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Movilizar ideas con onda

“vestiría a cualquiera que me genere ideas y me movilice, que lo vea y piense “le pondría tal prenda’ o haría tal remera para ponerle onda a su look”.

“Efímera por naturaleza, juego constante entre el ser y el parecer, la moda es sinónimo de cambio continuo. Con la irrupción de los medios de comunicación masiva, su influencia se amplió de manera notable. De fenómeno de elites mutó a industria poderosa, en un proceso mundial que del que Argentina participa cada vez más activamente”. Así lo afirma la Licenciada en Sociología, Susana Saulquin, autora del libro “Historia de la moda en Argentina”, entre otros.

Romina Wasinger y Victoria Crespo son dos jóvenes egresadas del Instituto Educativo de Diseño de Indumentaria y Textil, Paideia, dependiente de la Universidad de Concepción del Uruguay ubicado en la ciudad de Paraná. Ambas, descubrieron tener cualidades creativas, decidieron explotarlas y sumarse -derribando prejuicios- a ese “proceso mundial” del que habla Saulquin.

“Nací entre telas y máquinas de coser. A mi mamá en sus tiempos libres le encantaba confeccionar y yo estaba con ella, de chica le hacia ropa a mis muñecas, me gustaba dibujar y era mi pasión hacer manualidades”, cuenta Romina. Para ella, al terminar el colegio, elegir la carrera a seguir fue tarea sencilla, como tejer o pasar una noche entera pegando lentejuelas en una campera.

Victoria, a la hora de definir su futuro fue pragmática. “Es algo que me gusta hacer, me gusta la confección, me gusta saber cómo hacer las prendas, me veía pensando y haciendo eso. Me gusta el hecho de pensar en un molde y después ver una camisa”, cuenta.

Antes de de terminar su carrera, esa fuerza inventora es para Romina “Romulina”, su propia marca. “Estaba tan entusiasmada que ni bien pude compré remeras lisas y las intervine. Logré varios motivos y las vendí en diferente ferias”.

EN LOS INICIOS

“La moda es seguir una forma, identificarse con algo; quien lo vive sabe que es una manera de pertenecer a un grupo, a una forma de pensar y de estar, de predisponerse a sucumbir ante ciertas cuestiones que para otros son una frivolidad”, define Victoria.

Por estos días le está dando forma y contenido a su propia línea de ropa y accesorios. Sentada en la comodidad de su taller cuenta que no hace mucho, sin pensarlo demasiado, se subió a un micro y partió a Buenos Aires a comprar telas, piedras y lanas. En la aventura no está sola: María Regina Estrada, su prima y amiga, es su socia, aunque por lo nuevo del proyecto les da pudor definirse de esa manera. “No vestiría a una señora como la presidenta. No me identifico con ella; entonces no tengo nada para hacerle, no me genera nada”, dice Victoria. Entonces, “vestiría a cualquiera que sí me genere y movilice, que lo vea y piense “le pondría tal prenda’ o haría tal remera para ponerle onda a su look”.

El sueño, como fue el de Romina, es tener su local en la ciudad. “Apunto a vestir una mujer que sea sencilla pero que se atreva y anime. No me gustan demasiado los tacos y el maquillaje porque creo que se puede ser femenina y original sin demasiadas vueltas”, asegura.

Las ideas y la creatividad a veces encuentran un freno: el dinero. “Para emprender el negocio se necesitan máquinas caras y muchos materiales”, afirma. Además en Santa Fe la oferta de materia prima es escasa, poco variada. “Cuando terminaste las primeras prendas las ponés en el living de tu casa y llamás a conocidas. Es la manera de empezar, pero llegar hasta ahí no es sencillo”, afirma Victoria, aunque está decidida a concretar su sueño.

desde la EXPERIENCIA

Romulina cuenta hoy con una producción de 100 prendas por mes, las cuales “gracias a Dios no me alcanzan para cubrir la demanda”, cuenta su mentora.

Sus prendas son de acabado artesanal, para mujeres vanguardistas de 20-30 años aproximadamente. “Este invierno estoy trabajando lana tejida en sacos, raso razado, gabardina satinada en camperas de noche, modales chinzeados, tafetanes bordados y satenes en vestidos. El corte a la cintura y sensualidad se encuentran como repetición homogénea en mis prendas”, detalla Romina.

La marca se vende en Rosario, Santa Fe y Paraná, de donde es oriunda Romina. “Vendo todos los domingos COOLTURA DISEÑO en Rosario. Tengo ganas de tener un local propio aunque estoy vendiendo en locales de conocidos”.

TEXTOS. SALOMÉ CRESPO.

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CAMISAS Y COLORES

Romina no duda en afirmar que la diva de la temporada es la camisa. Recomienda usarla de día estampada a cuadrille, con pinzas o tipo leñadora, tanto cerrada como abierta con una remera básica abajo. Los tonos sugeridos son el morado, marrón o verde. “Llevarla con unos jeans y botas de montura le dan el toque chic del momento”, asegura. Para la noche el consejo sigue siendo la camisa pero en las gamas del “crudo” con jabot importante. Lo ideal es complementarla con una falda a la cintura y cinto que destaque la cintura. “En los pies son infaltable unas buenas botinitas acordonadas”. Siguen en su máximo estrellato los maxi bolsos, no hay que olvidarse de incluir chalinas y pañuelos.

Para las que se animan a traspasar épocas, Romina dice que se debe revisar el ropero de madres y abuelas, y rescatar de ahí lo último en moda, aunque parezca mentira. Para los pies “vale todo” advierte Romina y detalla: borsegos y botas con taco en negro, marrón chocolate y verde musgo. Victoria se anima a afirmar que la tendencia del otoño es el color y la multiplicidad de estilos. Hoy vanguardista, mañana retro. “Antes se sabía que lo indicado para el invierno era el negro, gris, marrón o verde. Pero ahora se pueden animar a tonos combinados en texturas de invierno”, afirma y detalla: azul eléctrico, fucsia, colorado, amarillo. Sólo es cuestión de permitirselo.

Además, la decoración con accesorios como collares y pañuelos es fundamental sobre ropa de líneas sencillas como las camisetas o remeras básicas.