Fue diez veces campeón mundial en seis categorías distintas
De La Hoya anunció su retiro
“No puedo pelear en los niveles más altos”, fue la razón fundamental dada por el “Golden Boy”. Carlos Baldomir pelearía con Margarito.
De la redacción de El Litoral
El multicampeón Oscar de la Hoya, el boxeador más taquillero de las últimas décadas, anunció su retiro de los rings. Diez veces campeón del mundo en seis divisiones diferentes, algo inédito en la historia del pugilismo, el californiano le puso fin a una carrera que lo llevó a ganar títulos, gloria y bolsas millonarias, al punto de transformarse en el niño mimado de la televisión estadounidense.
El “Golden Boy”, como fue rebautizado por los aficionados al boxeo, aseguró en una conferencia de prensa convocada en el Nokia Plaza LA Live de Los Ángeles, que su retiro se debía a que ya no podía pelear en “los niveles más altos”. Acompañado por su esposa, la cantante portorriqueña Millie Correjter, agregó que era una decisión que venía madurando, que había pensado en realizar un combate más, pero que desistió de la idea “al comprobar que no podía competir en el nivel más alto y eso es injusto para mí y para mis fanáticos”.
“Mi carrera estuvo llena de magia, y estoy agradecido a todas las personas que lo hicieron posible, en especial a los aficionados que me apoyaron en 17 años de carrera profesional. Y también quiero reconocer a mi esposa, mis hijos y mi familia, que han sido muy pacientes conmigo. Ahora es el momento de estar con ellos”, enfatizó De La Hoya embargado por la emoción.
Marca indeleble
El estadounidense, hijo de mexicanos, de 36 años de edad y 17 de carrera, perdió dos de sus últimas tres peleas, la más reciente por paliza ante el filipino Manny Pacquiao, en diciembre pasado. Los rigores de esta ruda actividad y la pasión que puso en su nueva función de promotor, con su Golden Boy Promotion como empresa destinada a monopolizar a las figuras del futuro, fueron un obstáculo insalvable para cerrar su carrera de otra manera.
El ahora ex púgil, número puesto para ingresar al Salón de la Fama, se va del boxeo con un palmarés de 39 triunfos, 6 derrotas y ningún empate, con 30 nocauts. Se calzó los guantes por primera vez a los cuatro años (llegó a guantear a los 12 con el gran Julio César Chávez, a quien después vencería dos veces) y se hizo profesional en 1992, tras ganar la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Barcelona y cumplir la promesa que le hizo a su madre Cecilia, que falleció de cáncer poco antes de la cita española.
Fue para muchos el símbolo de una nueva época en el boxeo profesional, cuando su estampa de galán y su seductora sonrisa al estilo Bill Clinton hicieron olvidar las noticias policiales que a diario producía el otro gran fenómeno boxístico de los últimos años: su compatriota y anverso Mike Tyson.
Una trayectoria sin parangón que plasmó en hechos sus palabras a la hora del adiós: “El verdadero significado de mi carrera no fue ganar o perder, sino sentir que mis peleas significaban tanto para los aficionados como para mí. Fue un honor haber peleado para cada uno de ellos”.