere llevar a todos hacia adentro, por eso creo que ya no le alcanza con adelantar las elecciones de la manera que lo hizo, sino que además ve que tampoco puede ganar este bastión de la provincia de Buenos Aires que lo llevó como presidente y luego a Cristina (Fernández), es un gobierno que está agotado”, dijo el senador y dirigente gastronómico.