EDITORIAL

Dengue: prevención más allá de la coyuntura

En pocas semanas quedó al descubierto el valor de la información y la prevención en temas de salud pública, en los que la participación de la comunidad es indispensable para evitar males mayores. La propagación del dengue transmitido por el mosquito Aedes aegypti, que hace ya varios años fue identificado en el país, puso en marcha una intensa campaña de divulgación en la que los propios vecinos pasaron a ser protagonistas.

Por estos días, en que la enfermedad se ha extendido a varias provincias del país -en algunas de las cuales ya se registran víctimas fatales- y se ha propagado hasta el territorio santafesino y esta capital, se multiplicaron las recomendaciones sobre los recaudos que se deben tomar para evitar el contagio. Es que todos los especialistas coinciden en que el control de la enfermedad se logra con medidas simples pero eficaces, como evitar la acumulación de agua en las viviendas y la protección contra las picaduras.

Sin medicamentos que lo curen, ni vacunas que lo prevengan, el método más seguro para evitar al menos su propagación sigue siendo el mencionado. Así se explica que en algunas localidades del país, cercanas incluso a las áreas más afectadas, se haya logrado mantener controlada la enfermedad.

Claro que, para que una campaña sea realmente efectiva, es indispensable que se proyecte a nivel regional: con el cambio climático, el crecimiento poblacional y su empobrecimiento y el aumento de la movilidad poblacional apuntados por expertos como los factores que más inciden en su propagación, no puede pensarse en una solución centrada en un solo punto geográfico. La experiencia reciente en países vecinos como Paraguay, Brasil y Bolivia -donde se registraron brotes severos en los últimos años-, sumada a la propagación de la enfermedad a lo largo del extenso territorio argentino, vuelve contraproducente cualquier intento por trabajar de manera aislada.

Más allá de la diferencia entre autóctono e importado, de la disquisición entre epidemia y endemia, o de otras precisiones y consideraciones que atañen al abordaje “macro” del problema, es fundamental insistir en el rol que cabe a cada uno de los vecinos, desde la trinchera de sus propios domicilios.

En tal sentido, es oportuno rescatar la actitud de buena parte de la población que ya contaba con algunos datos sobre la enfermedad, que posiblemente haya conocido la existencia del vector que la transmite y eventualmente habrá atendido recomendaciones impartidas sobre todo por ambientalistas que desde hace varios años vienen pregonando sobre métodos inocuos del control de los mosquitos.

Pero no resulta ocioso remarcar la trascendencia de la difusión y concientización a cargo de las autoridades competentes. Cualquier medida que se tome sólo va a ser efectiva si la comunidad se involucra en forma directa, aunque la información tiene que ser aportada por los organismos y estamentos específicos, para generar cambios de conducta duraderos en el tiempo, y que trasciendan la actual coyuntura.