Fernando Fischer, intendente de Armstrong

“Tenemos que defender el interior”

Describió el difícil panorama de la actividad industrial de su ciudad, estrechamente vinculada con el desarrollo de maquinaria agrícola. “A las resoluciones que toma el gobierno nacional, tienen que oponerse medidas serias, responsables, que defiendan el interior, la producción y el federalismo”, aseguró.

Juan Ignacio Novak

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Dueño de un estilo discursivo vehemente, directo y muy crítico hacia el gobierno nacional, el intendente de Armstrong, Fernando Fischer, se mantiene aferrado a las mismas ideas que guiaron desde marzo de 2008 su encendida defensa del sector agropecuario. Que representa el principal sostén del entramado productivo de su ciudad.

De hecho, su postura lo llevó a negar su adhesión al Fondo Federal Solidario, que fue instrumentado a partir de las retenciones a la soja. En este sentido, Fischer fue claro y conciso: “No puedo aceptar un dinero para hacer una pequeña obra pública en mi ciudad, que se puede postergar, sobre las ruinas de nuestras industrias”. En diálogo con El Litoral, el mandatario remarcó que, desde su óptica, “la única oportunidad que tenemos para que se ponga en marcha todo el círculo virtuoso, el mecanismo productivo del país, parte del campo”. Y reclamó políticas a largo plazo, que se contrapongan a las “medidas cortoplacistas” que lleva adelante el gobierno. “El problema argentino no es económico, es netamente político. La política nos está llevando a una pésima economía y una pésima situación social”, diagnosticó.

—Hace un par de meses se planteaba que, debido a la crisis, la situación iba a empeorar a partir de marzo y abril ¿Cómo está la situación hoy en Armstrong?

—Estamos peor que hace unos meses atrás. Y muchísimo peor, totalmente a la inversa de lo que éramos hace un año y dos meses. Antes del 11 de marzo de 2008, con la medida disparatada de retenciones móviles, ahí comenzó la caída, la pendiente de todas las actividades económicas, no solamente de la industria. Porque el campo a partir de ahí empezó a cuidarse, dejó de invertir, dejó de movilizar la industria. Empezamos con que el operario vaya disminuyendo las horas extra hasta no tener más ninguna, no tuvieron más premios por la productividad. Ahí disminuyeron más del 50 por ciento los salarios. Seguimos en descenso, a partir de marzo mucho más todavía. Y hoy estamos con una industria que está trabajando al 10 por ciento con una venta prácticamente parada. Hay establecimientos que fabricaban 60 sembradoras, si hacían 80 las vendían todas. Hoy fabrican 10 y venden 3.

—¿Cómo repercute esto en el entramado social de la ciudad, donde el principal rubro industrial trabaja a un 10 % de su capacidad?

—Repercute en general, han caído todas las actividades. Desde el profesional hasta las estaciones de servicio y el transporte. Ha caído la construcción, que es una industria muy importante. Antes había que buscar un albañil en Armstrong y era imposible. Ahora sobra la mano de obra, tanto del albañil, el carpintero, como el que trabaja en el aluminio. El comercio y la venta de electrodomésticos han bajado. Es mentira lo que dice el gobierno del plan heladeras y autos, eso no existe para nosotros, como no existen tampoco los subsidios al gasoil o al transporte. Eso es todo para Buenos Aires, para el conurbano bonaerense.

—¿Qué estrategias se pueden implementar desde el municipio para tratar de dar alguna solución e ir revirtiendo esto?

—Desde el gobierno local podemos hacer poco, aunque sí podríamos hacer mucho desde el gobierno provincial. A las disparatadas medidas que toma el gobierno nacional, tienen que oponerse medidas serias, responsables, que defiendan el interior, la producción y el federalismo. Una medida desatinada es la coparticipación de las retenciones. En diciembre comenzamos las reuniones con el gobernador (Hermes Binner) y el ministro de la Producción (Juan José Bertero), y yo mismo he firmado como intendente de Armstrong, con la mayoría de los intendentes un pedido a la presidenta de la Nación (Cristina Fernández de Kirchner) que suspenda las retenciones por 180 días, porque al 35 por ciento era disparatado. Planteamos que si seguían las retenciones a ese nivel difícilmente se iba a poner en marcha el aparato productivo. Y el gobierno nos responde con la coparticipación de las retenciones que es oportunista, injusta y tramposa. Al gobierno cuando le conviene es coparticipable, cuando le conviene no es coparticipable.

—Frente a un gobierno nacional que no garantiza reglas claras ¿Qué se puede hacer?

—En primer, lugar los que estamos, defender el interior, defender la economía, defender nuestras industrias y fundamentalmente defender el federalismo; defender lo nuestro a capa y espada. Defender primero el campo y las industrias que son agrodependientes. Ahora tenemos elecciones, y ¿cómo lo vamos a defender? Presentando nuestros mejores hombres dentro del justicialismo. Tenemos que poner en las listas a quienes hayan sabido defender al interior y al federalismo.

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“El problema argentino no es económico, es netamente político”, sostuvo Fischer, y reclamó políticas a largo plazo.

Foto: Juan Manuel Fernández

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LA CLAVE

Para tomar

conciencia

“Yo creo que las grandes ciudades como Buenos Aires todos los días tendrían que agradecer y bendecir los alimentos que el campo les envía”, sostuvo Fischer en diálogo con El Litoral. Consultado sobre si en las grandes ciudades comprenden el dilema del interior, apuntó que la lucha emprendida por el sector agropecuario “demostró que cuando un sector está oprimido, sofocado, exprimido, se levanta y protesta, sirve para algo. Si bien económicamente no sirvió para nada, socialmente sirvió, porque en las grandes ciudades no sabían que el campo tiene tanta importancia”, indicó.

La ciudad en cifras

74 empresas dedicadas al desarrollo de maquinaria agrícola y agropartes funcionan en Armstrong.

1.554 son los empleos que generan en forma directa y 1.200 en forma indirecta.

90 por ciento fue la caída de las ventas que mostró la actividad industrial de Armstrong en los últimos 5 meses, en comparación con el mismo período del año anterior, según datos de la Secretaría de Producción y Economía de esa ciudad.

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EL DATO

Cuestión de principios

Al evocar los primeros pasos del paro del campo en marzo de 2008 (al que definió, significativamente como “guerra gaucha”), Fischer recordó que en ese momento apoyar al sector fue como “salir a enfrentar a un gigante”. “En ese momento era muy difícil enfrentar a los Kirchner, la opinión pública era favorable, estaban muy fortalecidos y hacía poco que Cristina (Fernández de Kirchner) había ganado las elecciones”, recordó. Y sustentó su postura en el “gran compromiso que tengo con mi sociedad, con el campo, con la economía, con las industrias, con todo lo que tanto sacrificio nos costó”.